La Perspectiva de la Opacidad

Nuestra democracia no es perfecta, sin duda, pero es lo que hay. Es el sistema que nos brinda el mayor grado de libertad, en comparación con los supuestos sistemas innovadores que se promocionan hoy día a los votantes, que no son más que intentos solapados de implantación de sistemas autocráticos y totalitarios.”.


La democracia promueve la transparencia, mientras que las autocracias, dictaduras y sistemas totalitarios fomentan el secretismo y hermetismo. El desafío radica en que la sociedad tiende a magnificar las deficiencias de la democracia mientras idealiza las aparentes virtudes de los sistemas totalitarios. La opacidad dependerá del lente en que se le mire.

La transparencia en este contexto no implica que los gobiernos democráticos deban revelar absolutamente todas sus acciones a los ciudadanos. Ciertos procesos deben mantenerse reservados por razones de seguridad nacional, sin que esto constituya hermetismo.

Y en el escándalo mediático de una decisión de seguridad nacional, los rivales se aprovechan del control de medios para hacer exactamente lo opuesto a lo que predican en medios oficiales y estamentos trasnacionales de participación. Proclaman paz en foros internacionales mientras promueven violencia internamente; predican democracia y libertad al mundo mientras oprimen a sus ciudadanos, utilizando redes sociales para desacreditar sistemas democráticos transparentes (o algo transparentes) mientras ocultan sus propias acciones. Nada dicen de sus actuares, a menos que sea algo viral y trivial que sirva solo para entretener a un público esclavo del never scroll end, una población en tendencia constante de crecimiento. Según un artículo de El País de España publicado en 2019, el 75% los adolescentes carece de formación crítica para navegar por internet. Eso significa que esos son los jóvenes que están opinando y son bastante activos en redes sociales hoy día. No sabemos el impacto que tuvo el alimentarse tanto tiempo a través de redes sociales en su capacidad de pensamiento y reflexión crítica.

Mientras algunas naciones mantienen transparencia en la esfera pública, otras obtienen ventajas estratégicas transgrediendo principios morales y éticos, manipulando la opinión pública y desarrollándose tecnológica, militar y económicamente, superando así a las naciones que garantizan derechos apenas fundamentales.

Todos miran a China como una gran potencia pero pocos miran sus cimientos, ven su poderío económico pero solo algunos miran sus procesos. China es una dama recatada mientras que naciones occidentales dejan ver más y no dejan nada a la imaginación. Y así con otras naciones.

Mientras el mundo boicotea las intenciones imperialistas de Donald Trump en su segundo mandato, Rusia continúa ganando terreno a Ucrania y busca un acuerdo sin precedentes para el fin de la guerra, China infiltra cada vez más al gobierno taiwanés allanando el camino a una potencial invasión; y otras repúblicas aspiran fortalecerse armamentísticamente en miras a potenciales guerras y así reclamar terrenos históricos en una especie de neonacionalismo sin precedentes.

Según The Economist, en 2024 los tribunales de Taiwán procesaron 64 por espiar para China y registraron 1706 casos de intento de reclutar oficiales y soldados taiwaneses por parte de China durante el periodo comprendido entre enero de 2022 y junio de 2024. Utiliza para ello plataformas de juegos en línea y prestamistas subterráneos con el propósito de acceder a los militares y a archivos clasificados.

En otra arista de análisis, existe una solapada guerra fría comercial. Plataformas como Temu, Shein, Aliexpress y otras tiendas en línea ofrecen productos a precios tan bajos que parecen irreales. Aunque muchos denuncian la explotación laboral, la violación de derechos de los trabajadores, las pésimas condiciones de seguridad y salud en el trabajo, y la contaminación ambiental detrás de estos precios irrisorios, la elegante hipocresía que emana de nuestro interior nos permite comprar tranquilamente todos estos productos desde la discreción de nuestro hogar por uno o pocos dólares. Buscamos precios bajos sin cuestionar los procesos «disruptivos» que los hacen posibles, mientras que en nuestro contexto exigimos derechos laborales, salarios dignos, cumplimiento de estándares ambientales (¡nadie quiere un planeta contaminado!) y precios que cubran los costos reales de producción.

Ante lo anterior Amazon y otras plataformas le hacen guiños a disminuir sus requerimientos éticos para hacer frente a gigantes minoristas asiáticos. ¡Claro! Todo puede cambiar con las últimas medidas de Trump ¡Y las que faltan! La diplomacia de los aranceles está en su mayor nivel.

En contraste con nuestras legislaciones que son garantistas de derechos en los ámbitos laboral, de seguridad y salud en el trabajo y en protección ambiental, agregando capas y capas de costos justos a los precios de venta de productos locales, en otras geografías dichas capas no existen, resultando en precios que serían imposibles en nuestros contextos.

La carrera por el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) refleja un desequilibrio regulatorio global. Mientras las potencias occidentales y algunas naciones democráticas implementan restricciones necesarias pero limitantes, otras naciones avanzan sin obstáculos, desarrollando tecnologías que podrían alterar significativamente el equilibrio de poder mundial.

Estados Unidos dio vía libre a su proyecto Stargate con inversiones programadas de 500 mil millones de dólares para los próximos cuatro años. Todo para impulsar la maratónica carrera de la IA. Google abandona su postura ética de no emplear IA con fines armamentistas. Mientras tanto en el otro lado del hemisferio, Ursula Von der Leyen anuncia una inversión que la Unión Europea movilizará 200.000 millones de euros para la IA con la aportación de dinero público que se sumará a los 150.000 millones comprometidos por un grupo de empresas europeas.

De inmediato toda clase de críticas. Pero en otros países se están gestando proyectos avanzados y ultrasecretos de IA que de completarse alterarán completamente la balanza global de poder.

Entonces, ¿De qué sirven las regulaciones si al final los usuarios preferimos lo más económico y versátil? Inevitablemente optaremos por lo más barato y beneficioso, ignorando que para competir en igualdad de condiciones, nuestras regiones tendrían que vulnerar innumerables normas constitucionales. ¿Qué sentido tiene consumir las noticias pesimistas e irónicas de las democracias mientras nos dejamos seducir por la propaganda de las autocracias? De manera paradójica, llegamos a admirar la dureza y el temple de los líderes autocráticos incluso por encima de nuestros propios mandatarios democráticos.

La democracia tiene defectos evidentes. Es lo que tenemos. El Cuarteto de Nos expresó su opinión ingeniosamente en su canción «No quiero ser normal» de 2004:

Porque tienen la teoría
Que siempre la mayoría
De la gente tiene razón
Si en una isla abandonado
Quedo con tres retardados
Y entre ellos un líder votan
Yo no voy a dar pelota
Y no, democracia no
Mi voto es mejor
Y si es por mi dominaría una minoría…”.

No es perfecta, sin duda, pero es lo que hay. Es el sistema que nos brinda el mayor grado de libertad, en comparación con los supuestos sistemas innovadores que se promocionan hoy día a los votantes, que no son más que intentos solapados de implantación de sistemas autocráticos y totalitarios. Es fundamental desarrollar una comprensión directa del mundo, más allá de las narrativas mediadas por redes sociales o terceros. La libertad es un bien intangible e inconmensurable que solo lo añoramos cuando lo vamos perdiendo, cuando nos lo están cercando, nos lo están tronchando.

Erlin David Carpio Vega

Ingeniero Ambiental y Sanitario, Especialista Tecnológico en Procesos Pedagógicos de la Formación Profesional y Magíster en Ciencias Ambientales. Más de 15 años de trayectoria en el sector público y privado. Docente, Instructor e Investigador. Autor de varios artículos científicos, capítulos de libro y libros de investigación. En la actualidad es Instructor del Área de Gestión Ambiental Sectorial y Urbana del SENA. También es columnista en El Pilón.

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