Un país para el cambio o un cambio para el país

Colombia una nación, un país de regiones, multicultural y multiétnico, con un gran desarrollo y potencial agrícola, turístico, industrial y una tradición democrática y de respeto a sus instituciones, donde el trabajo mancomunado de todos los actores sociales ha convergido en el mantenimiento de un orden institucional y el fortalecimiento de su tejido social, reclama hoy más que nunca o urge de una más que materialización de la premisa de un cambio para el país o de un país para el cambio.

Hoy somos la convergencia de buenas o no tan buenas decisiones de gobiernos actuales o pasados en múltiples escenarios donde si se me permite debe virar dicho cambio o prepararnos para él, en momentos aciagos y convulsos, donde prima la retórica sobre el resultado y la gestión, donde vale más una vista o un like que el impacto de una decisión, donde no se piensa pero si se aplaude, independientemente de la orilla desde la cual se emita el espectáculo.

Seguridad: El país reclama y se hace urgente una política integral de seguridad basada en el fortalecimiento de las fuerzas legítimas del Estado, con inversión, formación, tecnología y estrategia ofensiva contra la criminalidad rural y urbana, no es el momento de ambigüedades es el tiempo del copamiento militar de los territorios y la inversión social en educación, salud y empleo que le reste margen de acción y base social a la criminalidad.

Educación: Se hace necesaria y urgente una verdadera revolución educativa en todos sus órdenes, más allá de la inversión en infraestructura educativa, que es siempre necesaria, urge mejorar en todos los niveles de formación desde la básica primaria hasta la posgradual, con calidad, pertinencia, cobertura e inversión; dignificar la profesión del maestro con bienestar integral y no menos importante la incorporación de las nuevas tecnologías en el aula, un currículo integrado, flexible y pertinente.

Agro: El desarrollo agrícola es la base fundamental para la seguridad alimentaria y la productividad agraria, la inversion en tecnologia para el agro, el acceso a créditos condonables y el respeto y cuidado de la vocación agrícola o agroindustrial de cada territorio es vital para el fortalecimiento del tejido socioeconómico de la ruralidad, al igual que la promoción de la asociatividad, el fortalecimiento y respeto de las agremiaciones y la inversión integral para el acceso, el mantenimiento y el fortalecimiento de nuestros renglones productivos y la agroindustria tecnificada.

Infraestructura: Urge no solamente recuperarnos del gran rezago en infraestructura vial de nuestro país, asegurar la conectividad digital y física es vital para el desarrollo de los territorios, la apuesta integral por el desarrollo multimodal, un mayor control e inversión tecnológica a nuestros puertos y centros de distribución para el transporte terrestre, fluvial, férreo y aéreo, así como el desarrollo de la infraestructura terciaria y la conectividad en todos los rincones de la geografía nacional.

Salud: Se hace necesario garantizar la cobertura con calidad, inversión en infraestructura para la red hospitalaria, la promoción y formación de médicos y especialistas en los territorios y la apuesta por un modelo de salud integral basada en la interacción y el trabajo mancomunado de la red pública y privada de asistencia y prevención de la salud; fortalecer la red prestadora de servicios y la actualización tecnológica de la misma.

Empleo: La política de empleo se basa en el cuidado del tejido empresarial, el fortalecimiento de la pequeña y mediana industria, la disminución progresiva de la tasa impositiva para el empresariado y el ciudadano de a pie, ampliando la base de recaudo pero disminuyendo la tasa, fortaleciendo la economía comunitaria, donde tenderos y pequeños comerciantes puedan acceder a un esquema de tributación diferencial, modelos de bancarización digital y flexibles a bajo costo y flexibilización de los requisitos gubernamentales para la comercialización de bienes y servicios; la generación de empleo basada en el conocimiento y la promoción de los emprendimientos de base tecnológica.

Justicia: Se requiere una política basada en el fortalecimiento de la justicia, la independencia de poderes será vital para garantizar la aplicación integral de la ley, el fortalecimiento del régimen carcelario con inversión en infraestructura de calidad y el mejoramiento de las condiciones de reclusión, una política de prevención del delito y la dignificación de la justicia con bienestar integral para nuestros jueces, fiscales, auxiliares y demás, la modernización de la justicia pasa por la modernización tecnológica en todos sus órdenes.

Gobernabilidad y política: Impajaritablemente la nación requiere de nuevos y mejores liderazgos que promuevan el respeto por las instituciones, la racionalidad, el humanismo y la dignificación de la acción política y del servicio público que fortalezcan el quehacer del ejercicio político; un gobierno para todos, incluyente, diverso y disruptivo, fuerte en el acompañamiento al ciudadano y moderno para su quehacer operativo, urge la necesidad de promover el respeto por la diferencia y el consenso como eslabón vital del desarrollo, fortalecer los partidos, promover las asociaciones y la defensa de la vida como principio rector de la acción política, el respeto por la separación de poderes y la lucha frontal y decidida contra la corrupción en todos sus órdenes.

Finalmente, urge entonces la construcción mancomunada, más que de un imaginario, de la posibilidad de permitirnos pensar y apostar por un mejor país, un país para el cambio o de un cambio para el país. Ya los decía el filósofo francés G. Deleuze, hay que fluir con el cambio y conectar con el otro y por esto: “El devenir es el proceso de transformación constante” G. Deleuze.

Javier Dario Fernandez Ledesma

Ingeniero. Profesor Universitario. Ex-Director Ejecutivo Ruta N. Ex-Gerente en EPM. Aspirante Rectoría UdeA 2024-2027

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