“A los ojos de sus habitantes, puede que no caiga una gota de nieve, se sienta el mismo fogaje e incluso se pague hoy en día más la electricidad por culpa del uso continuo de los abanicos. Sin embargo la nieve cae sobre ellos y los congela. ”
Cuando Gabriel García Márquez, en el pueblo de su infancia Aracataca, contemplaba a este Caribe colombiano, del que se desprendían aguas diáfanas y al que vendría después el hielo en Macondo, quizás se dio cuenta y nos advirtió sobre un peligro inminente que enfrenta hoy en día nuestra tierra: la nieve en el Caribe colombiano.
A los ojos de sus habitantes, puede que no caiga una gota de nieve, se sienta el mismo fogaje e incluso se pague hoy en día más la electricidad por culpa del uso continuo de los abanicos. Sin embargo la nieve cae sobre ellos y los congela.
Recordemos en cien años de soledad, cuando los Buendía conocen el hielo se da la aparición de un nuevo mundo en Macondo, donde llegan los avances y peligros del mismo. Mi amigo Germin Wilches Sociólogo de Universidad del Atlántico me lo expuso así mientras estábamos sentados en la banca de un parque hace ya varias años. Me reí en ese entonces y le dije que las cosas eran lo que eran y no había que sacarle un sentido mayor a dicho párrafo. Sin embargo, estaba equivocado.
Pasaron los años y he observado que parecería que los habitantes de este caribe tienen un complejo que los hace sentirse menos y que se observa en una necesidad de comparación con las demás regiones del país. Lejos están esos días antes de la llegada del hielo a esta tierra que inundó de frío sus calles y habitantes donde las fiestas tradicionales y sabedores ancestrales eran tratados como tal. Todo lo anterior no es algo nuevo, bien lo decía David Sánchez Juliao, al exponer que era tratado diferente cuando se enteraban que era cordobés, irónicamente por la misma gente de su tierra.
Todo esto comenzó a tener sentido en mi cabeza, cuando comprendí que no es que el avance de un nuevo mundo con la llegada del Tik Tok, Chat GPT y otras aplicaciones (se convierte automáticamente en algo malo, aunque el tema de nuestros datos personales si es algo bastante cuestionable). Si no que la nieve que mantiene congelados a los pueblos de este Caribe y no les permite avanzar se genera por una crisis de identidad. Reflejada en el carácter emocional con el que enfrentan las elecciones políticas, ya que quienes son elegidos se mantienen en el mismo personaje, el cual no es doliente en sus sangres y despotrica con hipocresía al sonreír en campaña a un pueblo que no quieren y al que sienten que no deben nada. He ahí el porque se da la búsqueda en lo externo y no en un modelo propio, porque muy en el fondo se avergüenzan de este Caribe.
Por ello se perpetua dicho frío y sus gentes se mantienen con los mismos centros de salud que no avanzan a hospitales por conveniencia política, calles que son hechas para durar un par de años y luego desmoronarse. Todo esto, dentro del contexto de la globalización, se vuelve un peligro para sus habitantes, cultura y tradiciones artísticas. Sin llegar muy lejos, ejemplo es el Festival Nacional de Gaitas de Ovejas Sucre, el cual perdió su reconocimiento como autóctono debido a la presencia de artistas de otros géneros, suceso que llevo a dicha entidad a replantearse.
Y la nieve, entonces, cae en el caribe colombiano, convirtiendo aquella visión de Gabriel García Márquez en una verdad que debe ser meditada por nosotros, sus habitantes.
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