La crisis del Catatumbo. Un retrato de la descomposición nacional

La situación en el Catatumbo, Norte de Santander, no solo evidencia el colapso del orden público, sino que expone las graves falencias de un gobierno que parece carecer de dirección y prioridades claras. La declaración del Estado de Conmoción Interior en esta región, en medio de una escalada de violencia que ha dejado cerca de 100 muertos y más de 40.000 desplazados, debería haber marcado un punto de inflexión en la gestión de la crisis. Sin embargo, las decisiones y omisiones del presidente Gustavo Petro han generado críticas tanto nacionales como internacionales.

UN PRESIDENTE AUSENTE

En un momento crítico, cuando el país esperaba liderazgo y acciones contundentes, el presidente Petro decidió viajar a Haití para una conmemoración histórica. Esta decisión ha sido calificada como una falta de sensibilidad y desconexión con las prioridades nacionales. Para agravar la situación, el vacío de poder se hizo aún más evidente con la gestión del ministro de Defensa, descrito por muchos como una figura débil e incapaz de transmitir confianza en medio de la crisis.

LA REALIDAD DEL CATATUMBO

El Catatumbo es una región estratégica y, al mismo tiempo, un polvorín. Con más de 27.000 hectáreas de cultivos de coca, es uno de los principales epicentros de producción y tráfico de cocaína en Colombia. Limita con Venezuela, lo que lo convierte en un corredor clave para el narcotráfico. La presencia histórica del ELN y de las disidencias de las FARC ha generado un escenario de disputa territorial que ha escalado en violencia. El reciente enfrentamiento entre estas facciones por el control del territorio ha dejado un saldo devastador de muertos y desplazados.

EL PAPEL DEL ELN Y LA PAZ TOTAL

El ELN, una guerrilla que ha evolucionado hacia un grupo narcoterrorista binacional, se ha beneficiado de la protección del régimen venezolano. A pesar de los esfuerzos del gobierno Petro por avanzar en negociaciones de paz, la estrategia simultánea del ELN de negociar, incumplir y ejercer violencia ha resultado en la suspensión de los diálogos. Este grupo ha demostrado que no tiene voluntad de paz, lo que ha llevado al gobierno a reactivar las órdenes de captura contra su delegación.

CRÍTICAS INTERNACIONALES

La gravedad de la situación ha llevado a organismos internacionales, como la ONU, a emitir fuertes llamados de atención al gobierno colombiano, instándolo a actuar de manera inmediata y contundente para evitar una catástrofe humanitaria aún mayor. Este giro de los acontecimientos pone en entredicho las políticas de «Paz Total» promovidas por el presidente Petro, las cuales han sido criticadas por su falta de estrategia y su incapacidad para enfrentar las realidades del conflicto armado en Colombia.

LA CONEXIÓN CON VENEZUELA Y EL NARCOTRÁFICO

La cooperación del régimen venezolano, que alberga a los cabecillas del ELN, ha sido puesta en duda. Mientras el presidente Petro dialoga con el dictador Nicolás Maduro buscando colaboración en la frontera, surgen cuestionamientos sobre la sinceridad de estas intenciones. La relación binacional está marcada por la desconfianza y por los intereses cruzados del narcotráfico.

UN CONTEXTO INTERNACIONAL ADVERSO

En el ámbito internacional, las declaraciones recientes del presidente Petro, incluidas amenazas hacia Estados Unidos, han generado perplejidad. En su intento por criticar las políticas migratorias de ese país, el mandatario hizo afirmaciones que han sido calificadas como desafortunadas y desconectadas de la realidad. Esto no solo mina la credibilidad de Colombia en el exterior, sino que también dificulta la obtención de apoyo para enfrentar el narcotráfico, un problema que afecta directamente a ambos países.

UNA CRISIS ANUNCIADA

La tragedia del Catatumbo es el reflejo de políticas públicas débiles, decisiones equivocadas y un liderazgo cuestionado. Las comunidades de esta región, atrapadas entre el narcotráfico, el abandono estatal y la violencia, sufren las consecuencias de un conflicto que parece no tener fin. La Paz Total, que alguna vez fue una promesa esperanzadora, hoy se percibe como una quimera inalcanzable.

El gobierno de Gustavo Petro enfrenta uno de los momentos más críticos de su gestión. La pregunta es si será capaz de rectificar el rumbo y priorizar las necesidades del país, o si continuará siendo arrastrado por los vientos de la improvisación y la falta de liderazgo. El tiempo apremia, y las comunidades del Catatumbo no pueden esperar más.

Luis Carlos Gaviria Echavarría

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