Logoi – Epifanía

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra.
 
Mauricio Montoya y Fernando Montoya

 

Las festividades religiosas son conmemoraciones que se fijan en calendarios y se ritualizan, con el fin de tejer lazos entre una religión y sus creyentes. El filósofo e historiador Mircea Eliade pensaba que el rito era una manifestación de un mito; en otras palabras, la epifanía de una creencia expuesta por una doctrina.

Cada 6 de enero, el cristianismo recuerda un hecho de la vida de Jesús, sin importar que este sea diferente. Los católicos, por ejemplo, celebran la llegada de los reyes magos o sabios de oriente, fiesta conocida como la Epifanía; los ortodoxos griegos rememoran el bautismo de Jesús, y el resto de las iglesias ortodoxas, incluida la rusa, celebran la antesala de la Navidad que en su calendario (calendario Juliano) es el 7 de enero.

Estos festejos son vistos como epifanías, palabra que proviene del griego επιφάνεια y significa manifestación, revelación o aparición. En los casos puntuales que mencionábamos, la divinidad misma, encarnada en Jesús, se presenta ante el mundo para ser reconocida como único Dios, rey y hombre, títulos que están simbolizados en el incienso, el oro y la mirra, regalos que, según la tradición, llevaron, al recién nacido, los Reyes Magos.

Pero el evento epifánico para los reyes no concluye con sus presentes, pues tanto el dato de sus nombres (Melkon, Baltasar y Gaspar consignados en el Evangelio Armenio -apócrifo- de la infancia de Jesús), como el de su procedencia (el Evangelio de Mateo sugiere que venían de oriente; el apócrifo Armenio dice que eran hermanos y que Melkon gobernaba sobre los persas, Baltasar sobre los indios y Gaspar sobre los árabes; y las investigaciones históricas creen que los tres eran astrónomos y oriundos de Persia) y el hecho de haber sido guiados por una estrella, convierten el acontecimiento en una epifanía.

En otros credos religiosos, las epifanías también suelen hacerse patentes. Muestra de ello son: la entrega de las tablas de la ley a Moisés en el monte Sinaí, la revelación del Corán a Mahoma, la iluminación de Siddartha Gautama, las esperanzas mesiánicas, las visiones, los anuncios apocalípticos, entre otras.

Ya en el ámbito de la ciencia, la epifanía ha sido motivo de controversia, pues, algunos han cuestionado en relación con el saber científico, asuntos como la casualidad, el azar, la inspiración, la capacidad de asombro, la iluminación o la estésica (facultad de sentir); al parecer, no terminan de digerir historias como la de Arquímedes y su bañera (muy bien relatada por Isaac Asimov en su libro “Momentos estelares de la ciencia”) en la que el siracusano descubrió el principio que lleva su nombre y, emocionado, corrió por la ciudad gritando ¡Eureka!, que significa: ¡lo descubrí! Un hallazgo en el que se mezclan conocimiento y observación, esta última muy necesaria para reconocer una epifanía.

Otro concepto que bien podría estar vinculado con la epifanía es el de serendipia, el cual, como sostiene la estudiosa francesa Sylvie Catellin, alude a una simbiosis entre la casualidad y la astucia: la causalidad pura no es pura causalidad, pues es preciso darle un sentido, una dirección, un relato que vaya desde el accidente hacia un descubrimiento revelador. En este contexto, leer con astucia una casualidad es la herramienta para entender esta (la casualidad) como una epifanía.

En el campo de la literatura, la epifanía puede asociarse con la inspiración, como sucede con la idea del rol que cumplen las musas en la obra de un artista, pero también con la revelación, que es la chispa que despierta cualquier proceso creativo. No obstante, fue el escritor James Joyce, quien puso en boca de uno de sus personajes de ficción, Stephen Daedalus, un joven aspirante a ser artista, la definición literaria y profana de epifanía: “…una manifestación espiritual repentina, ya sea en la vulgaridad del habla o del gesto o en una fase memorable de la mente misma”.

Pero existen, paralelamente, epifanías engañosas, estas podrían denominarse como espejismos que buscan controlar, desviar o destruir las acciones o intereses de un personaje. Las tentaciones del Diablo a Jesús en el desierto; la aparición de predicadores, políticos o propagandistas con poder de convencimiento (Hitler, Mussolini, Goebbels, entre otros); el discurso de sectas milenaristas o la economía digital de las criptomonedas son algunos ejemplos.

En conclusión, queda claro que epifanía es una de esas palabras que aparece en distintos escenarios, unas veces como divina y otras como humana.

Logoi

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra. Por: Mauricio Montoya y Fernando Montoya

1 Comment

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  • Excelentes artículos, en donde se siente la fuerza de la investigación. La etimología es la Epifanía del universo literario.