Colombia en peligro

ALDUMAR FORERO ORJUELA

“Con la actitud del presidente de estar a la defensiva siempre, donde todo para él es un ataque; la democracia, la institucionalidad y la constitucionalidad de Colombia están en peligro. Espero que el próximo año, no sea para Colombia, el año del fin de la democracia que tanto nos ha costado construir, mantener y mejorar.”


Estamos a menos de una semana de que el 2024 termine su ciclo. Un año, bueno para muchos, regular y malo para otros, pero un año que deja muchas enseñanzas para el 2025, de las buenas y malas experiencias se construye la vida y el porvenir.

Así como cada individuo tiene su vida y sus preocupaciones, Colombia toda también los tiene y como nación el 2024 fue convulso, lleno de retos, miedos, temores, lágrimas, pero aún así, un pueblo lleno de optimismo y esperanza.

Sin embargo, y no quiero ser “ave de mal agüero”, el país no atraviesa un camino sereno y esperanzador, el 2024 fue tremendamente horrible para el país. Los grupos criminales tienen tomada a la nación porque el gobierno nacional les ofrece garantías. El 2025, creo por lo que se vivió y por lo que anuncian, será un año muy inquietante para el desarrollo democrático.

El presidente no actúa como un gobernante responsable que quiera lo mejor para su nación. Hace todo lo contrario. No hay seguridad, no hay tranquilidad, la educación como la salud están agonizando lentamente, los ciudadanos no sienten confianza en él y en su gobierno y todo es especulación, odio, improperios y amenazas. En verdad Colombia termina un 2024 muy mal y lo que se espera para el 2025 puede que sea peor.

El país vive convulsionado todo el tiempo. A pesar que los individuos viven su día a día, no hay manera de no estar al tanto de lo que diga, no diga, hace o deja de hacer el presidente y su gobierno. Casos de corrupción gravísimos, Fuerzas Militares atadas, criminalidad desbordada, panorama económico incierto, relaciones internacionales nulas, burocracia creciente y, sobre todo, la continuidad de los ataques a las instituciones y al orden constitucional y democrático. Un panorama sombrío.

Hace unos días, en el país, hay una situación tensa y para nada saludable en la organización institucional de una nación. El presidente atacó a todos sus críticos llamándolos “nazis” lo cual, primero es un insulto a todas luces reprochable, a ningún contradictor y/o ciudadano se le puede maltratar así por sus opiniones. Segundo, llamar “nazi” a otras personas es revictimizar a las personas que vivieron una época triste y desgarradora.

Es claro y para nadie es un secreto que el gobierno tiene una nómina de influenciadores en redes que trabajan para hacerle propaganda y defender a capa y espada lo que sea de lo que diga o haga Petro. Pero esto no causa tanta indignación como el simple hecho de colocar un post en X diciendo quienes son, esto último para el gobierno es de “nazis”.

Que un presidente les pague a personas para atacar vilmente a sus contradictores es mezquino y deplorable, pero es nauseabundo e intolerable que con recursos de los individuos se financie el “sicariato moral digital”. Colombia con un gobierno que no permite la crítica, el humor crítico, la sátira o el simple hecho de opinar independiente, está condenada al abismo, es el recorrido de un sendero muy peligroso que tendría como resultado el panteón de la democracia.

Por otra parte, el presidente le gusta inmiscuirse en los problemas de otras naciones. La izquierda por lo general, predica pero no aplica. Hablan de la “libre determinación de los pueblos”, la “soberanía”, entre otras muchas cosas, pero cuando alguien les dice algo, pero para ellos no necesitan la aprobación o desaprobación para opinar de otras naciones.

Es por esto por lo que, Petro está liderando una pelea regional contra los Estados Unidos, no lo hace de frente, pero solapadamente, busca escenarios para abrir la confrontación, por ejemplo, el último caso del anuncio del presidente electo de los Estados Unidos frente al Canal de Panamá. Todo esto lo hace el presidente para desviar la atención de los colombianos de lo que realmente pasa en el país.

Con la actitud del presidente de estar a la defensiva siempre, donde todo para él es un ataque; la democracia, la institucionalidad y la constitucionalidad de Colombia están en peligro. El 2025 no va a ser el año de un “golpe blando” como vocifera con ahínco el presidente todo el tiempo. Más bien, puede ser el año en donde, por los miedos infundados del presidente, Petro realice un “autogolpe” y cierre el Congreso, las Altas Cortes, desarme a las Fuerzas Militares y ponga como su guardia pretoriana a los grupos al margen de la ley. Mucho cuidado. Pienso estar equivocado, porque un escenario como ese es fulminante para el futuro de Colombia.

Espero que el próximo año, no sea para Colombia, el año del fin de la democracia que tanto nos ha costado construir, mantener y mejorar.

Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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