El resentimiento, gasolina del petrismo

José María Dávila Román

“Empieza a haber un agotamiento de los discursos y políticas radicales que promueven los políticos de izquierda pura y dura, donde la lucha de clases e imposición de las minorías ya genera resistencia”.


El famoso y querido ciclista colombiano Rigoberto Urán, nacido en Urrao, Suroeste de Antioquia, se retiró oficialmente del ciclismo el pasado fin de semana en el Giro de Rigo, una carrera que él, como buen empresario, organizó para compartir con miles de seguidores. En medio del evento, contradictores al gobierno Petro que participaron de la carrera recreativa entonaron el ya recurrente “Fuera Petro”, que, por supuesto, molestó al presidente, a sus alfiles y seguidores quienes de inmediato cuestionaron que “Rigo” se prestara para esa situación viendo sus orígenes humildes y además haber sufrido el asesinato de su padre hace cerca de 20 años por cuenta del conflicto armado del país.

En la visión de los petristas, es inconcebible que Urán -y todas las personas de origen humilde- se relacionen con personas de clase media y alta; bajo la misma lógica, hace meses criticaron a dos jugadores de la Selección Colombia: Yerry Mina y Jefferson Lerma, porque después de la Copa América se reunieron con el expresidente Uribe y no con Petro. El petrismo sabe que gana en la confrontación, en la promoción de la lucha de clases y en la búsqueda de enemigos inexistentes.

Así lo evidenció el presidente Petro quien acusó a los organizadores del Giro de Rigo, incluido Rigoberto Urán, de asesinar a 6.402 jóvenes, además de robar y endeudar al país (ver).

Afirmación supremamente injusta y fuera de lugar. Urán es gloria del deporte colombiano que se hizo a pulso gracias a su talento y disciplina, y sin contar -como la mayoría de los deportistas en este país- sin suficiente apoyo gubernamental. Urán es un ejemplo de superación y resiliencia.

Estuvo bien el deportista en no confrontar al presidente Petro, además de aclarar que no era responsable de las arengas en contra del gobierno nacional. Es imposible controlar lo que dicen más diez mil personas que fueron las que asistieron a este evento. Y su expresión popular es parte de un país democrático, libre y que respeta la diversidad de opinión.

Empieza a haber un agotamiento de los discursos y políticas radicales que promueven los políticos de izquierda pura y dura, donde la lucha de clases e imposición de las minorías ya genera resistencia. Lo acabamos de ver con la victoria más que contundente de Trump como presidente de Estados Unidos. Los estadounidenses se inclinaron por una propuesta que, entre otras, promueve la libertad y desarrollo económico y no el decrecimiento y restricciones a las empresas como viene ocurriendo en Colombia.

En la práctica, a los ciudadanos del común nos interesa que haya mejores condiciones de vida que se materializan generando mejores empleos y eso se logra incentivando la creación y la llegada de nuevas empresas; donde el Estado sea un aliado y no un verdugo. Es lo que promueve Trump, para que muchas personas, como Rigoberto Urán, se animen a crear empresas y ayudar al desarrollo y bienestar de los países.

*Empleado de Minera de Cobre Quebradona, mis opiniones no representan a mi empleador.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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