“Los colombianos queremos un(a) presidente que, aparte de criticar y criticar, tenga una visión de país, propuestas que ayuden a minimizar la pobreza, la violencia y el odio. Queremos un gobernante y no un agitador.”
Se empieza a escuchar ya nombres de precandidatos a la presidencia de Colombia. No es nada extraño que desde ahora se esté calentando los motores por la carrera presidencial y ahora más con tanta polarización ponzoñosa que obliga a todos los bandos empezar a mostrar sus cartas.
No me cabe la menor duda que, el gobierno del presidente Petro ha sido un total fracaso y, para quienes votaron por él, una verdadera decepción. Lleva un poco más de dos años, la mitad de su mandato, donde no se han visto resultados positivos y si muchos escándalos y eventos horrendos.
Los candidatos que saldrán a desafiar a este gobierno no deberían pertrecharse en atacar retóricamente al presidente y su séquito, sino más bien en proponer y presentarle al país una alternativa al mal gobierno que hoy hay en Colombia. La estrategia de criticar y atacar no siempre funciona, es más, en este momento puede jugar a favor del presidente Petro y su posible candidato.
Petro es un maestro en la victimización, así durante su carrera política lo ha demostrado, es su carta bajo la manga, su única estrategia para lograr el poder. Lo hizo cuando era parlamentario, él era la victima del paramilitarismo y los políticos y brilló en los debates; en la alcaldía de Bogotá, siendo alcalde mayor, la procuraduría lo destituyó y este se victimizó y salió a flote y fortalecido y, ahora mismo, ante una acusación del Consejo Nacional Electoral – CNE – habla de golpe de estado y lo utiliza como un ataque a un “gobierno progresista”.
Así las cosas, la estrategia de ataque contra el presidente Petro NO es la estrategia adecuada para ganar la presidencia en 2026. Hay que pasar a la estrategia de la propuesta y la alternativa propositiva, hay que convencer a los colombianos con una nueva visión de país, donde se les hable de lo que les interesa y les importa y no de las peleas entre poderosos.
Las batallas, como las electorales, tienen y deben de tener estrategias. Algunas son buenas y otras malas y creo que la estrategia de muchos precandidatos de la oposición hoy está errada y profundamente equivocada. No es atacando al presidente Petro con lo que se le derrota sino con una estrategia que él no pueda siquiera divisar para poder contraatacar.
Hay una frase que a la letra dice: “el que ataca primero pega dos veces”, no siempre es así. No siempre el que ataca gana porque las circunstancias no son las adecuadas, a veces quien gana la batalla es quien espera en silencio moviendo sus fichas y propiciando el terreno de ventaja para repeler el ataque.
A decir verdad, los colombianos están cansados de dos discursos, no quieren ver más al país dominado por dos facciones que siempre se están peleando, quieren soluciones a sus problemas, quieren sentirse protegidos. En la batalla lo que importa es defender al país, ya después se mira que se hace con la política.
Si el objetivo es defender a Colombia de los ataques ideológicos que atentan contra la libertad, la paz y la tranquilidad, se debe trabajar para promover aquellos principios que prevalezcan en la sociedad y que saquen a correr a esos monstruos destructores.
Los políticos y los candidatos deben de tener claro que el enemigo no es la persona sino lo que hay detrás de ella, es decir, sus intenciones. Atacar, reitero, a Petro y a las personas de su gobierno, solo hará que se fortalezca su ego y sus ganas de desestabilizar la patria.
La elección presidencial de 2026 en Colombia la definirá quien mejor estrategia tenga y quien de los golpes certeros y adecuados en el momento y tiempo precisos.
¡En la batalla la mejor estrategia es tener el mejor terreno posible para repeler el ataque!
Comentar