“El amor, como dijo Balzac, es la poesía de los sentidos. Es una experiencia única y personal que no puede ser encasillada en normas rígidas. Al entender y cuestionar las influencias sociales en nuestras vidas amorosas, podemos abrirnos a relaciones más auténticas y satisfactorias.”
Lo que conocemos o nos han hecho creer acerca del amor, es un límite que ha establecido la misma sociedad.
Donde nacimos, las costumbres de nuestro país, nuestro idioma, nuestra religión, todas esas cosas se unen en nuestro presente, para crear esas limitaciones que ponemos al «amor», esas marcas que dejan las experiencias y espejos de nuestras familias son las que nos llevan a repetir esos patrones, aquellos que no nos dejan ser.
El amor es como una ola en el mar, a veces estas en la cúspide y a veces caes en lo más profundo…
Es como si estuviese escondido, no sabemos dónde está, pero asumimos que está en el corazón, en el alma, en el cuerpo, en el aire…
Entonces un día despierta en nosotras la idea de salir a encontrar el «amor», queremos sentir que le importamos a alguien, nos surge esa necesidad de recibir llamadas, detalles, halagos, pero nos olvidamos de algo, no siempre el amor es como lo imaginamos o lo vemos en las pantallas, en esas series actuales románticas, donde las mujeres treintonas, encuentran ese hombre perfecto que no tuvieron durante su adolescencia.
DESPIERTEN, no es así como pasa en la vida real, y es precisamente esa idea, la que nos lleva a romantizar el amor de tal manera que cuando algo falla en ese concepto perfecto, caemos a esas profundidades de desamor que nos ahogan hasta caer en depresión.
No entiendo porque nos castiga tanto la sociedad por ser soñadoras, idealistas, porque parece que, a la hora de amar, las únicas mencionadas y señaladas son las mujeres, especialmente si somos un poco adultas, porque justo cuando tenemos tiempo de explorar nuestra madurez, tener aventuras, es justo cuando los hombres a nuestro alrededor parecen no tener desilusiones, buscan a las más jóvenes y parece no afectarles nada a su alrededor.
La mayoría de los hombres adultos con los que he conversado parece sólo importarles como bajar de peso, tener el dinero suficiente para complacer a mujeres más jóvenes y sentirse adolescentes por un momento…
Y por el contrario los hombres jóvenes, buscan experiencia, seguridad y por supuesto buen sexo.
Si hacemos un balance entre hombres y mujeres, para la mayoría el amor es tener con quien salir, quien te espere en casa para darte un abrazo, quien esté disponible para cumplir con sus deseos sexuales, alguien que nos entienda, en fin…
Bien, ahora pasemos a las mujeres, esas que idealizan la relación perfecta, esperando los detalles, el piropo, el hombro donde llorar, el que nos comprenda en nuestros días difíciles, pero tal vez a veces sólo necesitamos sentirnos protegidas, simplemente poder ser nosotras mismas.
Esperamos que nuestros sueños e ideales se hagan realidad, pero olvidamos que vivimos en una sociedad manipuladora y muy dura cuando no cumplimos con los estándares.
Ahora bien, nos tomamos el trabajo de encuestar a un grupo de mujeres y este fué el resultado:
Diversión vs. Compromiso:
Un número considerable de mujeres en los grupos de 30 a 40 años y mayores de 40 años buscan relaciones más ligeras y divertidas con hombres menores (43.3% en total). Sin embargo, hay un interés menor en relaciones estables, especialmente en el grupo de 30 a 40 años (3.3%).
Desinterés en Relaciones: Un pequeño porcentaje de mujeres mayores de 40 años no están interesadas en relaciones (6.7%).
Las mujeres menores de 30 años parecen estar más abiertas a diferentes tipos de relaciones, ya sea con hombres mayores o en relaciones abiertas.
Las mujeres de 30 a 40 años muestran una clara preferencia por hombres menores, principalmente para diversión.
Las mujeres mayores de 40 años tienen una mezcla de preferencias, con algunas buscando diversión con hombres menores y otras buscando compromiso con hombres mayores.
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