Macron desestima los resultados del 30J y da un timonazo a la derecha

A más de 70 días de la renuncia del ex primer ministro Gabriel Attal, tras la mayor derrota electoral de Macron desde que asumió en el Elíseo, parece que la crisis de gobernabilidad va remitiendo en Francia con la conformación de un nuevo Ejecutivo, presidido, a partir del criterio macronista de “el menos censurable posible”, por el derechista Michel Barnier; así, Macron desestima los históricos resultados del 30J que le otorgaron el primer lugar al programa de las fuerzas de izquierda agrupadas en torno a la coalición del Nuevo Frente Popular.

Ya queda claro que para hacerle frente a la cohabitación -que implica que el presidente y el primer ministro no son del mismo partido- Macron optó por Barnier como una figura representativa de la derecha tradicional, no necesariamente cercano a la reposicionada extrema derecha de Agrupación Nacional, pero sí con cierta capacidad para establecer consensos dada su trayectoria previa como el jefe de negociaciones de la Comisión Europea; con esa movida de facto marginó a la izquierda, rompiendo con la tradición informal que le otorgaba la titularidad del gabinete a la primera formación en las elecciones legislativas.

Y ciertamente la izquierda no se ha quedado de brazos cruzados, a la exigencia, una vez consolidado el resultado que relegó al partido de Macron al tercer lugar, de nombrar un primer ministro propuesto desde el Nuevo Frente Popular, y para “tranquilidad de los mercados”, no a Jean Luc Mélenchon como líder de Francia Insumisa -el partido mayoritario al interior del Nuevo Frente Popular-, la coalición que se alzó con la primera posición se encontró con el clásico desprecio presidencial y no tuvo de otra que hacer un llamado permanente a la movilización social en defensa del resultado del 30J.

Pero con la designación de Barnier tampoco es que Macron se vaya por la segura, el nuevo primero ministro se deberá medir ante un Parlamento donde no goza de mayor respaldo, no solo porque su partido, Los Republicanos, quedó en la cuarta posición, sino porque además, y esto seguramente peso para que fuera el elegido de Macron, su continuidad pasa por ganarse el favor de Agrupación Nacional. No es gratuito que algunos analistas afirmen que en medio de la encrucijada de Macron, Marine Le Pen se quedó con “las llaves del gobierno”.

Tras la presentación de un abultado gabinete, integrado por 19 ministros, 15 viceministros y 5 secretarios de Estado, Barnier se encontró con la reacción adversa de las dos fuerzas antagónicas y mayoritarias en el Parlamento; por una parte, el joven Jordan Bardella -el cachorro consentido de Marine Le Pen- denostó la elección y expresó: «firma el regreso del macronismo» y «no tiene futuro»; y por su parte, Mélenchon -cuyo partido recientemente radicó una moción para destituir a Macron-, afirmó: “se conoce el casting de la nueva película macronista sobre desastres”.

Habrá que ver si la Agrupación Nacional, clave para sostener al primer ministro, modera su posición conforme el tándem Bernie-Macron implementa una agenda que tal vez resulte cercana a sus posiciones extremas en temas tan sensibles como la política migratoria y la seguridad. ¿Acaso, abandonará Macron su exaltado centrismo?

Pero de fondo, la discusión deber ser más amplia, y debe pasar, sin duda, por analizar la calidad de una democracia cuando no se respetan los resultados, porque al marginar el programa del Nuevo Frente Popular, el programa más votado en una elección anticipada convocada por el mismo Macron para exigir “claridad” al electorado, entregándole la conformación del gobierno al partido que quedó relegado a la cuarta posición, dice mucho sobre el valor que Macron le tiene a la democracia y a sus resultados.

De ahí que la izquierda no se vaya a quedar quieta y aquella “nueva película macronista sobre desastres” que anunció Mélenchon en X pronto llegué al Parlamento. Por donde se le mire la gobernabilidad de Barnier resultada siendo bastante frágil, como frágil es la posición de Macron si insiste -de aquí a un año- en disolver nuevamente al Parlamento para convocar a elecciones. Paradójicamente, la llave la sigue teniendo Marine Le Pen, todo depende de las puertas que le abra Barnier en su intención de volver a correr por el Elíseo de cara al 2027.

Fredy Chaverra Colorado

Politólogo, UdeA. Magister en Ciencia Política. Asesor e investigador. Es colaborador de Las2orillas y columnista de los portales LaOrejaRoja y LaOtraVoz.

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