“En menos tiempo del previsto, Colombia se enfrenta a importantes retos. Hay escasez de combustible para aviones, reservas de gas agotadas y un proceso cada vez más complejo para la expedición de pasaportes. Además, hay una falta de acceso a medicamentos esenciales y un deterioro de la seguridad. La igualdad prometida por su presidente se está dando en la miseria por un gobierno poco transparente, que aún tiene el respaldo de algunos que no dimensionan por lo que votaron.”
Los opositores al gobierno del cambio han presentado argumentos bien razonados para rebatir los planteamientos de Gustavo Francisco Petro Urrego. También han destacado que la conciencia social que suele atribuirse a la izquierda no va más allá de la retórica populista que rodea la figura de su mandatario. Los dos años de la actual administración han proporcionado suficientes evidencias para concluir que el Pacto Histórico no está a la altura de las circunstancias. El país se enfrenta a retos cada vez mayores y lidia con una omnipresente cultura de la corrupción. Hay una falta de coherencia en la ideología de la izquierda colombiana, y la crisis es ahora evidente. Intentan presentarlo como un lloriqueo de la derecha, pero es evidente que la escasez de combustible que afecta a las aerolíneas no puede descartarse como un incidente aislado. En lugar de centrarse en las supuestas irregularidades de Reficar, es imperativo examinar por qué la Aerocivil ya ha permitido a las aerolíneas cancelar vuelos y Ecopetrol planea importar 100.000 barriles, a pesar de las garantías de su dignatario y sus partidarios de que todo está bajo control.
La materialización del cambio prometido indica que se ha llegado al peor escenario posible y que la situación es ahora la más adversa. El gobierno actual de Colombia se percibe como ineficaz, y es difícil identificar algún aspecto positivo. La actual crisis de los precios del combustible va a tener un impacto significativo en los consumidores colombianos, ya que se espera que el costo de los viajes en avión y de los alimentos aumente en los próximos días. La falta de estructura dentro de la administración de Gustavo Francisco Petro Urrego está en línea con la narrativa de cambio que la izquierda está promoviendo en Colombia. Esto implica la contratación de personas influyentes para llevar los temas a la agenda social. El Gobierno no está gobernando con eficacia y, de hecho, está provocando el declive del país. Por lo tanto, no es de extrañar que no consiga el apoyo de aquellos que son fácilmente influenciables y que no son conscientes de la realidad de la situación.
La incompetencia de gestión de Gustavo Francisco Petro Urrego le ha llevado a atribuir a otros el problema del combustible y la falta de previsión para afrontarlo. La situación de Colombia es similar a la de Venezuela, donde la escasez de electricidad, combustible y medicinas ha provocado un deterioro del nivel de vida y un aumento de las tasas de desnutrición. En el país ya se han experimentado los tres primeros de esos problemas, y ahora se va a ritmo acelerado para acercase a una situación en la que puede producirse escasez de alimentos como resultado de la confrontación en curso entre los camioneros y los aumentos de los precios del ACPM. La nación se enfrenta a retos importantes, ya que el gobierno de izquierda es percibido como responsable de una serie de problemas, como las masacres, la corrupción, el robo, la inseguridad y la presencia guerrillera en los estamentos sociales. El gobierno del cambio será recordado como el más inepto. El periodo de cuatro años servirá como punto de referencia del desastre, ejemplificando el enfoque equivocado en todos los aspectos, desde las acciones de su presidente hasta las de la familia, los ministros y todo el equipo de gobierno.
El país atraviesa un periodo de gran agitación política y social. Existe un movimiento creciente en Colombia que busca imponer el progresismo socialista en los más altos niveles de gobierno, incluyendo el poder judicial, los organismos reguladores y los medios de comunicación. Este modelo se ha visto anteriormente en Cuba bajo los hermanos Castro y en Venezuela bajo el liderazgo de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros. El cambio constitucional propuesto por la izquierda tendrá un impacto perjudicial en la economía, el orden público y la prensa libre. Además, las intenciones del «petrismo» de reelegirse tendrán un efecto negativo en la estabilidad del país. Es imperativo que se tomen medidas inmediatas para hacer frente a los numerosos escándalos que asolan a Colombia. Aunque estas cuestiones exigen atención, es crucial no perder de vista la pésima gestión financiera que se está produciendo en el seno de la administración de Petro Urrego. La reforma fiscal propuesta, de aplicarse, tendría un impacto aún más perjudicial sobre la clase media.
Existe una creciente percepción de que las libertades se están erosionando en Colombia. Además, la apuesta por la educación y la tecnología como motores del desarrollo del país aún no se ha traducido en resultados tangibles. La narrativa de odio y resentimiento que proyecta su mandatario está ganando terreno en los sectores populares, con muchos cayendo involuntariamente presos de la mitomanía de Gustavo Francisco Petro Urrego. El colectivo social colombiano y su memoria cortoplacista invisibiliza las incoherencias de la izquierda. Por ejemplo, se les hizo creer que el petróleo sería sustituido por la producción de aguacate Hass, cuando se demostró que eso era falso de inmediato su dignatario afirmó que el turismo sustituiría a los ingresos procedentes de los hidrocarburos y el carbón. Hoy como resultado de su propia ineptitud, no hay forma de que los aviones lleguen o salgan como corresponde. La actuación de su presidente es nefasta, la semana pasada dieron reversa a la intensión de imponer el 5 por mil, mientras que esta semana no ha habido gasolina para los aviones. La narrativa de salvadores de la democracia en Venezuela persiste, con el respaldo a Nicolás Maduro Moros y su fraude electoral. Todo apunta a una agenda del caos como medio para desestabilizar el país.
Aquellos capaces de navegar por la situación actual en Colombia reconocerán que el objetivo es reforzar a Nicolás Maduro Moros, redirigir recursos para dar estabilidad al régimen patriota y avanzar en una agenda progresista dentro del país. A pesar de las especulaciones previas, la escasez de gasolina se ha convertido en una realidad, con informes de suministros cada vez más escasos en los aeropuertos. El país se enfrenta a una crisis energética sin precedentes. Ecopetrol, un actor clave en el sector de hidrocarburos colombiano, se enfrenta a importantes retos bajo la dirección de Ricardo Roa, amigo e investigado gerente de la campaña de Gustavo Francisco Petro Urrego en 2022. La izquierda está logrando lo que antes se creía inviable, convertir a Ecopetrol en importador de combustibles. Un fracaso más que se suma a la lista de deficiencias de su mandatario y sus activistas nombrados en cargos técnicos.
La situación con la falta de gasolina para los aviones es una verdadera crisis, a pesar de las garantías del gobierno de que todo está bajo control. La situación actual está teniendo un impacto significativo en los colombianos, con la erosión de las libertades personales y la posibilidad de una mayor inestabilidad política. Es evidente que las circunstancias actuales están teniendo un efecto perjudicial en la nación. Es inaceptable que después de años de esfuerzo para garantizar al país su propia energía, el país se enfrente ahora a la pérdida de la autosuficiencia en gas, con una situación similar potencialmente emergente en un futuro próximo con el petróleo. En Colombia, bajo el liderazgo de Gustavo Francisco Petro Urrego, ha habido una falta de pensamiento innovador, una deshumanización y banalización de los valores, y una confrontación de la cultura del ser y del tener. El país asiste a una serie de respuestas improvisadas de los «petristas» que intentan defender una posición cada vez más insostenible. Su estrategia consiste en culpar a otros y no abordar los problemas estructurales subyacentes que están llevando a la nación a una trayectoria similar a la de Venezuela.
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