Logoi – Escudo

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra.
Mauricio Montoya y Fernando Montoya

 

La propuesta del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de modificar el escudo patrio sorprendió a gran parte de la opinión pública colombiana. La idea fue expuesta por el mandatario el pasado 8 de agosto (un día después de la conmemoración de los 205 años de la gesta de la Batalla de Boyacá) en un foro que se llevó a cabo en el Departamento de Bolívar. Petro sostuvo que el escudo actual de Colombia es fantasmagórico y no representa la realidad de la nación.

La proposición, sobre el escudo, será llevada al Congreso de la República por la Representante a la Cámara Dorina Hernández Palomino y en ella se buscará que se cambie el lema nacional de “Libertad y Orden” por el de “Libertad y Orden Justo”. Además, se postularán ideas como las de eliminar la región de Panamá, la cual dejó de pertenecer a nuestro territorio desde noviembre de 1903, y suprimir la Granada de oro que evoca a la Nueva Granada, uno de los nombres que tuvo el país durante el siglo XIX.

Pero ya en el pasado reciente, específicamente en el año 2002, el entonces presidente Álvaro Uribe firmó un contrato con la empresa Duque Imagen Ltda, por la suma de $26.100.000, para que elaborara un manual de uso de los símbolos patrios, buscando “pulir” el escudo para temas asociados con la impresión y la imagen en actos de gobierno. Sin embargo, la empresa extralimitó sus funciones y realizó algunos cambios, no sustanciales, al escudo, entre ellos: desaparecer las garras del cóndor, extender más su alas, enfatizar las banderas y escribir en la parte inferior del escudo la frase “Libertad y Orden”. Todo esto generó una demanda ante el Consejo de Estado, el cual resolvió que el escudo debía mantenerse como se había establecido y ratificado en la Ley 12 de 1984. Otro de los tantos galimatías nacionales.

Incluso la caricatura política no ha sido ajena a la polémica. En 2015 el famoso caricaturista Jaime Andrés Poveda, más conocido como Bacteria, publicó una caricatura del escudo nacional en la que dos ratas devoran al cóndor y en las cintas se puede leer como lema “Corrupción y Desorden”.

Bajo este panorama, escudo es la palabras que traemos para nuestra columna de hoy. Derivada del latín Scutum se refiere a los escudos usados por los guerreros, especialmente los legionarios romanos de la época imperial. En la actualidad, los escudos siguen siendo utilizados como arma de defensa por entidades tales como, por ejemplo, en Colombia, la Policía o el ESMAD. No obstante, la acepción usada en este texto es la de la Heráldica, esa disciplina dedicada a entender y componer los escudos de armas, el de una familia, una dinastía, una institución o una localidad.      

En la historia, los escudos de armas se usaron como elemento de identificación, principalmente, en los campos de batalla. Con el tiempo, su popularidad hizo que se plasmaran en diversidad de lugares, espacios y hasta objetos, con el fin de reconocer a una persona, un colectivo, una monarquía o  un Estado.

Un escudo de armas bastante particular, por sus históricas transformaciones, podría ser el de Alemania, el cual tuvo sus orígenes en 1155 durante los tiempos del Sacro Imperio Romano Germánico y hasta hoy ha mantenido siempre la figura del águila como uno de sus emblemas. El actual escudo, verbigracia, tiene un águila negra, en un fondo de oro, con el pico, la lengua y las garras de color rojo. Lo curioso de todo esto es que durante el periodo Nazi, Hitler y sus áulicos cambiaron la forma del águila, la llamaron Reichsadler (águila imperial) y la posaron sobre una corona de hojas de roble en cuyo interior estaba la cruz esvástica.

Así las cosas, parece irrisorio y hasta desgastante un proyecto de ley de esta magnitud. Y aunque discutir sobre estos temas es importante, los gobernantes deberían dejar esas lides a los académicos y conocedores, no vaya ser que en un mañana propongan incluir en el escudo de armas de la República, un carriel, un sombrero y hasta unas alpargatas.

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Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra. Por: Mauricio Montoya y Fernando Montoya

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