DESCONECTADOS: El día que Internet colapsó

1.0

¿Qué es lo que no entiende? Si ese avión no despega mi papá morirá, su vida depende de que en menos de dos horas esté en un quirófano de la clínica Mayo.

Señor, créame, no hay nada que pueda hacer, hay problemas en la red, y los sistemas de operación en tierra y los instrumentos de la nave están bloqueados. Ningún avión podrá decolar o aterrizar hasta que todo no vuelva a su normalidad.

¿Qué? Es un vuelo chárter, pagué por un vuelo privado, algo tienen qué hacer. No es una patética clase turista, ¡fueron 20 mil dólares! Seguro más de lo que usted gana en todo un año de trabajo.

Señor, me está faltando al respeto, es una falla técnica, yo no puedo hacer nada.

Entonces quiero hablar con alguien que sí pueda, alguien que tenga más de tres dedos de frente, alguien que pueda tomar decisiones.

2.0

Señor, afuera ya hay un motín, las personas están desesperadas y empiezan a armarse. Pronto será imposible detenerlos, recuerde que estamos vulnerables. La seguridad de todas nuestras puertas y los mecanismos de defensa no funcionan.

¡Basta! No tiene que recordármelo. Fui yo quien creé todos esos sistemas. ¿Por qué no hacen nada? Y la redundancia, ¿dónde están los sistemas de apoyo? Me dijeron que era solo cuestión de unos minutos y ya van más de 10 horas. ¿Saben lo que eso representa? A esta hora nuestra empresa ya no vale ni un céntimo.

Señor, el daño es mundial. Nuestros servidores en Australia, en Houston y Perú están también fuera de línea, estamos ciegos, los ingenieros están trabajando.

¿Trabajando? No lo parece. Nosotros somos números uno del mundo, somos infalibles, supuestamente tenemos lo mejor que ha salido de las mejores universidades de todo el mundo, los mejores ingenieros… pero al parecer esto les quedó grande. Si en una hora no está todo funcionando quedan todos despedidos. Salga y dígaselo a todos.

No será fácil dijo el jefe de sistemas apenas susurrando. Es imposible comunicarnos masivamente en todas las plantas, no hay forma de hacerlo, tocará con señales de humo añadió, irónicamente, mientras se retiraba de la oficina.

1.1

¡Intuben! Se nos va, su respiración es casi nula.

Doctor, habrá que hacerlo manual, el asiste de IA con que funciona la máquina sigue marcando error.

Manual, imposible, es un señor de mucha edad. ¿No ven? Reinicien nuevamente ese estúpido aparato, ¡pero rápido! Que se nos va.

¿Qué? ¿Qué pasa con papá?

¡Señor, no puede estar aquí! Regrese a la sala de espera. Estamos haciendo lo mejor que podemos hacer.

¡Ustedes también! Todos al parecer hacen lo mejor que pueden hacer, o no pueden hacer nada. ¡Increíble tanta ineptitud! Al parecer hoy a todos se les olvidó hacer su trabajo.

3.0

Señora, recuerde, solo efectivo.

¿Efectivo? Alguien después de una semana sin bancos, ni cajeros electrónicos, ¿aún tiene efectivo?

Lo siento, señora, pero no puedo venderle nada sino es con billetes o monedas.

Entonces, ¿qué debo hacer?–. La señora tocaba su reloj–. ¿Tendré que dejarle alguna de mis joyas? ¡Son Tiffany! ¿Sabe usted lo que es eso?

Señora, no, no sé mucho de joyas, pero créame que en este momento ese reloj o aretes que usted lleva encima tienen el mismo valor que cualquier baratilla comprada en las ramblas o en la Barceloneta: ¡Cero!

¡Que equivocados están! Usted al parecer no sabe quién soy yo. Mi familia fue la que hizo grande esta ciudad, cuando esta solo era un lote baldío de Europa, ¿y usted hoy me niega un poco de comida?

1.2

Doctor, ya no respira, no hay signos vitales. ¡El señor ha muerto!

2.1

No se dan cuenta, ¡esto ya es solo cuestión de honor! La vida de ustedes o de cualquiera en este planeta pasa a un segundo plano. Somos japoneses, no somos gringos ineptos, o chinos haciendo malas copias de cuanto hacemos. ¡Somos los más grandes! ¡Somos el único imperio reinante en el mundo!

Lo siento señor, lo que creíamos inevitable pasó. La internet colapsó, la red se saturó y estalló. Ya no hay datos, nada de lo que estaba almacenado en la nube podrá ser recuperado. La Humanidad tendrá que empezar nuevamente de ceros. Esperemos que esta vez, con un poco más de prudencia y con mucha menos arrogancia.

4.0

Hoy es el día 111 después de la desconexión de la red. El mundo está en caos, los muertos se cuentan por millones, las calles están desiertas, todos tienen miedo de caminar por ellas, el canibalismo empieza a ser nuevamente una opción. Las gentes tratan de sembrar cualquier semilla en macetas o en ollas con la esperanza de que en algún momento brote algo que se pueda comer. ¡A oscuras trascurren los días! Es extraño, pero hoy solo recuerdo a ese profesor colombiano que en el último encuentro de filosofía en Cracovia advirtió que “este crecimiento exponencial de la tecnología sin reflexión lo único que nos permite anticipar, sin tener mucho margen de error, es que un fallo irreparable de la red la internet, esa nube que almacena toda la data y desde donde se controla todo, puede ser mucho más posible y catastrófico para la humanidad que un ataque biológico o nuclear”. Y nadie le creyó.

Fin

Felipe Jaramillo Vélez

Doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana, Creador de la escuela de pensamiento Aún Humanos la cual reflexiona sobre el ascenso de la técnica sin reflexión desde el Humanismo.

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