Crónicas de Ciencia, Tecnología y Sociedad: gobernanza digital y narrativas de censura

Estamos cada vez más conectados, pero ¿qué sucede con la gobernanza digital? Los recientes acontecimientos en torno a la plataforma X (anteriormente Twitter) y el anuncio de Mark Zuckerberg sobre las nuevas estrategias de control de contenido en Meta ponen en evidencia cómo las decisiones empresariales influyen directamente en la construcción de la narrativa pública, generando preguntas cruciales sobre los límites entre la censura y la libertad de expresión.

El caso de X: ¿Libertad o silenciador?

Desde que Elon Musk adquirió X, las políticas de moderación de contenido han pasado por constantes cambios, generando debates globales. Musk, defensor declarado de la libertad de expresión, ha implementado una gobernanza descentralizada que permite a los usuarios moderar parte del contenido en sus comunidades. Sin embargo, estas estrategias han sido cuestionadas, ya que a menudo derivan en la proliferación de discursos de odio, desinformación y, paradójicamente, en la censura selectiva. Un ejemplo es la suspensión de varias cuentas de periodistas críticos hacia las decisiones de la plataforma. Aunque Musk asegura que esto es parte de su visión de «neutralidad algorítmica», muchos ven estas acciones como un intento de proteger intereses corporativos. ¿Qué tan efectiva puede ser una gobernanza digital cuando las decisiones se toman bajo lógicas empresariales que no siempre representan el interés público?

Meta y su apuesta por la «veracidad». Mark Zuckerberg anunció recientemente un enfoque renovado para la moderación de contenido en Meta, con un énfasis en la «veracidad certificada». Según este modelo, los algoritmos priorizarán contenido de fuentes verificadas, desplazando publicaciones de usuarios que no cumplan ciertos criterios. Si bien esta medida busca combatir la desinformación, también plantea inquietudes sobre el control desproporcionado en la circulación de información. ¿Quién define qué fuentes son «veraces»? ¿Cómo se garantiza que las narrativas alternativas, pero legítimas, no sean silenciadas?

Este enfoque, aunque bien intencionado, genera una dependencia crítica de los algoritmos, que no son neutrales y reflejan los sesgos de quienes los diseñan. La gobernanza digital de Meta, como la de X, pone de manifiesto una tensión fundamental: ¿cómo equilibrar la regulación necesaria para combatir los males del mundo digital sin erosionar las libertades fundamentales?

La Gobernanza digital es un desafío colectivo

La gobernanza digital no puede ser responsabilidad exclusiva de corporaciones tecnológicas. Iniciativas multilaterales, abogan por un enfoque colaborativo que involucre a gobiernos, sociedad civil y empresas en el diseño de políticas inclusivas. Estas políticas deben garantizar que los derechos digitales —como la privacidad, la libertad de expresión y el acceso equitativo a la información— estén protegidos.

Sin embargo, el desafío radica en la implementación. Las empresas tecnológicas operan en un terreno transnacional que a menudo excede las capacidades regulatorias de los estados. Esta asimetría de poder plantea la necesidad de fortalecer marcos globales que promuevan una gobernanza digital democrática y transparente.

Narrativas de censura y resistencia
Mientras las grandes plataformas luchan por definir sus políticas, las narrativas de censura se entrelazan con las de resistencia. En los últimos meses, movimientos sociales han utilizado herramientas descentralizadas como Mastodon o Bluesky para crear espacios alternativos de debate. Estas plataformas, aunque menos conocidas, son un contrapeso frente al monopolio de las grandes tecnológicas.

El caso de X y Meta debe invitarnos a repensar la gobernanza digital desde una perspectiva crítica y multidimensional. Las decisiones tomadas en estas plataformas no solo afectan las interacciones digitales, sino que también tienen implicaciones en la democracia, la equidad y la libertad de expresión. Como sociedad, debemos exigir transparencia y rendición de cuentas, promoviendo mecanismos que prioricen el bien común sobre los intereses corporativos.

La gobernanza digital es, en última instancia, un reflejo de los valores que elegimos defender en nuestra relación con la tecnología.

Luis Felipe Ortiz-Clavijo

Ingeniero Industrial de la Universidad Autónoma Latinoamericana (UNAULA). Magíster en Estudios de Ciencia Tecnología, Sociedad e Innovación del Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín (ITM). Actualmente es coordinador de investigaciones de la Facultad de Ingenierías y la Escuela de Posgrados de UNAULA.

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