“sin información, las personas terminan apoyando una opinión decadente que va en contravía de sus propios beneficios”
Así lo expresa Sartori en su capítulo sobre Opinión Pública y Democracia, del libro Elementos de Teoría Política, la idea de esta columna venia tratando de construirla durante la semana, luego de ver varios vídeos y opiniones relacionadas con las marchas ocurridas el pasado 21 de abril. Pero hoy (24 de abril) vino a mí de forma espontánea, como todo aquello que vale la pena escribir, justo cuando estaba repasando para un debate de mi clase de Comunicación Política.
No se puede subestimar la magnitud de las movilizaciones de este pasado domingo, el presidente Gustavo Petro, que es un presidente democrático, debe escuchar las voces de aquellos quienes se oponen a su gobierno, de esta manera se construye consenso y se logra una alta gobernabilidad. Sin embargo, ¿Qué debe escuchar?, la oposición manifiesta estar en contra de las propuestas gubernamentales, principalmente alrededor de la Reforma a la Salud y la Reforma Pensional, el problema radica en que no logran expresar de manera concreta que es puntualmente en lo que no están de acuerdo, hecho que se traslada a aquellas personas que se sienten representados en los personajes políticos que los han arrastrado a las manifestaciones. Cuando medios de comunicación, principalmente alternativos, publican esas opiniones de las personas, se evidencia un vacío sustancial en la información que poseen. Parece ser una constante la repetición de premisas carentes de contenido, cuando se les pregunta puntualmente por puntos en los que se oponen a las reformas, parecen entrar en un bloqueo mental y no hay una respuesta concreta. Mismo suceso que parece repetirse en los miembros de la oposición que no presentan un pliego de propuestas alternativas a las del gobierno.
Si comparamos las movilizaciones del año 2021, donde es obvio que dirán que fueron violentas pero ese no es el punto, es que estas tenían en cabeza del comité del paro, unas propuestas, unas peticiones y exigencias, mientras que las recientes manifestaciones, que por cierto carecen hasta de identidad al ser convocadas el mismo día en que se conmemora el inicio del estallido social, no plantean ninguna visión de país. Esto es profundamente problemático, dado en que en hipotético caso de que algún representante de la oposición logre llegar al poder, va a llegar con un vacío de contenido programático, no habrá un traslado de la voluntad y de la opinión pública que poner en la agenda y, en un escenario de estos, el país simplemente no tendría una dirección u objetivos a los que apuntarle.
Es que resulta bastante difícil de entender como el ciudadano de a pie podría oponerse a una reforma como la pensional, la cual propone una pensión para los ancianos que nunca pudieron cotizar pensión, que también reduce 50 semanas de cotización para las mujeres por cada hijo y hasta 3 hijos, es decir, reconoce la labor de maternidad como parte de trabajo y que también propone una pensión vitalicia para quienes tienen entre 300 y 999 semanas cotizadas. Estas son propuestas que benefician al ciudadano, al trabajador y especialmente brinda dignidad en la vejez. Por ello es que la cita de Sartori cayó como agua refrescante para encontrar el punto central de la discusión alrededor de las marchas, y es como sin información, las personas terminan apoyando una opinión decadente que va en contravía de sus propios beneficios, que terminará perjudicándolos y manteniendo unas condiciones adversas que no solo no los lleva a ningún lugar, sino que los puede llevar a su propia autodestrucción.
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