“La ética en la IA se refiere a la responsabilidad de los desarrolladores de IA para garantizar que sus sistemas sean justos, transparentes y responsables”
El miércoles 30 de noviembre del 2022 una parte del mundo quedó fascinada y la otra parte en estado de shock cuando OpenAI lanzó ChatGPT. Desde entonces ha pasado algo más de un año, pero pareciera que el 29 de noviembre del 2022 hubiéramos cerrado los ojos y los hubiéramos abierto de nuevo pero en el año 2050 de las películas futuristas de los años noventa que ya suponían la creciente incursión y avance de la inteligencia artificial y automatizada. Y es que el acelerado avance que han tenido esta y otras inteligencias artificiales en algo más de un año, ha despertado las alarmas incluso de quienes por años impulsaron este crecimiento acelerado.
El pasado 3 de noviembre el mismo Elon Musk advirtió, en una conversación con el primer ministro británico, Rishi Sunak, que la inteligencia artificial dejará a los humanos sin trabajo. Informó Infobae.
La IA ha tenido un impacto significativo en las sociedades modernas y también del tercer mundo. En los últimos meses, la IA ha avanzado a pasos agigantados y ha demostrado su capacidad para mejorar muchos aspectos de nuestra vida.
En el ámbito de la salud, por ejemplo, la IA ha demostrado ser útil en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Por ejemplo, los algoritmos de IA pueden hoy analizar grandes cantidades de datos médicos para identificar patrones y predecir enfermedades. Además, la IA también se ha utilizado para desarrollar nuevos medicamentos y tratamientos, entre esos, las vacunas contra el covid – 19.
Habría que decir acá, que el rápido desarrollo de las vacunas contra el virus que se convirtió en pandemia en aquel raro e inmisericorde 2020, se dio gracias al avance y el aporte tecnológico de la Inteligencia artificial y a la colaboración innovadora entre investigadores de todo el mundo, según SWI.
En el ámbito laboral, la IA ha mejorado la eficiencia y la productividad en muchos sectores. Por ejemplo, la automatización de tareas repetitivas ha permitido a los trabajadores centrarse en tareas más creativas y complejas. Además, la IA también se ha utilizado para mejorar la seguridad en el lugar de trabajo.
De allí nace una gran preocupación de muchas personas, la mayoría de edad superior a los 40 años, que va ligada al alarmismo de Elon Musk y otros personajes influyentes, y es que al percibir que la inteligencia artificial y los robots que funcionan con esta, están empezando a realizar tareas y trabajos que antes eran exclusivos de la fuerza humana, piensan que mañana serán reemplazados en sus trabajos y echados a la calle.
Habría que recordarles primero, por lo menos a quienes vivimos en el tercer mundo, que las tecnologías del norte siempre llegan con varios años de retraso acá. Y segundo, que el fin de la inteligencia artificial y la tecnología, siempre, desde la revolución industrial, lo que busca y ha buscado es facilitarle la vida al ser humano, no superarlo para después someterlo o exterminarlo como en las películas futuristas que mencionaba arriba.
Que las personas con mayor edad se sientan asustadas, alertadas y quizás amenazadas con la llegada de la inteligencia artificial lo puedo entender, pues hay que decir que el siglo XXI está transcurriendo a un paso mucho más acelerado que el siglo anterior en cuanto a avances tecnológicos. Pero temo que las nuevas generaciones, no tienen espacio para aterrarse por el aceleramiento de la inteligencia artificial, sino por el contrario, están, estamos, en la obligación de acoplarnos lo más rápido posible a estas nuevas tecnologías, aprender de ellas, y en lo posible empezar a trabajar de la mano con ellas. Pues no es un secreto ya, que en un futuro ya cercano y no tan lejano como el de las películas futuristas, los nuevos trabajos involucraran conocimientos de nuevas tecnologías e inteligencia artificial.
De este último fragmento puedo deducir también, que el trabajo humano no se acabará. Yo diría, mejor, y para calar los ánimos, que los trabajos en vez de terminarse, en la próxima década se empezarán a transformar.
Lo escritores, por ejemplo, ya no tendremos que escribir libros, sino que pasaremos a ser editores de la inteligencia artificial, pues hay que decir, eso sí, que la inteligencia artificial diseñada para escribir, no deja de ser mecánica por su automatización, lo que no funcionaría en la literatura.
Igualmente carrearas de programación, cómputo, electrónica y desarrollo de software y demás, tendrán grandes salidas en los próximos años.
Sin embargo, la IA también plantea importantes desafíos y riesgos. Uno de los mayores desafíos es la falta de transparencia en los algoritmos de IA. Los algoritmos de IA pueden ser complejos y difíciles de entender, lo que hace que sea difícil determinar cómo se toman las decisiones. Además, la IA también puede ser utilizada para perpetuar la discriminación y los prejuicios existentes.
Por lo tanto, es importante y se ha convertido en una urgencia, que la IA se desarrolle dentro de un marco ético. La ética en la IA se refiere a la responsabilidad de los desarrolladores de IA para garantizar que sus sistemas sean justos, transparentes y responsables. La ética en la IA también se refiere a la responsabilidad de los usuarios de la IA para utilizarla de manera responsable y ética.
En mayo del año pasado se conoció el primer caso de una mujer que denunció que inescrupulosos usaron sus fotos de redes sociales para hacer desnudos de su cuerpo con inteligencia artificial y difundirlos en redes sociales. La victima aclaró no ser vendedora de contenido sexual ni nada por el estilo, y aclaró que las fotos difundidas en redes sociales fueron alteradas y editadas con inteligencia artificial para desnudarla. Según informo EL TIEMPO.
Algunos casos similares se han presentado en los últimos meses al igual que en otros espacios como los académicos. Acá habría que preguntar, por ejemplo, si los profesores escolares y universitarios están hoy en la capacidad de identificar si un estudiante realizó un trabajo escrito autónomamente, o lo hizo con inteligencia artificial.
Lo último denota, también, la evolución que debe tener la educación con la llegada de la IA. Los pasos que debe dar son pasos de gigante, pues la inteligencia artificial está cambiando también las formas y estilos de aprendizaje. Incluso, las instituciones de educación superior se deberían estar preguntando hoy si sobrevivirán a la era digital, cuando hoy sabemos que la inteligencia artificial nos puede brindar incluso más información y métodos de aprendizajes que los tradicionales divulgados por las instituciones tangibles.
La implementación de la ética en la IA es importante para evitar que se sobrepasen los límites éticos ya establecidos por las sociedades modernas. La ética en la IA puede ayudar a garantizar que los sistemas de IA sean justos y no discriminatorios. Además, la ética en la IA también puede ayudar a garantizar que los sistemas de IA sean transparentes y responsables, para darle un control eficaz a casos como los anteriormente citados.
Como premisa, la IA ha tenido un impacto significativo en las sociedades modernas y aun del tercer mundo. Aunque la IA ha demostrado su capacidad para mejorar muchos aspectos de nuestra vida, también plantea importantes desafíos y riesgos. Por lo tanto, es importante que la IA se desarrolle dentro de un marco ético para garantizar que sea justa, transparente y responsable.
Yo por lo pronto propongo dejar de lado el alarmismo por el avance precipitado que está teniendo esta. El Homo Sapiens Sapiens (ser humano) a lo largo de la historia de su evolución ha demostrado que se acopla y se adapta fácilmente a los cambios, en parte por eso sobrevivió a la desaparición de los demás Homo sapiens.
Mi consejo para mi generación y las que vienen es que se tomen todo con calma y se actualicen y acoplen viendo a la inteligencia artificial no como un enemigo o una competencia, sino como un aliado.
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