Las cabañuelas no son más que eso, y deben ser alimentadas con buenos oficios y acciones, pero además debiesen ser anticipo de las tareas por delante.
A pocos días que cierre el 2023 y que inicie un nuevo año, bien vale la pena hacerlo con una dosis de esperanza. Prefiero eso, a referenciar las dificultades y problemas, que no han sido pocos, a lo largo del año en curso. En ese sentido soy más de la tradición de las “cabañuelas”, que de aquella que quema un “año viejo”. Esta última es un ritual de purificación y olvido que para alejar las malas energías y buscar mejor suerte, quema un muñeco con todo lo que significa lo vivido en el año que termina.
La otra tradición, la de las cabañuelas, es una en la que los campesinos, viendo el clima de los primeros días de enero intentan anticipar lo que sucederá a lo largo del año. Algunos van más lejos y extrapolan los sentimientos y hechos de los primeros días para anticipar lo que viene.
Siguiendo esta tradición, me permito cerrar con una dosis de optimismo a partir de tres noticias de cierre de 2023 para que nunca perdamos la esperanza. La primera fue la decisión del banco central de bajar 25 puntos básicos las tasas de política monetaria, signo de una reducción de la inflación esperada y de que se es consciente de que ellas deben bajar para animar de nuevo el crecimiento económico. La segunda fue la exitosa finalización de la subasta 5G y con ello buenas noticias para las telecomunicaciones, una manera a través de la cual Colombia podría dar un paso adelante en materia de competitividad y productividad.
Y la tercera, es la expresión del sentimiento de los colombianos medida por el Centro Nacional de Consultoría en la que el 66% de los colombianos se sienten felices de cara al 2024 a pesar de que el 51% de ellos considera que el año 2023 fue muy difícil económicamente y que un 43% sintió un retroceso. 71% considera que el 2024 será un año mejor, lo que supone una dosis de esperanza. Dicho de otra manera “los colombianos siguen siendo felices, son optimistas y quieren salir del hoyo”.
Habiendo dicho lo anterior, las cabañuelas no son más que eso, y deben ser alimentadas con buenos oficios y acciones, pero además debiesen ser anticipo de las tareas por delante.
La reducción de tasas por parte del banco central no es suficiente para motivar la inversión y debe ser alimentada con certidumbre, seguridad física y reglas de juego claras al sector empresarial.
El éxito de la subasta 5G demuestra el indispensable papel del sector privado para que al Estado le vaya mejor y que sin él, la inversión seguirá postrada. Es la ratificación de la urgencia de consensos, acuerdos y escucha al sector privado al proponer reformas y política pública.
Y la encuesta de optimismo de los colombianos también dice que ellos están cansados de tanta polarización y confrontación política y prefieren más llamados a la solidaridad y a la construcción de proyectos colectivos.
Por eso y con este último mensaje hagamos del 2024 un año en el que brillen los activos que nos unen: la biodiversidad, la cultura y el sobresaliente talento humano de los colombianos.
Les deseo un feliz año 2024.
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