“Hoy me siento preparado para cuando el fin me llegue. Sigo vivo y aprendí que las cosas mas sencillas son vitales, que además de ver en ti, te puedes ver en tus iguales.” – ZPU- DULCE OTOÑO.
Si, cuando se vive, se está creando una obra de arte. Aquellos que optan por el suicidio no son más que obras incompletas, desgraciadamente.
Vivir, para todos, implica situaciones alegres y difíciles que incomodan mucho, y otras que conforman nuestros deseos. Vivir no se puede definir en una columna, pero haré el intento de nombrar no innombrable.
La vida puede ser negativa o positiva, todo depende de cada quien. Si se dejan afectar de lo externo hasta el punto que les cambia la vida o si, con su parte interna deciden cambiar lo externo.
Este actuar es comprender que somos seres biopsicosociales, es decir, vivimos en comunidades determinadas por el comportamiento de aquel que posee vida. La vida no está sola, viene acompañada de la muerte en todos los instantes.
El arte de vivir es morir de amor, morir de recuerdo y morir de aburrimiento. En el aburrimiento esta la apreciación de la vida. Cuando afirmas que no haces “nada”, estas confirmando que todo es posible.
Es entender la facilidad de la muerte, de la mutación de energía. El arte de vivir es un proceso constante de aceptación y modificación.
Cuando se siente desesperación, ansiedad, miedos irracionales, la vida se vuelve mas tangible. Si nos encontramos plenos, muchas veces pasamos desapercibidos ante la vida. La plenitud no se da en los momentos malos o en los momentos buenos, se da en la constancia de seguir día a día, hora a hora, minuto a minuto y segundo a segundo.
Todos los seres vivientes somos artistas de nuestro momento en este plano terrenal. Denotamos una belleza enorme que no puede ser opacada por percepciones erróneas de la realidad. Busquemos en nuestro interior el artista, seamos los guionistas de nuestra obra y elevémonos espiritualmente en el único momento que poseemos: el ahora.
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