La Declaración de Río de Janeiro, que es la declaración más importante que se ha dado sobre el medio ambiente, aparte de la de Estocolmo de 1972, afirma en su principio 16 que es obligación internalizar los costos ambientales:
“Principio 16. Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio de que el que contamina debe, en PRINCIPIO, cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni las inversiones internacionales.”
La internalización de los costos ambientales significa que, como el medio ambiente (agua, aire, suelo, flora, fauna y paisaje) es un bien, hay que establecer su valor para poder ser tomado en serio en los procesos económicos mundiales.
El principio básico de la economía dice que Precio es igual a Costo más Utilidad. La rentabilidad de las empresas, de la economía en general, se obtiene: o subiendo los precios o bajando los costos. Pero en un mercado competitivo, como el mundial, si subes los precios, pierdes los clientes, así que no queda otro camino que disminuir los costos.
Si un árbol amarra el suelo e inhibe el revenimiento de los suelos; si un árbol genera alimento para la avifauna, la atrae; si un árbol genera hábitat para la fauna (aves y otros); si un árbol genera oxígeno para que las personas y animales respiren; si un árbol absorbe dióxido de carbono que afecta la salud de las personas y animales; si un árbol genera paisaje; si un árbol genera bienestar con la sombra que genera; si un árbol genera un sitio adecuado para que las aguas broten naturalmente, esto es, que se den nacimientos de aguas; etc… la falta de un árbol genera unos costes para la sociedad y hay que pagar por ellos.
Leyendo a Arnold Toynbee, el gran historiador, afirma:
“El limen que permanece abierto entre el dominio de la civilización en crecimiento y las patrias de sus prosélitos bárbaros es como una amena falda cubierta de árboles, cuyas raíces protegen el suelo de la erosión; de manera que las aguas que bajan se escurren gradualmente sin formar cañadas ni torrentes. Este paisaje está hecho a prueba del tiempo y, en consecuencia, constituye un seguro contra un cataclismo, mientras el colapso de la civilización no lo conmueva.” (Arnold Toynbee, Estudio de la Historia, Tomo VIII, Emecé Editores S.A., Buenos Aires, 1961, Pag. 337)
Quise, como concejal de Medellín, que en el Estatuto Tributario de la ciudad, que se acaba de aprobar en el Concejo, hubiese una exoneración del impuesto predial para los dueños de predios que a lado y lado de las corrientes de aguas y alrededor de los nacimientos de aguas, crearan unos bosques (árboles) en un área mayor a cuarenta (40) metros a lado y lado de los arroyos, quebradas y ríos; y mayor a ciento veinte (120) metros alrededor de los nacimientos de aguas. Logré que se aprobara en Comisión en el Primer Debate; lamentablemente fue derrotada mi intención en la Plenaria en Segundo Debate, y lo más triste, 7 a 5. Es decir, 9 concejales no votaron, siendo la responsabilidad más grande de un cuerpo colegiado, como el Concejo de Medellín, decidir cuáles son los tributos con que vamos a gravar a los ciudadanos de Medellín.
La Alcaldía de Medellín, todavía en manos de Daniel Quintero Calle y sus huestes, no ha entendido el valor del medio ambiente. Los concejales, menos. El ambiente vale, y mucho. Tiene un precio. Recomiendo leer y estudiar los textos que existen sobre Economía Ambiental y valoración económica del medio ambiente.
Hola julio.
Este tema si que es importante y urgente ,pero como todo problema ,no vemos el origen .
Hay que arrancar por donde nacen las fuentes hídricas de el valle de aburra.
Yo conozco las del costado oriental .
Santa Elena en particular .
El manejo del municipio con este corregimiento es lamentable,es el abandono total no hay políticas mediohambientales ni urbanísticas todos hacen lo que se les da la gana .
El municipio solo va cada año a cargar volquetas con silletas .
Pero hay nace las aguas de medellín .
Pasan por la montaña ,que cada vez tienen más casas con terrenos sembrados de grama.
Cambiando los lechos para que cuadren los lotes .
Pero para este lado no se.
Hay está el problema ,cómo decían los viejos.’busquemos quebrada arriba’