En la recta final de este 2023 y prácticamente cerrado el calendario electoral en América Latina, repasamos brevemente lo que sucedió. En Ecuador tras la segunda vuelta presidencial el pasado 15 de octubre, fue elegido como presidente Daniel Novoa, el más joven en la historia política del vecino país, con el voto de 5´251.695 (51,83%) de ecuatorianos; derrotando a la experimentada política Luisa González, quien obtuvo el 48,17% del total de votos emitidos. un total de 4´880.531 (48,17%). A pesar del escaso margen (3,66%) la derrota de la heredera del cuestionado expresidente Rafael Correa, podría interpretarse como una señal de rechazo, de un lado; y, giro hacia formas más frescas, menos polarizantes, que generan confianza, del otro. La victoria del centralista Noboa, podría también interpretarse como el respaldo de una franja de votantes jóvenes, afines a la comunicación de redes, que optan por, también, novedosas estrategias de “light” que logran incidir en la conducta del elector por estos tiempos.
Por su parte, en Argentina la carrera a la Casa Rosada aún no se define. Conforme las reglas electorales el resultado de esta se conocerá el próximo 19 de noviembre en segunda vuelta. Datos de la Dirección Nacional Electoral 35´394.425 argentinos se encuentran habilitados para decidir quién será el nuevo inquilino de la Casa. En la disputa están el controvertido Javier Milei; y, el oficialista Sergio Massa. Vale señalar que ya en octubre se eligieron, en octubre pasado, 19 parlamentarios de corte nacional y regional para conformar el Parlamento del Mercosur, diputados (2023-2027) e integrantes del Senado de la República (2023-2029).
[…]los procesos electorales son continuos, resultan ser indispensables a la formación perpetua de los Estados, están en constante edificación y es la manera mediante la cual los líderes políticos elegidos asumen el compromiso profesional […]
En Colombia, según los datos suministrados por la Registraduría Nacional del Estado Civil 38´905.005 millones de ciudadanos se encontraban habilitados para participar de las elecciones territoriales. Las mujeres siguen siendo mayoría (51,47%). Finalizada la jornada electoral la abstención, aunque levente, aumentó en 1,28%, con respecto a la observada en 2019 cuando se eligieron autoridades nacionales. El 29 de octubre pasado 19´774.646 votos eligieron 32 gobernadores y 418 diputados departamentales; 1102 alcaldes, 12.072 concejales, y 6885 ediles.
Finalmente, y no menos importante, el calendario se cierra con la convocatoria a referendo constitucional que se celebrará el 17 de diciembre en Chile. Se pretende con el no solo actualizar el sistema constitucional sino también intentar erradicar la sombra de la dictadura militar vivida durante 17 años al mando de Augusto Pinochet.
Como vemos, los procesos electorales son continuos, resultan indispensables en la actividad estatal; asimismo, se encuentran en constante evolución. A través de ellos, los partidos políticos, y sus líderes elegidos, asumen la responsabilidad política de dirigir y representar los intereses sociales, económicos, culturales del conjunto de la sociedad.
Desde la Grecia antigua las teorías de los sistemas políticos, pasando por Maquiavelo, Bodin, Hobbes y otros tantos ilustres escritores clásicos, se ha establecido hoy por hoy que los procesos de participación político-ciudadana surgen como una de las formas más importantes para organizar a la sociedad; en consecuencia, la denominada democracia no gira solo entorno al depósito de un voto en época electoral sino que va mucho más allá para finalmente establecer que su campo de acción debe orientarse construcción de sinergias, de espacios y encuentros de participación y deliberación social que irradie en la construcción de políticas más sociales, más incluyentes y sobre todo más transparentes.
Sin embargo, el vestido de la democracia no siempre es color rosa: de la perfecta teoría a la realidad cotidiana surgen elementos que van en contra a los estándares armónicos de vida, por ejemplo, temas actuales como son los conflictos armados de espectro nacional o internacional, el desabastecimiento y la baja calidad de los alimentos en algunos sectores de los países latinoamericanos, la precaria e inestable educación en los colegios y las universidades, la aniquilación de la fauna y la destrucción de la flora a causa de intereses económicos como lo es el caso de la sequía afrontada por Uruguay a mediados del presente año y el paradójico pero constante desabastecimiento de agua potable en La Guajira (Colombia) son apenas algunos asuntos que contribuyen de una u otra manera a que el ideal de una sociedad más estable se trunque en el camino, de allí entonces que se piense y se hable del estado crítico de la democracia.
En conclusión, esa crisis se evidencia en la inestabilidad de los diversos sistemas políticos que claramente se convierte en un sistema convulsionado cuya síntesis es el quebranto a la democracia representativa.
*Al cierre de la presente columna de opinión, el superciclo electoral (2021-2024) como lo ha definido Daniel Zovatto sigue activado, se esperan elecciones presidenciales, legislativas, regionales y subregionales en El Salvador, Panamá, México y República Dominicana en Sur América Uruguay y Venezuela que servirán para afianzar los proyectos políticos cursantes o reconfigurar la política actual.
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