“Cuando creas estar frente a un imposible, cierra tus ojos y repite: ‘no es q no puedo, es q no he aprendido cómo hacerlo’.”- J. A. M.
Los momentos de mayor satisfacción de mi vida han sido, por lo general, aquellos en los que he completado algo que en sus inicios pensé que no podría hacer. Sentimientos de orgullo, satisfacción y alegría se apoderan de mi estado mental y físico y, tales emociones me impulsan a querer seguir retando mis propias capacidades para hacer más de esas cosas que creo que “no puedo” hacer.
Uno de esos ejemplos es el que narro en mi libro De soñarlo a lograrlo, de cuando aprendí a manejar bicicleta a mis 39 años de edad (casi 40). La segunda vez que me subí a ella comencé a pedalear sin ayuda y sin caerme y, lo mejor de todo no fue eso, sino que inspiré a una de mis gemelas a seguir intentando en su propia bicicleta.
Cuando logramos combatir nuestras limitaciones –que cabe destacar son netamente mentales-, no sólo nos hacemos bien a nosotros mismos sino que generamos un impacto positivo en otras personas, bien sea de nuestro círculo cercano o extraños que se sienten inspirados por nuestra historia al conocerla.
Esa misma gemela que había decidido que “no podía” pedalear hacia adelante (tenía tan sólo 3 años de edad en ese momento y pedaleaba hacia atrás), en repetidas ocasiones decía “no puedo” cuando estaba frente a un reto nuevo. Mi energía se enfocó en quitarle esa creencia que tenía de que ella no podía hacer cosas explicándole que cuando está frente a algo que la intimida o que cree que está más allá de sus capacidades debe hacer una sustitución de pensamientos y decirse a sí misma “no es que no pueda, es que no he aprendido cómo hacerlo”. ¿Los resultados? ¡Totalmente satisfactorios! Y no sólo porque ha cambiado su patrón de pensamiento, sino porque al atreverse a aprender cosas nuevas, experimenta las mismas sensaciones de orgullo, satisfacción y alegría que mencioné al principio, con el mismo resultado natural: querer hacer más de lo que creía que no podía. Y la consecuencia obvia es que está aprendiendo cada día más, está fortaleciendo su autoestima y seguridad en sí misma y se está convirtiendo en una personita más versátil. Nadie me lo ha contado, ¡lo veo yo misma!
Es muy diferente cuando afrontamos un reto con una actitud de incapacidad e incompetencia, a cuando lo hacemos con la idea en mente de que todo lo que necesitamos es aprender cómo ejecutar la acción (o acciones) que nos llevarán a superar el reto. Para nadie es un secreto que hoy día hay infinitas fuentes de aprendizaje: internet, cursos (presenciales y online), coaching, consultorías, mentorías, libros, y un largo etcétera.
Te invito a poner en práctica la sustitución de pensamiento cada vez que creas que no puedes hacer algo. Verás que al hacerlo tu vida dará un giro de 180 grados. Pero ojo, no basta con sustituir el pensamiento solamente; esa es la puerta de entrada a la nueva experiencia. El siguiente paso es activarse en el proceso de aprendizaje y practicar hasta que ese aprendizaje sea internalizado y se logre el resultado.
Si todavía necesitas una dosis extra de inspiración, te recomiendo que veas los videos a continuación (o al menos uno de ellos):
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