Hablamos con Paula Andrea Agudelo, una mujer comprometida con Medellín, su cultura y la niñez, ella nos relato que gracias a estar sin parche, sin programa, desocupado, fue el motor de arranque de un grupo de chicas y chicos que decidieron parcharse a escribir.
Se interesaron por el mundo de las letras y por la posibilidad de construir universos de palabras. Por ello se reúnen una vez al mes y arman parche, visitan lugares culturales, conversan, sacan fotos, se ríen a carcajadas y escriben.
Lugares que los inspiran
Entre su colección de lugares visitados cuentan con El Museo Cementerio San Pedro, El Instituto de Cultura de Antioquia, El Museo de la Memoria, El Jardín Botánico, El Pequeño Teatro, Viva Palabra y algunas bibliotecas. Cada uno de estos encuentros detona ideas, palabras y personajes que buscan salir a la luz a través del lápiz de alguno de los integrantes.
El grupo está conformado por 8 chicas y 3 chicos, entre los 9 y los 16 años, de colegios públicos y privados de la ciudad de Medellín. Quienes decidieron montarse en este parche desde hace más de un año, trabajando con dedicación y perseverancia en sus escritos, han aprendido que el oficio de escribir no se logra de la noche a la mañana y que para que un cuento esté listo se requieren muchas versiones, correcciones y sobre todo escuchar.
Una de las técnicas que se utiliza en los talleres, es leer uno de los textos que esté construyendo un compañero, el grupo escucha y le hace preguntas al texto para enriquecerlo.
Inicialmente se mostraron muy renuentes a leer sus construcciones y permitir que los demás intervinieran, pero en la práctica han empezado a soltar y a entender que son comunidad y que ese es el modo de consolidar sus ideas, ya que un escritor busca exteriorizar sus universos.
El grupo además de proponer un ejercicio intelectual genera otras posibilidades, en palabras de Lucas Rueda (15 años) uno de sus integrantes:
«El grupo no solo nos permite visitar lugares y conocer acerca de literatura, sino que también nos permite conocer más de nosotros mismos, expresarnos, divertirnos y crear historias únicas»
Para Violet López (9 años) la integrante más joven del equipo:
«El grupo es para ser uno mismo pues escribir es una forma de expresar lo que sentimos, además me gustan mucho las dinámicas que hacemos para construir los cuentos».
Así mismo las palabras de Karen Quintero (15 años) reflejan la relevancia de esta comunidad en la vida de sus integrantes :
«En el grupo transformamos la crueldad del alma en relatos escondidos dentro del corazón».
De igual modo las familias de estos jóvenes han brindado todo el apoyo para que sus hijas e hijos formen parte de este proyecto. Sin ellas no sería posible este sueño que hoy tiene como nombre Desparche y Escritura. Sueño que surgió a partir de un concurso de cuentos para conmemorar el día de la mujer, desde el área de lengua castellana, en el colegio Alfred Binet.
Una mujer que cree en la letras
La docente Paula Andrea Agudelo, quien era la encargada del área de castellano para ese entonces, encontró ideas muy interesantes entre los cuentos que concursaron y sintió el deseo de no dejar morir el interés de sus estudiantes por la escritura. Fue así como convocó a un grupo de los participantes a unirse y conformar una comunidad de escritores, que más tarde terminarían adoptando el nombre Desparche y Escritura y sumando a nuevos integrantes.
El grupo en cabeza de la profe Paula Agudelo, quien además se desempeña como promotora de lectura y cuentera, ha logrado publicar sus primeros cuentos.
Inicialmente publicó en la revista Contante y Soñante de la corporación Viva Palabra, allí expuso por primera vez las versiones iniciales de un cuento titulado «Dolor de Madre», de la escritora Karen Quintero, y Dos Mundos, del escritor Lucas Rueda.
Seguidamente se publicaron unas nuevas versiones de los mencionados cuentos, pero en esta ocasión se modificó el título «Dolor de Madre» sustituyéndolo por «El Corazón Llegó tarde» (Karen Quintero). Dichas publicaciones se llevaron a cabo en la revista Kronópolis (virtual) donde tienen una sección titulada «Desparche y Escritura», allí no solo aparecen disponibles los cuentos de Karen y Lucas, sino también El Orfanato Alfred Binet, un interesante cuento de una de sus escritoras Eliana Villa (16 años).
El grupo se perfila como una comunidad para pensar, para ser y para construir otras realidades posibles a partir de la palabra.
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