Carta abierta a Carlos Andrés Trujillo

Senador, usted es la antítesis de lo que debería ser un político. El político de vocación trabaja por los asuntos del ciudadano y busca gobernar o legislar de la manera más justa posible, pero usted no representa nada de eso porque usted le hace gala a la trampa, a la mezquindad y a todo aquello que pueda resultar escatológico y vomitivo en la política.

Usted se dedicó a llenarse los bolsillos de influencias, contratistas y dinero, pero no a llenar a Itagüí de oportunidades para sus ciudadanos. Su deber ser como alcalde era administrar para todo el municipio, no solo para la zona central; su tarea también era ser justo, no gobernar para sus amigos. Usted se ha dedicado, como alcalde, diputado y senador, a engrasar su maquinaria de ambiciones personales.

Sí, es cierto, usted marcó un antes y un después en cuanto a la seguridad en Itagüí. Cuando usted llegó a la alcaldía, el municipio era intransitable hasta para nosotros mismos, a pesar de que por esos tiempos yo era apenas un adolescente. Este era un municipio en donde mataban por ver caer, y usted y sus estrategias lograron que la tasa de homicidios hoy por hoy sea extremadamente diferente a hace unos diez años.

Le reconozco también su inteligencia: leyendo bien el contexto del momento, usted fue capaz de poner a todos los partidos y movimientos en Itagüí a bailar al son de la misma canción. Usted unió a la izquierda, a la derecha y al centro para catapultarlo a la alcaldía. Admirable.

Sin embargo, usted se convirtió en lo peor que puede existir en la política local. Su manera sucia de actuar le ha costado más de 10 investigaciones entre activas y archivadas: peculado, prevaricato, concierto para delinquir, abuso de autoridad, violación de las normas legales, homicidio, etc. Todo eso usted lo carga en sus espaldas.

Usted y su grupo mafioso confunden el respeto y el cariño de la gente, con el miedo y la necesidad de mantener un contrato. Ustedes les han estado exigido votos a los miles de contratistas de diferentes administraciones municipales para seguir con el reinado de la corte de gamonales conservadores, cuyo dueño es usted, senador y exalcalde Trujillo. Y digo dueño, porque usted no es líder, sino dueño de unos sujetos que tienen ciertos votos y nulo carácter.

Su ambición y sed de poder me hacen recordar a un cuentico de Tolstoi llamado Cuánta tierra necesita un hombre. Allí le permiten a un hombre coger una vara y abarcar todo el terreno que pueda. La única condición es que, antes de caer el sol, debe volver al punto inicial para poder ser el dueño de todo el territorio abarcado. Luego, pasa lo que le podrá pasar a usted, Carlos Andrés Trujillo…. Su sed de poder lo va a dejar sin nada y con solo lo necesario para dejar de ser en el mundo.

Usted ya sabe los aires que le vienen respirando en la nuca, y eso no lo tiene tranquilo. Usted está pasando de ser un poderoso anónimo de la política, a uno de los senadores más misterioso y votados del país, lo que le implicará varias lupas de investigadores y medios encima. Usted no está limpio, y por eso no puede estar tranquilo. Cualquier cabo que aten sobre usted, provocará un entrelazamiento de casos y cabos que reafirmaran lo que es usted: un mafioso de la política… y no me refiero con ello a armas o drogas, sino a prácticas cochinas, bajas e inescrupulosas.

 Santiago Molina

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Todas las columnas del autor en este enlace: Santiago Molina Roldán

Santiago Molina

Licenciado en Humanidades, Lengua Castellana de la Universidad de Antioquia.​

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