Conforme la densidad poblacional de los municipios del Valle de Aburrá crece, también lo hacen las necesidades de los ciudadanos y en la misma medida debería ser la respuesta de la institucionalidad, en el que debemos tener en cuenta un factor determinante: para la población cada vez existen menos fronteras entre las ciudades que conforman el área metropolitana.
Esto nos obliga a pensar en Medellín como ciudad región, no solo por ser la que alberga 2,5 millones de los 4,1 millones de habitantes del Valle de Aburrá, sino porque genera el 63,8% del PIB de este. Un área metropolitana fuerte y cohesionada, le da más herramientas a la administración pública de actuar de manera efectiva y eficiente frente a las necesidades poblacionales.
Bajo esta misma lógica, el Valle de Aburrá debe verse a sí misma dentro de un esquema de cooperación con las diferentes subregiones de Antioquia, ya que en la medida que el progreso sea expansivo y fruto de la sinergia institucional, así mismo será el bienestar que se les pueda brindar a los habitantes de todo el territorio.
Medellín no ha sido ajeno a este modelo de ciudad-región, de hecho, durante la administración de Federico Gutiérrez, la alcaldía cofinanció el túnel de El Toyo por 530 mil millones, entendiendo que no es una obra únicamente de conectividad vial, sino un dinamizador de la economía al interior de la ciudad.
Pensar en una Medellín para Antioquia potenciará los diferentes renglones de la economía, promoviendo la generación de empleo y riqueza; de igual forma permitirá la destinación de recursos públicos para obras estratégicas como el tan esperado tren del río, que beneficien a toda la población, generando una transformación social equitativa.
Pero para lograr este sueño de unidad, es vital que tanto Medellín como Antioquia tengan liderazgos capaces de alinear los intereses de todas comunidades de las subregiones de Antioquia, permitiendo ampliar la oferta pública, las coberturas en derechos fundamentales como la salud y la educación, y la captación de inversión directa para ejecutar las grandes obras que necesita nuestro departamento.
Hoy por hoy, las únicas personas que tienen la capacidad de liderazgo necesarias para llevar esto a buen puerto son Andrés Julián Rendón, candidato a la Gobernación de Antioquia, y Federico Gutiérrez, quienes ha demostrado gestión y entrega para el bienestar de la comunidad, así como conocimiento real de las necesidades de cada subregión.
Darle el voto de confianza a la dupla Fico – Andrés Julián, significa una apuesta clara por una Antioquia solidaria, mancomunada y unida en una visión de crecimiento conjunto.
Finalmente y no menos importante, Fico y Andrés Julián le creen a la seguridad, pues estos sueños de sinergia institucional no podrían lograrse sin una voluntad férrea de combatir la criminalidad y entender que la violencia generada fuera del área metropolitana es causa/consecuencia de una delincuencia que no tiene fronteras pero sí tentáculos que retrasan el sueño de una Medellín y Antioquia grandes y unidas.
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