Son miles los temas que quisiera tratar, pero hoy abordare la más sublime de mis pasiones, los animales. Sin ser un activista animalista debo señalar que he podido evidenciar de primera mano lo avasallantemente crueles que podemos ser con los animales, pero esto tristemente no es algo de extrañar ya que los hombres de por si somos terribles con nuestros semejantes.
Lo anteriormente dicho es un reflejo de la dantesca naturaleza humana, en la cual no voy ahondar mucho pero me sirve para situar esta reflexión, así pues parto de un cuestionamiento que siempre está presente cuando pienso en el tema ¿Cómo hacer que los seres humanos dejen la crueldad animal, si aún no logramos que los humanos dejen de ser crueles con otros humanos? Con esta pregunta pido no me mal interpreten, no es que trate de abordar la problemática del maltrato animal en forma lineal, no es como que quiera solucionar otros problemas, para luego solucionar la agresión animal, ni mucho menos estoy haciendo escalas de valores, lo que aquí planteo es solo una pregunta que pretendo nos invite a reflexionar la crueldad animal situándonos en un matiz un tanto más social.
Hay un tema central en el cual quiero fijar la mirada el cual obviamente es el amarillismo, con cierta tristeza puedo notar que con marcada tendencia las redes sociales se han convertido en un escenario un tanto mórbido en el cual proyectamos toda nuestra decadencia social, debo rescatar que me parece de admirar el hecho de que queramos ayudar a miles de animales publicando sus tristes historias en Facebook, pero esto en cierta medida y así suene un tanto atrevido está insensibilizando a la gente, solo decimos “Ay que pesar” y saltamos a otra publicación. Aunque sea un tanto contradictorio de mi parte esto no se debe dejar de hacer, las historias de quienes sufren deben ser contadas, pero tenemos que ser reflexivos con nuestros actos y tomar una postura crítica a la hora de publicar.
Retomando lo que decía anteriormente, para mí la crueldad animal resulta ser una problemática inminentemente social, partamos de un ejemplo según el Departamento de Justicia de, EE.UU el 71% de los hombres que han agredido a un miembro de su familia, también ha maltratado antes a sus animales de compañía. Esto solo nos sirve como ilustración, pero ahora pensemos, en la colosal cantidad de casos de crueldad animal de los que no se tiene conocimiento, la gran mayoría de estos casos no se ponen de manifiesto ante mecanismos legales o ante los medios de comunicación. Para terminar quiero decir que lo que está mal debe ser evidenciado, pero por una causa justa, no para conseguir “likes”, o para que la gente vea lo buena persona que eres, pensarnos esto de la crueldad animal creo ya nos posibilita a pensarnos como personas y como sociedad ya que nos sirve para contemplar que tan humanos somos.
Un grande decía: “La grandeza de una nación y su progreso puede medirse en cómo trata ésta a los animales».
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