Un 10 de septiembre del 73…

Hace 50 años, un día como hoy -10 de septiembre- era citado de manera perentoria a su oficina por el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, General Gustavo Leigh. Esta es la historia.

El día lunes 10 de septiembre de 1973, en cuanto llega a la Secretaría Nacional de Distribución que presidía, el General Bachelet me llama con urgencia a su oficina. Al entrar me sorprendo verlo agitado, incluso molesto.

-¿Se volvió loco, Capitán?- me increpa, mientras abro los ojos sorprendido, adoptando yo de inmediato ya no la postura relajada que acostumbraba ante él, sino cuadrándome disciplinadamente. No alcanzo a preguntarle la razón, pues él prosigue.

-¡Cómo se le ocurre presentarse de uniforme ante el Pleno del Partido Comunista! ¡Esto nos traerá serios problemas…!-

-¿Qué…?- atino a decir, tratando de descifrar si su seria postura constituía una broma. -¡Anoche, en la Televisión Nacional, lo mostraron a usted y al Ministro Millas

dirigiéndose al Pleno del Partido Comunista, y usted nada menos que de uniforme!

-¡Mi General, debe ser un error, yo jamás he participado en actividad alguna del Partido Comunista y mucho menos lo haría de uniforme!-

-¿Y cómo explica las imágenes difundidas anoche?- insiste, en un tono más apaciguado.

-¡Mi General, la única vez que he coincidido con el Ministro Millas fue hace un par de semanas atrás, cuando en representación suya, participé en un evento con las Juntas de Vecinos, pequeños comerciantes y JAP ́s en la Gobernación Pedro Aguirre Cerda! Como le informé, en la oportunidad después de la intervención del ministro, me correspondió explicar las políticas de la Secretaría. En el acto estaba también Patricio Palma, Director de la DIRINCO!-

-¡Entonces los malditos del canal no encontraron nada mejor que usar esas imágenes para ilustrar la noticia…! Concluye acertadamente el General, rellenándose en su silla en un aire relajado e invitándome a tomar asiento.

Mientras elucubramos cómo paliar la situación, suena su teléfono.

-¡Aló! Responde y mirándome me señala su hombro donde luce el rango, típico gesto que indica lo llama un superior.

-¡Hola Gustavo, buenos días, dime…!- Sabiendo, tiene al otro lado de la línea al General Leigh y no dudando la razón de la llamada, respondo al gesto del General Bachelet “tijereteando” con mis dedos mi pelo, señalándole que lo tenía largo como para presentarme en la Comandancia. (Licencia que me tomaba con mi tolerante jefe)

-¡Entiendo, pero en este momento no está aquí el Capitán Vergara, lo he enviado a la Corfo! Escucho al responder al General, haciéndome un guiño de complicidad.

-¡Perfecto, ahí estará a las 3 de la tarde! Se despide colgando el teléfono.
-¡Ya me escuchó!- me dice, agregando -¡vaya preparándose, ya sabe cómo es

Gustavo!-

Claro que sabía. Cuando el año 69 lo nombraron Director de la Escuela de Aviación al entonces Coronel Leigh yo me desempeñaba allí como Instructor. Simultáneamente cursaba el segundo año en la Escuela de Economía, haciendo uso de un permiso especial que me había dado la Comandancia en Jefe, el que me permitía asistir a clases en las mañanas.

Esta situación no gustó al nuevo Director, quien llegaba con un aire de dureza y rigor. No pudiendo impedir mis estudios universitarios, exigió debía recuperar el tiempo de ausencia de alguna forma, recargando con ello mis responsabilidades como instructor. Al fin de ese año –al que llegué a duras penas- el Director solicita mi traslado, siendo destinado a la Dirección de Instrucción del Estado Mayor, en las dependencias del Ministerio de Defensa, en la Plaza Bulnes.

Con la preocupación de tener que enfrentarlo, salgo esa mañana al departamento que habitaba en el centro de Santiago. Dentro de la tensión que vivía el país, este episodio llegaba en el peor momento, así fuera un malentendido. ¿Lo entenderían así?

Llamo a Angélica, mi pareja, para pedirle con urgencia que nos juntemos para contarle la complicada situación en que me encontraba y me ayudara con los preparativos.

Después de cortarme el pelo y ponerme un uniforme recién planchado, revisamos el departamento. Angélica, una militante ultra compartida, tenía mucho material escrito. Previendo un allanamiento, nos deshacemos de todo lo conflictivo y me preparo para la cita.

A las tres en punto me presento en la Ayudantía de la Comandancia en Jefe. Lejos de la familiaridad con que nos tratábamos los oficiales, esta vez me reciben rostros adustos y nada cordiales. Incluso se respiraba una atmósfera de tensión. El Ayudante le informa al General de mi llegada y éste me ordena pasar.

El General Leigh me espera de pie tras su escritorio, con una mirada sombría, en un rostro no diseñado para dibujar sonrisa alguna. Sin mediar saludo ni introducción alguna me espeta:

-¡Capitán Vergara, he recibido una grave denuncia sobre usted. Usted ha osado participar de uniforme en una actividad política, faltando a una de las más básicas normas militares!-

Manteniendo mi actitud militar de “firme”, de la que no he sido relevado y con mi vista fija en sus ojos solicito permiso para responder.

-¡Hable!- me dice con tono de orden.

Procedo entonces a explicar el uso engañoso que ha hecho el canal de televisión, al usar imágenes que no correspondían con la noticia difundida sobre el Pleno del Partido Comunista llevado a cabo ese fin de semana.

Después de -para mí- un incómodo silencio, en el que ambos permanecemos de pie frente a frente, el General llama de viva voz al Coronel Fornet, su Secretario General, y le dice

-Fornet, el Capitán Vergara dice que él no ha incurrido en la falta que se le imputa. Que la televisión ha tergiversado su aparición en un acto en el que nunca estuvo. Quiero que averigüe el caso y de confirmarse la versión de Vergara, quiero que sancione a quienes han hecho la denuncia sin base-

Volviéndose hacia mí solo me dice -¡puede retirarse!- Dando media vuelta, salgo rápido de su oficina, cruzando el resto de las dependencias sumido en mis pensamientos, tratando de asimilar la experiencia vivida.

Alejándome de la Plaza Bulnes, miro al Ministerio, en el que he vivido tantas jornadas, sin saber que esa sería mi última visita sus instalaciones, como Oficial de la Fuerza Aérea.

Del tema de mi supuesta participación en el Pleno del Partido Comunista, jamás volví a saber.

Santiago de Chile, septiembre 10 de 2023

Raúl Vergara Meneses

ExOficial Piloto de Aviación – Fuerza Aérea Chilena. Fue apresado por la dictadura militar, torturado y condenado a muerte. Preso en un campo de concentración, protagonizó una huelga de hambre y luego de su liberación, fue exiliado. Fue Subsecretario de Aviación. Desde 2018 se desempeña como Garante, por Chile, del proceso de Paz en Colombia. 

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.