“Lo dirá la psicología, la sociología, los analistas de la política, pero me atrevería a afirmar que, aparentemente, estas promesas inalcanzables forman parte de una estrategia para llegar al trono: al poder, ya que una vez allí, surgen otras prioridades, a lo que yo llamo el poder real. No es un secreto.”.
Asombrosamente, y como cada cuatro años, los candidatos políticos sacan lo mejor de sí para interactuar de manera óptima con el ciudadano común. En esta ocasión, el 29 de octubre, los electores tendrán la oportunidad de ejercer su voto por el candidato que mejor demuestre empatía, o quizás por aquel que sea más atractivo físicamente. O ¡Por el que diga Uribe! o ¡Por el que diga el vecino! o ¡Por el que diga el cura del pueblo!, o por quienes catalogan a Colombia potencia mundial de la vida. En resumen, las opciones de voto van desde lo estético hasta las influencias de amigos y familiares.
No obstante, durante estos meses de campañas políticas en los que se eligen gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles, o miembros de las juntas administrativas locales, son numerosas las promesas que se lanzan al viento en medio del entusiasmo de los discursos en las plazas principales. Estos compromisos, expresados con tanto empoderamiento, con frecuencia recaen en lo que ya debió haberse hecho años atrás, pero por múltiples razones nunca llega a concretarse. Lo dirá la psicología, la sociología, los analistas de la política, pero me atrevería a afirmar que, aparentemente, estas promesas inalcanzables forman parte de una estrategia para llegar al trono: al poder, ya que una vez allí, surgen otras prioridades, a lo llamo que yo llamo el poder real. No es un secreto.
Es lamentable, pero real, que algunos candidatos realicen una constante búsqueda en los sectores más vulnerables para alcanzar el poder; también, y es mucho peor, que haya ciudadanos impulsados más por emociones que por razonamientos lógicos a la hora de elegir por quién votar. Se vuelve riesgoso dejarse llevar por el corazón al tomar decisiones electorales que definen el futuro de una región.
¡Votemos de manera informada! Y espero que aquellos por quienes votemos sean la figura que introduzca a los departamentos y municipios al ansiado cambio, un cambio que ha sido mencionado desde años atrás pero que siempre se ve ensombrecido por la violencia que ha plagado al país de las mariposas amarillas.
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