La desinformación es la manifestación de la falta de adaptabilidad de los gobiernos a los nuevos modelos de relación humana. No es la primera vez que la burocracia internacional ha operado de manera errónea y tarde. La oportunidad no es un fenómeno común en las relaciones humanas, usualmente es la adversidad, y eso demuestra el potencial humano de crecer y desarrollarse en las peores circunstancias.
Las peores circunstancias seguramente fueron las vividas por los venezolanos migrantes que intentaron por diferentes circunstancias, pero especialmente por la violencia política, recurrir a abandonar todo lo conocido; obligados a abandonar todo lo familiar. Eso de por sí ya resulta difícil, pero adaptarse a un entorno enormemente xenofóbico es una imposición social negativa. La cordillera de los andes no es un homogeneizador social; resulta difícil pensar que, con tantos rasgos en común, no fuimos coherentes con nuestra historia cercana.
Los colombianos, por la violencia social del narcotráfico, en algún momento tuvieron que recurrir a la migración, tentados tal vez por la prometedora vida de la patria venezolana (en el momento de mayor bonanza), o por el temor de lo irresistible de la muerte en ese momento. La respuesta empática y solidaria no fue lo que encontramos, ni lo que encontraron. El imperativo social es muy atractivo para los pensadores liberales; no creo que estemos preparados para los beneficios de una sociedad madura. Claro, este fenómeno no es latinoamericano, ha sido difundido y apropiado en gran parte del mundo por todas las clases sociales, todos los idiomas y en todos los momentos posibles de la historia.
Es una lástima que hayamos, como sociedad colombiana, perdido la oportunidad de eliminar las brechas que sufren los migrantes; me refiero a hacerlo de una manera integral. La experiencia mundial demuestra que una correcta integración de la población migrante (cualquiera), beneficia tanto a la población nativa, como a la recién llegada. La lógica de la oferta y la demanda no es aplicable al mercado laboral, por ejemplo. Una mayor cantidad de personas buscando un empleo, no las ofertas laborales. La tecnificación y la preparación es realmente lo que llegará a incidir, pero no a afectar negativamente la cantidad de puestos de trabajo. Resulta difícil para mí pensar que el amarillismo político, ha ganado la batalla, y todo por medio de la desinformación y el sensacionalismo.
Estados Unidos, se supone que es un faro de racionalidad en la geopolítica, y que por medio de sus organizaciones internacionales (no gubernamentales ¿Verdad?) procura por integrar la madures social que requerimos con urgencia. Sin embargo, con amargura debo aceptar que no es así, no solo por las organizaciones como el FMI, han hecho más daño que bienestar (África y Rusia sufrieron de esas recomendaciones y prestamos condicionados); me refiero más bien a su dichoso muro.
El muro es una muestra de xenofobia material, no es un insulto es el acto más abyecto en contra de todos los ciudadanos de la cordillera de los Andes; no creo personalmente, que sea para Europeos, Franceses o Alemanes. Finalmente, me gustaría cuestionarlos sobre ello, ¿Será que la evidencia empírica sobre los beneficios de la migración no vende tantos ejemplares como la actividad política y social irracional? Qué difícil es vivir en un mundo que se resiste, que impide y limite a la otredad. Tampoco quiero ser irresponsable y decir de manera prematura que todas las políticas proteccionistas sobre algún territorio serán negativas, mucho menos quiero establecer que todos los migrantes tienen buenas intenciones y van a actuar como ciudadanos ejemplares. Hay que analizar cada caso en particular, ojalá ello por medio de racionalidad, objetividad, y de la mano de algún profesional experimentado (Que no sea fan de ChatGTP).
Comentar