“Se pone a prueba la ética cuando el periodista decide contar un hecho con objetividad: dando voz a todos los actores implicados por encima de su ideología, o priorizando su ideología para contar hechos que no son”.
La definición de ética en el diccionario de la Real Academia Española nos dice que es el “conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida” (ver). Es decir que la ética es como un faro que nos ayuda a orientarnos para actuar correctamente y vivir mejor como sociedad. Nos ayuda a ser conscientes sobre si actuamos bien o mal y si es de manera deliberada. La ética nos ayuda a ser mejores personas.
En el trabajo, por ejemplo, la ética nos ayuda para saber si estamos dando lo mejor de nosotros o si, por el contrario, sólo estamos por estar, por recibir un salario que nos permita solventar gastos, pero sin encontrar propósito y sentido a lo que hacemos.
El trabajo en casa, que se incrementó desde la pandemia, es un buen ejercicio de ética profesional porque sin tener al jefe ni a los compañeros de trabajo al lado se puso a prueba el compromiso para sacar adelante las metas planteadas. No hay quien controle la hora de llegada ni de salida de la oficina, ni si alguien se tomó más tiempo del normal para almorzar o si pasó más tiempo tomando café o conversando de temas banales, que realmente concentrado en lo que debería estar. Es un ejercicio de conciencia con la confianza depositada.
Desde el ejercicio profesional sale a flote la falta de ética cuando un exempleado, resentido por no laboral en la empresa para la que trabajaba, empieza a hablar mal de su ex empleador -con mentiras-, sólo con el fin de hacer daño. El deber ser, si uno ve que la empresa para la que trabaja no actúa correctamente, es conversar con los implicados internamente. Las empresas están conformadas por personas y como personas no somos perfectos. Con madurez hay que lavar los trapos sucios en casa.
En caso de que la empresa siga actuando en contra de nuestros principios, a pesar de haber alzado la mano, lo más sano es renunciar; pero lo que no es ético es esperar a que a uno lo despidan para luego salir a hablar de los supuestos atropellos a los que fue sometido.
También se pone a prueba la ética cuando tenemos malestar con alguna persona o compañero. Tenemos dos opciones: resolver las diferencias directamente con ese colega para tratar de recomponer la relación, pedir perdón si es necesario por incómodo que sea; o hablar mal de ese compañero con terceros, afectando su reputación y luego el clima laboral.
Desde otros ejercicios profesionales como el periodismo, se pone a prueba la ética cuando el periodista decide contar un hecho con objetividad: dando voz a todos los actores implicados por encima de su ideología, o priorizando su ideología para contar hechos que no son, faltando a la verdad y engañando a la opinión pública.
Cada uno de nosotros sabe si actúa éticamente o no. La misma entraña nos los dice. En estos tiempos convulsos que vivimos, es con ética como podemos mantener firmes nuestros cimientos, no perder el foco y romper la polarización que vivimos de hace años. La ética permite dejar de lado el ego que nos ciega para reconocer las virtudes del otro y de entender que puede tener razón. Ayuda, definitivamente, a que vivamos mejor como sociedad.
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