¿Cómo nació la facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana? 85 años de su fundación

Exponer sobre la fundación de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín es exponer sobre la historia de Colombia y del mundo.

El siglo XX comienza con dos revoluciones anticlericales. La Mejicana y la Rusa. Ambas socialistas.

El socialismo genera en España la caída de la Monarquía y la llegada de La República. Los excesos socialistas generaron la creación de la Falange. José Antonio Primo de Rivera, su joven director, fue apresado y asesinado. Ello desata la guerra civil española en 1936.

Los Frentes Populares en España y Francia hacen fuerte aparición en la política de esos países e influyen poderosamente en el gobierno liberal de Alfonso López Pumarejo.

Los conservadores son los dueños del poder desde la llamada, por los liberales, la traición de Rafael Nuñez, que dio origen a la Constitución de 1886, y que hizo ceder el poder al liberalismo.

Dos amigos, en posiciones políticas distintas, se hacen dueños de sus partidos: Alfonso López Pumarejo (Liberal) y Laureano Gómez (Conservador). Juntos atacaron al Presidente Conservador y antioqueño Marco Fidel Suárez.

ALFONSO LOPEZ PUMAREJO

Alvaro Tirado Mejía expresa sobre Alfonso López Pumarejo:

“En la convención liberal del 19 de abril de 1.929, ante la perplejidad de muchos, propuso que el liberalismo se preparara para asumir el poder.”

“López no era simplemente lo que se pudiera denominar un liberal de centro. Era un conductor que se situaba a la izquierda, que estaba dentro de la ola de lo que en ese momento significaba la izquierda democrática en el mundo: el antifascismo, el intervencionismo de Estado, la aceptación y el impulso del mundo sindical, la modernización del Estado en cuanto a hacerlo laico y separado de las potestades eclesiásticas, la concepción de la propiedad dentro del marco del interés público…Es decir, lo que en los gobiernos progresistas de la época se denominó el estado benefactor.”

“Y es que López como ideólogo, aunque nunca pretendió tal papel, o como gobernante, siempre fue signo de contradicción dentro de su propio partido por colocarse a favor de los intereses populares y en oposición a los sectores tradicionales. Este fue el sentido de la lucha que libró durante los años veintes contra el general Herrera y los otros generales que dirigían el partido.”

“López decía que el liberalismo estaba domesticado, limpio de ideas, falto de arrestos e identificado con el partido conservador en sus procedimientos y sus fines.”

“El partido liberal tenía que definirse ante todo sobre la cuestión social. Con ello quedarían planteados los elementos de demarcación ideológica. Estos irían tomando el nombre de derechas e izquierdas.”

En carta dirigida al periódico El Tiempo, el 16 de febrero de 1927, López afirmó: “nuestra organización social descansaba sobre una triple esclavitud: económica, política y social. Era preciso aumentar los jornales para que el trabajador se redimiera del vasallaje…el partido liberal debía movilizar sus energías en defensa del pueblo y propiciar, entre otras cosas, el alza del jornal.”

“En la convención liberal de 1929…López se dedicó entonces a organizar al partido, a revitalizarlo ideológicamente y a prepararlo para que dejara de ser agrupación de perenne colaboración y se convirtiera en un partido de gobierno.”

“En un manifiesto firmado por López…se decía que un partido que se llame liberal y que en realidad lo sea no puede rechazar en su organización colectiva ninguna agrupación de ideas de izquierda, que por acciones de la vida política pueda ser una afortunada combinación de éxito para su ideología. El manifiesto hacía un llamamiento para que el partido abriera una cátedra de agitación mental y se oyeran las opiniones de la izquierda (Diario Nacional, 27 de noviembre de 1929)” .

“En los años treintas, el país vivió una aguda y positiva confrontación de ideas. Como lo anotaba López, los conflictos que degeneraron en la violencia fueron causados no por las ideas sino por su abandono o ausencia. Era aquella una época en la que la gente se identificaba por sus tendencias ideológicas, como liberales de izquierda, de centro o de derecha, socialistas o comunistas, conservadores o falangistas. No era esa situación que ha conocido el país en las épocas recientes. En éstas, por el afán de mostrar la identidad, so pretexto de que la confrontación doctrinaria es dañina, las gentes vegetan en el limbo gris del indoctrinarismo al amparo del cual se pierde el control de la gestión pública y se afianza el autoritarismo por la apoliticidad de la población.”

Toda la anterior situación a 1936 la resume Alvaro Tirado Mejía, así:

“Para López, entre 1886 y 1930, no hubo derechas e izquierdas sino dos partidos tradicionales dentro de un estado derechista. Pero cuando por primera vez se dio el debate sobre un presupuesto en el cual los gastos y las contribuciones tenían la finalidad de favorecer a la población, surgió la disputa y la división. La distancia entre izquierdas y derechas comienza a marcarse, pues, como veis, en cuanto aparecen los primeros conflictos económicos y fiscales del proporciones”.

En 1930 el Partido Conservador pierde las elecciones presidenciales fundamentalmente por cinco razones: a) La División entre Guillermo Valencia y Vásquez Cobo; b) El ruido generado por Gaitán frente a la llamada por Gabriel García Márquez “Masacre de las Bananeras”; c) La crisis económica mundial o depresión del 30; d) El guiño que no dio la Iglesia a través de Monseñor Perdomo a quien de ese momento en adelante los conservadores llamaron Monseñor “Perdimos”; e) La candidatura nacional impulsada por López de Enrique Olaya Herrera y apoyada por el conservatismo antioqueño.

Con Olaya Herrera las cosas se mantuvieron en statu quo. El período 1930-1934 consolidó la unión entre los partidos para enfrentar al Perú y su invasión a Leticia.

En 1934 pasó lo impensable: Laureano Gómez, amigo de López Pumarejo ordena la abstención conservadora, lo que lleva al poder a Alfonso López Pumarejo y a un Congreso unánimemente liberal. Con ese congreso, López podía romper la columna vertebral de la Constitución de 1886, ¡y lo hizo!

LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 1936

En su mensaje al Congreso Nacional para instalar las sesiones ordinarias de 1936, dijo López: “muchos que creían honradamente ser revolucionarios, descubren que hacia la izquierda el panorama es dilatado, y que en el primer impulso han ido mucho más allá de lo que resisten sus nervios. Se sienten espantados por el espectro bolchevique y perseguidos por la sombra de Lenin, inclinada sobre la República. La mentalidad tradicionalista se sobresalta, quiere regresar. Están formadas automáticamente, las derechas del partido de Gobierno.”

“El mensaje al Congreso Nacional, en la instalación de sus sesiones ordinarias de 1936, precisamente comienza con un paralelo entre revolución y evolución. Para él, la revolución tiene un ciclo breve, la segunda tiene un término más prolongado y por esa razón le ofrece a la reacción mejores posiciones para oponérsele. La primera no siempre requiere un programa sino momentos históricos favorables. La segunda, en la que no se utilizan las armas, exige paciencia, disciplina y es una especie de magisterio de masas. Está desprovista muchas veces de brillantes episodios y en ocasiones el pueblo que la secunda no logra gozar el espectáculo de la victoria total. El camino de la evolución era el escogido por él y por eso el país se enrutaba hacia las transformaciones por los medios pacíficos.”

“Uno de los anhelos más importantes del partido liberal, hasta el punto de constituirse en base de sus sueños, fue la abolición o cuando menos la reforma radical de la Constitución de 1886. El estatuto de Caro era para la mayoría de los liberales la fuente de los males que aquejaban a la República.”

“Acorde con el movimiento de concentración nacional, Olaya Herrera prometió que durante su gobierno no habría cambios en la Constitución. Pero al presentarse la candidatura de López, el liberalismo insistió en la modificación. Consultadas por la dirección del partido las Asambleas Departamentales, en casi todas las cuales había mayoría liberal, éstas se pronunciaron por la reforma. López, quien era el director del partido liberal, consideraba necesaria la reforma y criticaba la visión de los conservadores porque consideraban a la Constitución de 1886 como una norma intangible.”

Dijo López en El Tiempo, el 16 de enero de 1936: “Era preciso hacer las reformas y no aplazarlas indefinidamente hasta que la violencia de las circunstancias se encarguen de introducirlas en la organización legal.”

“El Parlamento que inició labores en 1935, homogéneamente liberal por la abstención conservadora, en su mayoría estaba por el cambio total a través de una constituyente. En el mensaje al Congreso para sus sesiones ordinarias de 1935, López puntualizó su posición sobre estos aspectos. Hizo el contraste entre su actitud y la de Olaya pues éste último, desde su campaña, había advertido que no contribuiría a modificar el estatuto de 1886 y lo había cumplido.”

“Por el contrario, él, López, había recibido su mandato con el compromiso de renovar las instituciones y por eso su gobierno veía con simpatía e impulsaría cualquier estudio serio de reforma de la Constitución. El Gobierno iba a intervenir en las discusiones para sostener el criterio de las reformas parciales y no del cambio total de la Constitución. Dijo que era un principio conservador sostener el criterio de que las bases de una constitución deben ser eternas y rígidas. El punto de vista liberal, por el contrario, es el de que paulatinamente se dé un proceso de crítica de las instituciones para que se vaya viendo cuáles son las reformas aconsejables: Modificar la Constitución en puntos básicos equivale a cambiarla totalmente, aunque no se redacte un nuevo código.”

En el Mensaje al Congreso Nacional en sus sesiones extraordinarias de 1945 el 22 de enero, López confesó que en 1936 “se tachó a la nueva Constitución de comunista, de disolvente de la sociedad colombiana, de atea, de corruptora.” . López impondría un gobierno de partido, no de concentración nacional como el de Olaya.

“Dadas las circunstancias en que vivía el país por aquellas épocas, el asunto de la educación estaba íntimamente ligado con las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica. La Constitución de 1886, había dado una serie de prerrogativas a la Iglesia, las cuales fueron reforzadas con el Concordato de 1887.” Había que tomarse la educación y quitársela a la Iglesia.

Remata Tirado Mejía: “Al discutirse la Reforma Constitucional, los asuntos referentes a las relaciones Estado-Iglesia, al estado civil de las personas, a la intervención estatal en la educación y a la libertad religiosa, incluyendo la libertad de enseñanza, se convirtieron en un punto neurálgico. La oposición agitó el espantajo de los enfrentamientos en México y España y se trató de hacerle creer a una población ingenua que se le iba a agredir, por parte del gobierno y del partido gobernante, en su fuero religioso.”

La Ley 200 de 1936 (Ley de Tierras), la sindicalización y el derecho de huelga que les reconoció el acto legislativo de 1936, el concepto de que la propiedad es una función social agitó las ideas políticas.

ANTIOQUIA y ALFREDO COCK ARANGO

La educación debía ser tomada. Ello generó la toma de la Universidad de Antioquia, única universidad en la región y en Medellín.

Alfredo Cock Arango nació en Medellín en 1894 en la familia formada por Alfredo Cock y Elisa Arango; y murió en Viena en 1965. Bachiller del Colegio San Ignacio y abogado de la Universidad de Antioquia. Esposo de Carmen Ochoa Cadavid. Fue Jurista, Tratadista, Senador, Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Magistrado del Tribunal Superior de Antioquia, Secretario de Gobierno y de Hacienda del Departamento de Antioquia, Gobernador de Antioquia, Candidato a la Presidencia de la República. Hablaba con fluidez alemán, inglés, francés, italiano, griego y latín. Pero, ante todo, fue un Profesor Universitario por esencia desde 1919,

Siendo Gobernador de Antioquia Francisco Cardona Santa, relata el Dr. Alfredo Cock Arango:

“la política banderiza había llegado de tal manera a inficionarlo todo en Colombia, que los dirigentes de la Universidad de Antioquia…habían decidido el cambio total de los profesores pertenecientes al Partido Conservador por profesores de filiación liberal.
En mayo de 1936, estaba todo listo para esta evolución que casi se convierte en revolución. Yo formaba parte del Consejo Directivo de dicha universidad; y, aunque no me mezclaba en cuestiones políticas, encontraba improcedente e injusto lo que se planeaba, de cuyos detalles que discutían en secreto los miembros liberales de esa Corporación pude informarme por indiscreciones de algún empleado que ellos creían liberal.
Como lo que se planeaba era inevitable y era inútil luchar por cuanto el Gobierno disponía de la facultad de dictar Decretos-Leyes y sus hombres ocupaban los cargos directivos como resultado de disposiciones dictadas ad hoc, me pareció más acertado que empeñarse en una lucha que necesariamente conduciría a la derrota, ganarles de mano a los adversarios fundando una Universidad Privada, sin trabas partidistas y que correspondiera en forma completa a los ideales del Libertador Bolívar”

En junio de 1936 fue elegido por los profesores de derecho de la Universidad de Antioquia como su representante y en consecuencia miembro principal del Consejo Universitario.

El Dr. Cock relata cómo fue la creación de la Bolivariana:

“El 1 de junio de 1936, me presenté acompañado de D. Rafael Mesa Barrientos en el despacho parroquial de la Candelaria de Medellín, al señor cura de esa parroquia, al eminente y santo sacerdote Dr. Germán Montoya Arbelaez y lo puse al corriente de las actividades que había venido desarrollando con el objeto de fundar una Universidad Privada en dicha ciudad.
Igualmente lo puse al corriente de los motivos que me inducían para tratar de procurar la fundación de esa universidad, motivos de que me había impuesto en mi carácter de profesor de la Universidad de Antioquia y de miembro del Consejo Directivo de la expresada institución, así como del fracaso de mis gestiones y le pedí su ayuda para fundar una Universidad Católica, la que me acordó sin vacilar.”

“Después de algunas consideraciones, se convino, como primera diligencia, convocar a todos los profesores católicos de la Universidad de Antioquia para una reunión que habría de tener lugar al día siguiente, en los salones de la Acción Católica, cuyas oficinas funcionaban en el Edificio Calpe de la ciudad de Medellín, reunión que efectivamente se verificó, a las once del día dos de junio de 1936, con asistencia de buen número de profesores y en ella se nombró una Comisión de varios de los concurrentes para que promoviera, a la mayor brevedad posible, una Asamblea de personas de los distintos gremios y clases sociales para crear un Comité de acción.”

“En la reunión de que se acaba de dar cuenta se oyeron varias voces de prudencia y estas se reflejaron en la Curia Metropolitana, dando por resultado que el R.P. Montoya se vió obligado a prescindir de prestar su cooperación, al menos como Director o Asistente Diocesano de la Acción Católica.
Por esta razón, la reunión o Asamblea de ciudadanos se verificó en las Oficinas de la “Cruz de Malta”, en el Edificio o Pasaje Bolívar, de que se habló anteriormente, la cual tuve el honor de presidir como promotor de la obra. En esa reunión se designó el “Comité pro Universidad Católica” y se dispuso enviar una comisión especial al Excelentisimo señor Arzobispo, Administrador Apostólico para inquirir sobre su actitud ante el movimiento y explorar la forma como contribuiría a la realización de lo que se proyectaba, es decir de la fundación de una Universidad Católica con sede en la ciudad de Medellín”.

Como consta en el acta 5 de junio 30 de 1936 “El Dr. Restrepo Jaramillo informó que el Ilustrísimo señor Arzobispo le había manifestado que la reunión general de personas de todos los gremios que se tiene en proyecto, no se debería verificar en su Palacio por el temor de que la Nunciatura Apostólica, por instancias del Gobierno, llegara a llamarle la atención por creerse erradamente que se trata de una guerra a la Universidad oficial. El Dr. Henao Botero se mostró partidario de que la junta elabore un plan de acción y lo someta al Ilustrísimo señor Arzobispo para que lo bendiga; de que ese plan contenga el memorando de razones por las cuales se funda la Universidad Católica con advertencia de que esta quedará “exenta” es decir autónoma en sus reglamentos etc, sin depender de la Curia, la que solo intervendrá en caso de grave error.
….El Dr. Restrepo Jaramillo insistió en que no era posible hacer una campaña católica sin el apoyo claro de la autoridad eclesiástica, por lo cual se convino en comisionar al Dr. Henao Botero para concertar con el Ilustrísimo señor Arzobispo la forma en que éste podría intervenir para prestar su ayuda a la obra.”

Queda demostrado que la Iglesia no quería involucrarse en esa fundación.

“Acta número 6 del 7 de julio de 1936…El Dr. Henao Botero manifestó que el Ilustrísimo señor Arzobispo (Tiberio de J. Salazar y Herrera) escribiría al Nuncio Apostólico para suministrarle informaciones sobre la obra de la Universidad Católica, a fin de prevenirlo a favor para que no llegue a pensarse que se trata de acabar con la Universidad de Antioquia.”

A partir de una denuncia de unos militares, en el Congreso de la República se le hace un debate al Dr. Alfredo Cock. El 31 de agosto comienza el ataque a Cock dentro de la Universidad de Antioquia. La Iglesia (El Nuncio) aun no ha respondido. Los profesores de Derecho renuncian el 7 de septiembre en solidaridad con Cock. Lo hicieron: Bernardo Echeverri, Guillermo Jaramillo Barrientos, Alfonso Restrepo Moreno, Rafael Restrepo Maya, Juan Evangelista Martínez, Julio E. Botero, Francisco E. Tobar, Eudoro González Gómez, Nicolás Vélez B., Bernardo Ceballos Uribe., Manuel Restrepo Jiménez, Cayetano Betancur, Félix Henao Botero, Rafael Botero R. De la misma manera renuncian los profesores de medicina: Miguel M. Calle, Gil J. Gil, Pedro Nel Cardona, Rafael Mejía Uribe, Jesús María Duque, Dionisio Arango Ferrer, Braulio Henao Mejía, Alberto Bernal Nicholls, Antonio Osorio Isaza, Martín E. Noreña, Luis E. Arango Pérez, Eliseo Velasquez Mejía, Gustavo Uribe Escobar, Gabriel Uribe Misas, Alberto Gómez Arango, Jesús Yepes Cadavid, Samuel Misas Restrepo, Jorge Cock Quevedo, Gabriel Toro Villa. Profesores de la Escuela de Filosofía y Letras: José Mejía Mejía.

A la renuncia de los profesores vino el retiro masivo de los estudiantes el 9 de septiembre de 1936.

LA FUNDACION DE HECHO DE LA BOLIVARIANA

Continúa Cock en sus memorias: “Al salir de la reunión de que da cuenta al Acta anterior (Acta número 8 del 8 de septiembre de 1936 en el Palacio Arzobispal) fui informado de que un grupo numeroso de estudiantes de la Facultad de Derecho habían abandonado las aulas y vagaba por las calles de la ciudad. Igualmente supe que se estaba tratando de conseguir que todos los estudiantes derechistas de la Universidad de Antioquia hicieran huelga de solidaridad con el profesorado.

Esta actitud de los estudiantes me creó uno de los conflictos de conciencia mas graves que me ha tocado afrontar en mi vida, porque no ignoraba que ellos obraban así por la persecución de que era víctima el autor por parte de los dirigentes de la Universidad y en el fondo su actitud podía representar y en efecto representaba para muchos de ellos la pérdida de la carrera comprometiendo su porvenir y causándole evidente perjuicio a sus padres.

Al salir de mi casa a eso de las dos de la tarde hacia las Oficinas de la Cruz de Malta iba meditando en lo que acabo de expresar y cuando había caminado unas seis o siete cuadras me encontré de manos a boca en la esquina Nord-oriental de la Plaza de Berrío, donde se encuentra el Templo de la Candelaria con un numeroso grupo de estudiantes que gritaban y agitaban banderas azules alborotadamente.

Los estudiantes al verme me rodearon gritando vivas y lanzando mueras contra los dirigentes de la Universidad. Tan pronto como me fue posible hacerme oir, les puse de presente las consecuencias de su actitud con lo cual estaba seriamente preocupado y les hice presente mis agradecimientos por su gallardía y finalmente los exhorté a regresar a las aulas a fin de que no comprometieran su porvenir.

Al mismo tiempo les anuncié que todo se reducía a que tuvieran un poco de paciencia mientras se lograba fundar una Universidad Católica en lo cual se estaba trabajando desde hacía varios meses. A este respecto detallé las actividades del Comité pro Universidad Católica y el apoyo del representante de su Santidad a dicha obra.
Cuando terminé mi razonamiento uno de los estudiantes del grupo hablando en su nombre y en el de sus compañeros manifestó según palabras textuales que mi memoria ha conservado: “No queremos volver a la Universidad de Antioquia y si se ha de fundar una nueva Universidad que se haga ahora mismo aunque sea en una manga. Con gusto oiremos a los profesores sentados en el suelo” …

Al oir esto la Providencia me inspiró una idea que cuando la recuerdo todavía me asombra, pero de la cual resultó que en ese mismo día (8) de septiembre de 1936 se instaló de hecho la nueva Universidad, pero para poder comprender mejor el contenido de esto que yo llamo inspiración conviene tomar las cosas un poco atrás.

Como se dijo en otro lugar en un Edificio de propiedad de D. Alejandro Angel se utilizaban dos salones para el funcionamiento de la Cruz de Malta y de la Bolsa del Trabajo, entidades que controlaba yo en forma completa. Cuando escuché la respuesta de los estudiantes a mis exhortaciones en el atrio de la Candelaria de Medellín para que regresaran a las aulas pensé que no obstante tratarse de un lugar non santo esos salones podían servir para empezar la nueva Universidad.

Igualmente recordé que en el bloque del edificio de que se trata ocupado por mí había otros salones igualmente espaciosos desocupados, lo que me dió la idea de hablar personalmente con D. Alejandro Angel para notificarle el nuevo empleo que había resuelto darle a los locales citados y pedirle muy comedidamente que nos permitiera ocupar otros para poner en funcionamiento la Universidad.

En el hecho en el bloque mencionado se podían albergar más de 300 estudiantes y en todo caso la totalidad de la Escuela de Derecho, cuanto más los que habían abandonado la Universidad de Antioquia, con los cuales se podía empezar la nueva Universidad.

Esta inspiración del momento decidió en un segundo lo que había estado quebrando la cabeza por largos meses a los señores miembros del Comité pro Universidad Católica, pues en un acto de audacia casi inexplicable en un tímido profesor como yo y sin tener la menor probabilidad de que el señor Angel consintiera en entregar un edificio que representaba el valor de centenares de miles de pesos a una turba indisciplinada de estudiantes que vagaban por las calles lanzando gritos y a un profesorcillo idealista perseguido por el Gobierno para que lo utilizaran en una Universidad problemática sin pagar arrendamiento y sin responder por los deterioros, tomé la determinación de fundar la nueva Universidad en el edificio del señor Angel, situado como queda dicho en lugar poco decente.

Pedí silencio a la turba estudiantil y les dije: “Hoy mismo empezará a funcionar la nueva universidad y a las cuatro de la tarde dictaré la primera clase en los locales donde funcionan la Cruz de Malta y la Bolsa del Trabajo y eligiendo de entre los estudiantes a dos de ellos que parecía eran sus capitanes los invité a que me acompañaran a las Oficinas del Sr. Angel, situadas a unos cincuenta o sesenta metros aproximadamente del lugar donde nos encontrábamos.

Me abstuve de decirles a los estudiantes lo que proyectaba para evitar que nos siguieran y les supliqué que estuvieran listos los de Derecho Romano a las cuatro en el lugar que les había indicado y que todos conocían como miembros que eran de la asociación.

D. Alejandro nos recibió con toda amabilidad sin hacernos esperar. Oyó mi solicitud, llamó a un empleado para que le trajera el plano del Edificio que por notable coincidencia se llama “EDIFICIO BOLIVAR” construido en cuatro bloques en cruz separados por pasajes cubiertos de donde le viene el nombre que le dá el vulgo de “PASAJE BOLIVAR” y me invitó a indicarle en el plano lo que deseaba.

Con el deseo de no excederme en mis pretensiones y evitar una negativa señalé en el plano las oficinas del segundo piso del bloque donde funcionaba la Cruz de Malta y Bolsa del Trabajo y el propietario sin hacer observaciones, ni imponer condiciones y del mejor grado hizo llamar por teléfono al encargado del edificio y le dio las órdenes del caso para que pusiera a mi disposición los salones desocupados que había señalado en el plano y le manifestó que procediera a pedir a los inquilinos los otros del mismo bloque a fin de que pudieran ser utilizados por la nueva Universidad cuando lo requirieran las necesidades lo que efectivamente se hizo.

Siempre que pienso en esto, me confirmo más en que la Divina Providencia intervino en el asunto, porque debe tomarse en consideración que el propietario del Edificio no tuvo reparo ni desconfianza en entregarlo sin tener en cuenta los daños que podía sufrir en manos de estudiantes, ni la circunstancia de que mis capacidades económicas y mi responsabilidad financiera, conocidas por él eran y son limitadas, ni el gran valor de la finca, ni tampoco los perjuicios reales por lucro cesante, puesto que los locales estaban destinados a ser arrendados y en el hecho una buena parte de ellos lo estaban.

Pero lo más admirable del caso es que el señor Angel fue siempre un hombre de negocios muy cuidadoso de sus intereses y muy organizado y metódico en lo tocante a la administración de sus bienes, virtudes que le proporcionaron la oportunidad de crear uno de los capitales más cuantiosos del país.

Dios nos había dado albergue poniendo su mano sobre el corazón del señor Angel, pero faltaban los mobiliarios y enseres indispensables, pero también a ello acudió la Providencia haciéndome recordar que la Curia Metropolitana estaba vendiendo a precios bajos los bancos de madera ordinaria que habían sobrado del Congreso Eucarístico reunido algún tiempo antes en la ciudad de Medellín.

Inmediatamente recibí el edificio o mejor dicho las llaves de los salones del “Pasaje Bolívar” de manos del Administrador o conserje me trasladé en un taxi a la Curia y negocié con el Canónigo Dr. Rafael M. Garcés, encargado de la Tesorería cierto número de los mencionados bancos, número de que no quedó constancia en el recibo del dinero que me expidió el señor Canónigo documento que conservo como una reliquia y que a la letra dice: “Medellín, septiembre 8 de 1936- Recibidos de Alfredo C. Trescientos pesos ($ 300-00) por bancos Congreso euc. (fdo) Rafael M. Garcés Canónigo…..”

El señor Canónigo me entregó a cambio del dinero una orden para el Sacristán de la Catedral Metropolitana para que me permitiera escoger y retirar los bancos comprados, algunos de los cuales se conservan cuando esto escribo en la Universidad Católica (hoy Pontificia) Bolivariana, según entiendo como una reliquia histórica, advirtiéndome que escogiera bien pues la mayor parte estaban rotos y muchos en estado de no poder ser utilizados.

Provisto de la orden y de un camión me trasladé a la Catedral y hecho el escrutinio de los bancos almacenados en una de las sacristías los hice trasladar al Pasaje Bolívar, precisamente al tiempo de la cita para empezar las clases donde encontré los estudiantes que acudieron a descargar el camión y a situar los bancos en los salones.

El dueño de un café vecino, simpatizante con el movimiento nos proveyó de una mesa y una silla, cátedra desde la cual dicté la primera clase de la Nueva Universidad. Era el 8 de septiembre de 1936 a las 4 y media p.m.

Con este modestísimo equipo conseguido apresuradamente y en el local descrito, situado en un barrio comercial pero invadido por gentes de la peor calaña, al ruido de los traganíqueles de las tabernas vecinas nació a la vida una nueva Universidad Católica manifiestamente protegida por la Providencia…”

Es verdad que dentro del Comité Pro Universidad Católica estuvieron: Manuel María Escobar, Ramón Echavarría, Luis Eduardo Arenas, Félix Henao Botero, Leon Londoño, Gonzalo Restrepo Jaramillo, Gil J. Gil, Alfonso Restrepo Moreno, Federico Vásquez Uribe, Dionisio Arango Ferrer, Alberto Bernal Nicholls pero quien asumió el liderazgo desde el principio hasta el final fue el infaltable Alfredo Cock Arango.

El 9 de septiembre de 1936 “hube de desarrollar multiples actividades (Escribió Alfredo Cock Arango), pues no ignoraba que la única manera de asegurar la existencia de la fundación que acababa de surgir a la vida estribaba en colocarla bajo la egida de la Santa Católica Iglesia…Mi primera diligencia, después de dictar mis dos clases que, según lo acordado el día anterior con los estudiantes continuarían a las mismas horas tempraneras de las siete y las ocho de la mañana, como en la Universidad de Antioquia, fue visitar al Exmo. Señor Arzobispo para darle cuenta de que la nueva Universidad había empezado a funcionar de hecho.
Efectivamente referí al señor Salazar y Herrera los hechos sin omitir el menor detalle y terminé suplicándole que se dignara acoger este principio de Universidad bajo su paternal protección y le impartiera su bendición, a todo lo cual accedió el egregio Prelado con singular complacencia y alegría dándole así un soplo de vida a la fundación.”

Y sobre el nombre de la Bolivariana, relata Cock que “El estudiantado deseaba que se consagrara la universidad con el nombre de Bolivariana, en honor al Libertador Simón Bolívar, lo que por rara coincidencia venía a coincidir con el nombre del Edificio donde fue fundada, lo que miraban como un augurio favorable.
Este deseo del estudiantado que yo compartía (escribe Cock) y en cierto modo había inspirado tenía también otro fundamento y era el de tomar como lema los ideales de libertad y orden proclamados por el Libertador, pero me pareció indispensable conjugar este noble pensamiento con la orientación que me había movido a colocar el Plantel bajo el patrocinio de la Religión Católica, sin lo cual, estoy absolutamente convencido, habría sido difícil, si no imposible que pudiera subsistir….
Fue por las anteriores consideraciones que en una reunión a la cual asistí ese mismo día 9 de septiembre, convocada por los estudiantes y a la cual asistió también el Gerente del Diario derechista “El Colombiano” y en la cual se trató entre otras cosas sobre el nombre de la fundación declaré en forma enfática que el nombre de la Universidad sería: “UNIVERSIDAD CATOLICA BOLIVARIANA”.”

“Entretanto los estudiantes rebosantes de entusiasmo habían desplegado múltiples actividades entrevistando personalmente a los profesores dimitentes para informarles de los acontecimientos e invitarlos a concurrir al “Pasaje Bolívar” a dictar sus respectivas clases sin remuneración.
La casi totalidad aceptaron prestar el servicio que se les pedía, pero como era natural sólo algunos de ellos concurrieron el miércoles 9 de septiembre, contentándose con inspeccionar el local, pero al día siguiente, jueves se dictaron varias clases, además de las mias (las de Cock) y lo mismo ocurrió el viernes 11 de los mismos.
En esta fecha se efectuó una reunión de profesores de la Facultad de Derecho dimitentes, reunión que tuvo lugar en la Oficina del abogado Dr. Guillermo Jaramillo Barrientos, y en ella se acordó que todos los profesores que concurrieron reanudarían sus clases el lunes 14 a las mismas horas que tenían señaladas en la Universidad de Antioquia, lo que se hizo saber de los estudiantes, en forma que en la fecha indicada entró la nueva Universidad en pleno funcionamiento.”

El Comité Conservador de la Escuela de Derecho de la Universidad de Antioquia aprobó y publicó la siguiente proposición:

“El Comité Conservador de la Escuela de Derecho de la Universidad de Antioquia, ordena a todos los estudiantes de la Escuela de Derecho la concurrencia a las clases de la nueva Facultad que empezarán a funcionar el lunes próximo (14 de septiembre) en el segundo piso del Pasaje Bolívar. De acuerdo con los profesores se resolverán las horas de clases y la organización de la Facultad que será el primer paso para la gran Universidad Bolivariana. Medellín, Septiembre 11 de 1936)”. Este aviso fue publicado en El Colombiano.

Los profesores concurrieron el lunes 14 de septiembre al Pasaje Bolívar “y dictaron sus clases como si nada hubiera ocurrido, con la puntual concurrencia de los estudiantes.
Por mi parte (continúa Cock), una vez dictadas mis clases en la mañana de la fecha indicada me trasladé al Palacio Arzobispal con el objeto de informar a Su Excelencia el Sr. Salazar y Herrera sobre las nuevas ocurrencias y el ilustre Prelado resolvió convocar el “Comité pro Universidad Católica” a fin de considerar y hacer lo necesario sobre la incorporación canónica de la Universidad que había empezado a funcionar de hecho desde el 8 de septiembre en el Pasaje Bolívar, cedido en forma gratuita por el señor D. Alejandro Angel.
Aunque en realidad lo procedente era incorporar canónicamente la Universidad, puesto que se trataba de un organismo en pleno funcionamiento, el Excelentísimo señor Arzobispo consideró de mayor efecto y mejores resultados dictar un Decreto de Constitución, cuyo proyecto se insertó en el Acta de la sesión del “Comité pro Universidad Católica” reunido ese mismo día 14 de septiembre de 1936.”

EPILOGO

Cuando la Universidad celebró sus 75 años, quise escribir sobre su fundación. Mi socio en la Oficina de Abogados, Dr. Carlos Aníbal Restrepo Saldarriaga, después de leer mi escrito, me recomendó conversar sobre el mismo con el sacerdote Gonzalo Restrepo Villegas, en ese entonces director del Colegio de la Bolivariana, hecho desde el colegio de esa universidad cuando ingresó en 1941. Acudí a una cita y éste sacerdote a quien conocí en mi época en que estudié en el colegio en la Bolivariana me dijo: esta no es la verdad. La verdad es que quien se echó al hombro la fundación de la Bolivariana fue el Dr. Alfredo Cock Arango, a él se le tiene que hacer una estatua en el campus de la Universidad. Corroboré lo afirmado por el Padre Gonzalo Restrepo Villegas al leerme el libro que escribió el Sacerdote Javier Piedrahíta a quien también conocí en mis primeros dos años de bachillerato en la Bolivariana. Llegué a las actas de fundación que hoy llaman prefundacionales y que hemos querido que hoy ustedes tengan en sus manos para que las estudien con deleite y detalle.

Señores egresados, Señor Decano de la Facultad de Derecho, nunca debe quedar en el olvido este glorioso día del 8 de septiembre de 1936 a las 4,30 pm para la Universidad Pontificia Bolivariana; fue la real fundación; la puesta en marcha de esta maravillosa idea surgida entre los profesores y estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia. En buenas manos quedó dentro de la Iglesia Católica, pero ese espíritu fundacional debe ser motivo de orgullo de todo abogado bolivariano.

Sólo hemos querido recordar este sublime hecho para que de hoy en adelante, en memoria del mentor, del Doctor Alfredo Cock Arango, quien debe tener su estatua al lado de los tres sacerdotes que aparecen en la puerta principal de la Universidad, sea considerado el 8 de septiembre como el día del egresado de la Facultad de Derecho de la Bolivariana.

Jurídicamente, como lo manifestó el Dr. Alfredo Cock Arango, lo que debió ser el 14 de septiembre de 1936 fue la incorporación canónica de la Universidad ya existente, ya viva.

Eterno agradecimiento al Dr. Alfredo Cock Arango.

Julio González Villa

Doctor en Derecho U. Externado de Colombia; Abogado UPB; Magíster Administración de EAFIT; Especialista Derecho Ambiental U. Externado y Derecho Administrativo y Comercial.

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