Colombia ya cuenta con otro polo capaz de inclinar la balanza de la opinión pública, sin odios, con «un relato esperanzador de quien sueña con habilitar una opción de juntar a quienes piensan distinto«.
Hoy Gaviria representa otro ejemplo del exitoso modelo de “un alternativo, despeinado, de jeans, sin corbata, con un discurso que oxigena porque carece de veneno”.
Quizá lo más difícil de lograr sea su aspiración de ser considerado independiente, cuando hoy es la mejor carta del liberalismo para volver a Casa de Nariño sin mucho protocolo, fila o invitación, (al menos así lo dio a entender el expresidente César Gaviria en una pasada entrevista).
Alejandro no es ajeno a este partido, pero para nadie es un secreto que, para iniciar la carrera presidencial, el aval directo de un partido tradicional le podría restar fuerza, además la fórmula de candidato independiente ya le ha funcionado con éxito en elecciones locales.
Más adelante podremos ver cómo esta alternativa ciudadana validada por firmas se puede llegar a convertir en el escampadero o alternativa de muchos partidos y fuerzas políticas, donde será protagonista el Liberalismo como partido de cuna y hasta veremos como el “santismo” encontrará en su ex ministro la mejor opción de reencaucharse en un intento de poner pausa a la hegemonía de “el que diga Uribe”.
Sin duda la aparición de Alejandro Gaviria dará mucho de qué hablar, agilizará las alianzas de otros sectores y llenará de angustia los momentos preliminares a las siguientes encuestas.
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