A propósito de la urgente salvación de la economía cubana y del respiro del sufrido pueblo antillano, ante las avasallantes tesis socialistas impuestas por los hermanitos Castro, nos dice Frank López Ballesteros, lo que sigue: La Unión Europea (UE) dio un paso decisivo al embarcarse en el proceso que busca romper la valla que la distancia de Cuba en pro de una relación que le permita influir en los cambios actuales y futuros del régimen de Raúl Castro.
Reunidos en Bruselas, los ministros de Relaciones Exteriores de los 28 países de la UE dieron luz verde a la Comisión Europea para que inicie las negociaciones que deben conducir a un «acuerdo de diálogo político y de cooperación» con la isla que apunta a derogar la polémica «posición común» que rige desde 1996 las vínculos formales con el estado comunista. En momentos en que la isla está abocada a reformas económicas, y los chinos y brasileños se consolidan como el segundo y tercero mayor inversor en Cuba respectivamente, una Europa sedienta de negocios no quiere quedar relegada en una futura era posterior a Castro.
El hecho de que los europeos mantuvieran solo con Cuba una política que apuntara a un cambio de régimen y mejoras en los derechos humanos, era visto como absurdo para los expertos, porque Bruselas mantiene contacto directo con países donde las condiciones humanitarias son más represivas como China o Corea del Norte. Para la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, esto «no es una ruptura respecto a la política llevada a cabo en el pasado: queremos respaldar las reformas y el proceso de modernización en Cuba mientras seguimos expresando nuestra preocupación en lo relativo a los derechos humanos». Adoptada en 1996 a instancias del entonces presidente del Gobierno español José María Aznar, la posición común tiene el objetivo de «promover la transición hacia la democracia y el respeto a los derechos humanos» en la isla.
Desde ahora Bruselas, dijo Ashton, apunta a promover el comercio y las relaciones económicas, sobre todo en materia turística. Pero lo clave será la regularización del diálogo, la cooperación y cualquier otro elemento de interés común. La negociaciones comenzarán en La Habana, aunque aún no hay fecha concreta para el arranque del proceso, citó Efe. Presión sobre el cuello La posición común se mantendrá por ahora, a instancias de países como Polonia, República Checa y Alemania, los más reticentes a una flexibilización hacia La Habana debido a su pasado comunista. Se espera que en un máximo de dos años se logren resultados en las negociaciones, estima Ashton, ya que los 28 países de la UE por unanimidad deberán aprobar el cambio.
Sobre las especificaciones del acuerdo Luis Manrique, analista internacional y director del Semanario de Política Exterior prevé que «no va haber cláusulas democráticas insertadas, que Bruselas no se las exige a China, por ejemplo, lo que ilustra la hipocresía de EEUU y la UE en relación a Cuba». Continúa Frank López Ballesteros, a propósito del afán Cubano de recibir el apoyo económico de la Europa libre y civilizada, lo que sigue: ”Desde la reanudación del diálogo entre las dos partes en 2008, La Habana firmó acuerdos bilaterales con 15 países de la UE, y Bruselas destinó 80 millones de euros en ayuda al desarrollo a la isla, según Reuters. La UE «estimaba que de perseverar en esa postura de la posición común podrían quedarse totalmente fuera de juego en el momento en que empezara la transición en Cuba», dice Carlos Malamud, catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, de Madrid. «Y claro que hay un interés económico: es el dinero el que mueve el mundo, también en Bruselas», advierte Manrique.
La liberación de presos políticos, confinados al destierro; cambios en la estrategia represiva, con más de cinco mil detenciones arbitrarias en 2013 y una reforma migratoria, es la radiografía de la Cuba con la que la UE se sentará a negociar. Información anecdótica indica que el gobierno de Cuba estuvo preocupado por el futuro del presidente Chávez, y ahora de su sucesor, (Maduro) debido a la muy elevada dependencia económica que tiene de Venezuela y al creciente deterioro de ese país reflejado en la escasez de alimentos, el alto índice inflacionario y la masiva corrupción. Temiendo perder el apoyo externo, estimado en este ensayo en 14% del PIB de la isla, y los 93.300 barriles diarios de petróleo subsidiado que Venezuela envía, el gobierno de Cuba ha decidido apoyar al chavismo, cualquiera sea el presidente en ejercicio, para que se mantenga en el poder. Según el ex general de brigada, Antonio Rivero, quien rompió con el régimen chavista, los funcionarios cubanos están envueltos en el ejército y en los sistemas de identificación personal, de comunicaciones y de inteligencia de Venezuela hasta el punto que podrían intervenir en una crisis interna. Venezuela y Cuba son dos economías rentistas. Venezuela depende crecientemente de la renta petrolera. Cuba ha dependido, en general, del significativo apoyo externo, primero de la Unión Soviética y más recientemente de Venezuela.
Guillermo García Machado
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