“Construir un muro a lo largo de los 1.930 kilómetros que colindan al sur con suelo mexicano, es uno de sus mayores proyectos.”
Greg Abbot, gobernador de Texas, apunta hacia un política migratoria sin contemplaciones. Cuando todo parecía que tomaba un curso más civilizado en los Estados Unidos, este político republicano retoma los planes de Donald Trump y promete proteger a sus ciudadanos del “peligro” que representan las olas migratorias que siguen llegando vía la frontera con México.
Construir un muro a lo largo de los 1.930 kilómetros que colindan al sur con suelo mexicano, es uno de sus mayores proyectos. Su plan incluye el uso inmediato de 250 millones de dólares para «contratar a un responsable del proyecto y comenzar a trabajar” en la obra, pero el resto del dinero para concluir la obra la busca obtener de donaciones bajo el modelo de crowdfunding, apoyado por sus seguidores.
Esto relativamente ya no espanta a nadie, sobre todo porque levantar el muro fue uno de los mayores fracasos del Trump, un hecho que Abbot quiere revertir a su favor. Lo realmente importante va más allá de una barrera física, ya que su discurso se centra en la idea de que los migrantes son “peligrosos” y para combatirlos, se debe usar cualquier tipo de método, ya se legal o no.
Contrario al mensaje conciliador con respecto a la migración y las políticas que pretende implementar el gobierno de Biden y Kamala Harris en México y Centroamérica, con apoyo a programas sociales y financiamientos para evitar la salida de las personas de sus lugares de origen, Abbot avala la mano dura y la política de cero tolerancia, lo que para muchos se puede traducir nuevamente en un estado de violencia constante.
Con la premisa de “devolver Texas a los texanos”, el gobernador republicano transformó en ley la disposición que permite a cualquier persona en el estado que tenga al menos 21 años, portar un arma sin necesidad de tener licencia, sin ningún tipo de controles y sin adiestramiento. Esto para ayudar a “frenar la invasión de los inmigrantes”.
Pero esta decisión ya de por sí grave, toma una mayor relevancia cuando Texas ha sido escenario de tiroteos en los últimos meses, en donde han muerto decenas de personas -sobre todo latinos- debido precisamente a la posibilidad que tienen sus habitantes de acceder a las armas.
Solo hay que recordar la masacre de 2018 en el liceo de Santa Fe, donde murieron 10 personas y más recientemente la masacre en el supermercado Walmart de El Paso, en la que perdieron la vida 30 víctimas, en una de las mayores tragedias relacionadas con armas de fuego.
Otro aspecto preocupante que plantea Abbot, es detener a los inmigrantes ilegales que aparentemente hayan cometido algún delito, llevarlos a la cárcel y mantenerlos presos por lo menos seis meses.
De acuerdo a una misiva que Abbott y el gobernador de Arizona, Doug Ducey, mandaron a otros gobernadores de la zona fronteriza, señalan que sus policías tendrán las facultades necesarias para detener a las personas que ingresen de manera ilegal a su territorio.
“Texas hará todo lo posible, incluyendo empezar a hacer arrestos, para mantener segura a nuestra comunidad, para mantener fuera a los cárteles y a los contrabandistas, y para mantener segura a su comunidad”, dice Abbot en la misiva.
Esto contradice además las leyes federales, luego que ha sido la Suprema Corte de los Estados Unidos la que ha ratificado que solo el gobierno federal tienen la autoridad para decretar una política migratoria y sus leyes correspondientes, por lo que expertos en derecho constitucional auguran que Abbot enfrentará una serie de demandas en su contra por este tema.
Mientras esto sucede, Abbot ya ha ordenado la reubicación de reos de algunas prisiones de mediana seguridad, para abrir espacio a los inmigrantes que serán detenidos bajo este nuevo panorama de persecución, en donde cualquier motivo será utilizado para condenar a estas personas a prisión, incluso por delitos que ellos no hayan cometido.
Además, de acuerdo a una publicación de Los Ángeles Times, “Abbott tomó medidas para cerrar más de 50 albergues en Texas donde están alojados más de 4.000 niños migrantes, alegando que el gobierno federal no puede obligar al estado a que siga emitiendo licencias en respuesta a un problema del orden federal”.
Pero este escenario puede ser el comienzo de una nueva arremetida de Trump en la política, ya que el expresidente tiene planeado visitar Texas y la frontera con México en finales de junio, una acción que para muchos es como el impulso que necesita Abbot para consolidar su plan migratorio, así como para reafirmar su posición en contra del presidente Biden y de Kamala Harris.
De esta manera las ideas xenófobas, el rechazo a respetar el derecho de las personas sin importar su condición migratoria, el abuso de autoridad y el impulso de prejuicios racistas y supremacistas, están tomando forma en Texas y amenazan con crecer en otros estados de los Estados Unidos.
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