La representación y la clase política tradicional en Colombia está en jaque

“Tenemos la posibilidad por primera vez de mostrar las contradicciones, las alianzas por necesidad u obligación, la negociación de ideologías y posiciones, poseemos las herramientas y la fuerza para realizar un cambio en la escena política nacional, tal vez hacia un mejor futuro.”


Los movimientos sociales son fundamentales para la evolución de los sistemas y estructuras tanto estatales como gubernamentales, en estos momentos Colombia pasa por un “Paro Nacional” donde una gran parte de la población muestra su inconformidad con respecto a las instituciones y el llamado statu quo, a través de múltiples vías propias de las nuevas generaciones y la tecnología se ha mostrado al mundo que Colombia se encuentra en un escenario potencialmente revolucionario, se podría hablar de un punto de inflexión histórico en la Nación, y si bien es importante analizar, apoyar y/o debatir las consecuencias o beneficios de esto, también existe una necesidad de entender las razones, por lo menos una de las más importantes, la representación política en Colombia. 

 Tenemos como país una tradición terrible de políticos, el supuesto honor que tendrían espacios como el Senado de la República, el Congreso o incluso la Presidencia están empañadas, desde hace mucho tiempo, por los personajes corruptos, criminales, paramilitares y un largo etcétera de perfiles criminales y poco éticos que han pasado por estos puestos públicos, aquí hemos de resaltar la primera característica, son funcionarios públicos quienes realizan la mayoría de ejercicios de representación política, puesto que son electos por y para el pueblo, pero en este biodiverso territorio, como en muchos otros nidos de corrupción, los intereses de quien financia al político están muy por encima de los intereses de quienes los elegimos. 

El resultado se puede ver en la (in)eficiencia del Estado, la poca organización e impacto gubernamental en todos los niveles, pero más preocupante que estos aspectos mencionados, los cuales retomaremos más adelante, está un factor diferencial que es la educación política de la sociedad, o la falta de esta, la cual está ligada con las lógicas de representación política. 

En términos de educación política y económica, aspectos directamente relacionados en el ambiente de lo político, Colombia en muchos casos se podría considerar analfabeta, y como esto beneficia directamente a los políticos que explotan estas falencias para sus propósitos, nunca se ha buscado buscar un cambio en la educación, de hecho, se les quitó casi a dos generaciones la historia de sus programas formativos, una sociedad sin memoria y sin conocimientos se manipula fácilmente.

Fenómenos globales como el internet son pilares dentro de los procesos sociales internos, lo cual ha llevado a generar prensa independiente, acceso libre y casi ilimitado al conocimiento, contraste de culturas, procesos sociales y políticos, de tal forma que las generaciones más jóvenes están advirtiendo y luchando contra las falencias del sistema, situación que si bien aún nos puede costar la vida, anteriormente por los picos de violencia que se vivían se veían mucho más expuestos.

Por esta lucha que junta a nuevas y antiguas generaciones, la cual se ha visto en las últimas dos semanas en las calles del país, en medios nacionales e internacionales, además de los espacios virtuales, se genera una desestabilización en la representación política, porque ahora los logros del pueblo que se manifiesta son de ellos, del pueblo, y no se está permitiendo que los políticos intenten usurpar el crédito de los resultados que ha logrado la presión y movilización masiva.

¿Cómo tiene que actuar los políticos en esta situación particular? Una pregunta que ellos mismos aún estás respondiendo, porque la sociedad de manera empírica está entendiendo conceptos que hasta hace muy poco, las elites políticas e intelectuales pensaban que solo ellos podían utilizar, ahora se busca que haya responsabilidad y capacidad verídica de representación, no solo de representatividad, diferencia fundamental que yace en su concepto, no es solo que el candidato sea cercano e incluso parecido a sus votantes o representados, lo cual es representatividad, sino que los funcionarios públicos y los políticos tengan compromiso hacia los interés del pueblo, lo cual es la responsabilidad sociopolítica que ellos deberían poseer y honrar ante la sociedad.

Bajo esta línea, actualmente todas las posturas políticas podrían estar en peligro, tanto las posturas más moderadas o popularmente llamadas “tibias” como las ideologías más drásticas o poco flexibles de derecha e izquierda, llamadas los “extremos” ¿Por qué están en peligro? ¿De qué están en peligro? Debido a las fuerzas sociales y los cambios generacionales que se vendrán a corto y mediano plazo, las lógicas de partidos tradicionales se vieron muy afectadas, lo cual generó la creación exponencial de alianzas y coaliciones, todo en la búsqueda de obtener o mantener el poder político, ¿Dónde quedaron los ideales y las convicciones? Ahí mismo donde se quedan la mayoría de las promesas de campaña, en el olvido ¿Por qué se les llaman promesas de campaña y no propuestas o proyectos? La pregunta por sí misma habla mucho de la cultural política del país. 

La política tradicional se movió fuertemente cuando personajes como Peñalosa, en su momento tildado de ser “la izquierda del nuevo milenio” pasaron a ser reconocidos como parte de la derecha Neoliberal, cuando verdaderos progresistas tomaron fuerza en las urnas, allí Colombia empezó a ver que las elecciones locales y nacionales podían ser una competencia abierta, más allá de los dos candidatos esperables, fenómeno que viene de la violencia política y el bipartidismo. 

Cuando la persona del común logró entender que había más opciones, que la participación en la política podía ir más allá de votar dos o tres veces cada cuatro años, aún más transcendental, que ellos mismos eran la parte más importante del proceso, allí los movimientos sociales y políticos del pueblo tomaron más fuerza, al punto que se logró que la representación y la clase política tradicional estén en jaque.

Con la ayuda de medios independientes y las redes sociales, tenemos la posibilidad por primera vez de mostrar las contradicciones, las alianzas por necesidad u obligación, la negociación de ideologías y posiciones, poseemos las herramientas y la fuerza para realizar un cambio en la escena política nacional, tal vez hacia un mejor futuro.  

Julián Camilo Merchán Jiménez

Soy estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, desde esta columna busco analizar un posible cambio en las acciones y orientaciones de los partidos del sistema político nacional, tanto la causalidad como sus consecuencias y posibilidades potenciales.

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