Título Original: Rusia y China se toman la delantera al patentar las dos primeras vacunas contra la COVID-19: ¿Hacia dónde se mueve la geopolítica de la vacuna?
“…estas dos potencias (Rusia y China) han demostrado gran destreza y estar ávidas de poder; y al contrario de un Occidente que se le ve trastabillando constantemente, van buscando la forma de ir abriendo sus tentáculos e irse expandiendo más allá de sus regiones…”
El pasado 20 de julio la revista The Lancet, como un juez de marca, había establecido las pautas de carrera en esta lucha entre potencias por ser la primera en adjudicarse la vacuna contra la COVID-19.
De su investigación, había destacado la vacuna británica, desarrollada por la Universidad de Oxford en asociación con el laboratorio AstraZeneca y nombrada AZD1222, que generó «una fuerte respuesta inmunitaria» en un ensayo con más de 1.000 pacientes[1]; del otro lado, destacaba la vacuna china, desarrollada por Cansino Biologics y bautizada Ad5-nCOV, que también provocó una fuerte reacción de anticuerpos en un ensayo de aproximadamente 500 pacientes y que con el respaldo del Instituto Científico Militar Chino, estaba siendo ensayada en el ejército chino.
Paradójicamente de su investigación, excluyó el proyecto de vacuna desarrollado por el Ministerio de Defensa del país ruso en colaboración con el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, el cual, para esas fechas, según un informe de RT del 15 de julio, de “los datos obtenidos en las investigaciones se [permitía] hablar con certeza sobre la seguridad y la buena tolerancia a la vacuna”. Y digo paradójicamente, porque después de haber establecido una carrera bipolar por la geopolítica de la vacuna, en la que se le daba preponderancia a un escenario internacional en el que se desdibujaba el papel del gigante asiático, este hacía lo suyo.
El Poder Blando del Kremlin
Como lo sostuve en publicaciones anteriores, la cooperación internacional ha sido diseñada para mantener las relaciones pacíficas entre los Estados, para asegurar el desarrollo de las Naciones, luchar contra la pobreza, la inseguridad, el terrorismo, el cambio climático; pero también es una poderosa herramienta de lo que en términos de Joseph Nye, sería el Poder Blando (o Soft Power), y en este orden de ideas, es utilizada para mantener el poder y la hegemonía en las zonas de influencia y de interés (sea en la región o en el mundo). Así, Rusia desde su pragmatismo político que siempre le ha caracterizado, ha abonado el terreno para expandir sus intereses e intentar dar vuelta al tablero internacional, queriendo establecer un nuevo orden geopolítico a partir de la lucha contra la COVID-19.
Mientras era ignorado en la carrera de la vacuna contra el coronavirus, Rusia presentaba a América Latina y el Caribe, a principios del mes de julio, el AVIFAVIR, medicamento contra el SARS-CoV-2 (certificado por el Ministerio de Salud ruso), sobre el cual recibió solicitudes de suministro por parte de algunos de estos países y de algunos de Europa y el sudeste asiático. Con esto, Rusia, no solamente le estaba diciendo al mundo que podía ser la primera potencia científica en encontrar una cura efectiva contra la COVID-19 (generando confianza en su capacidad científica) sino que además, fortaleció las relaciones diplomáticas en sus zonas de influencia regional y se extendió a zonas de interés como América Latina y el Caribe, en países en los que en ciertos momentos de su historia como Estados Modernos, han calado fuertemente los valores del Comunismo, estamos hablando de Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
“El último Imperio Romano”
Pero nacidos para ser Imperio y capitalizando las posiciones de ventaja, coincidiendo con lo afirmado por el Kremlin, el pasado 11 de agosto, Vladimir Putin, anunció que su país había sido el primer país en el mundo en registrar una vacuna contra la COVID-19, la cual, según él, ha superado todas las pruebas necesarias y permite una “inmunidad estable” contra el coronavirus”[2]. Esta vacuna, nombrada ‘Sputnik V’, será producida de manera masiva en los próximos meses y distribuida entre los ciudadanos rusos para tratar de contener el virus en su territorio; y aunque la Organización Mundial de la Salud – OMS, mire con recelo y cautela esta nueva vacuna (al no figurar entre las seis reseñadas por la OMS) y subraye los mecanismos de precalificación antes de pensar en una distribución masiva, hoy Rusia, probablemente sea la primera potencia en tener las dos curas efectivas contra la COVID-19 (preventiva y curativa); lo que la convierte, por el momento, en la potencia hegemónica en la lucha contra el coronavirus. Cabe anotar, además, las declaraciones del presidente filipino, Rodrigo Duterte, quien afirma que su homólogo ruso, ofreció regalarle la vacuna y que él no solo ha aceptado la oferta, sino que se vacunará en un acto público para dar prueba de la veracidad de la ‘Sputnik V’[3]. Una prueba más de cómo se está estableciendo en sus zonas de influencia a partir de la vacuna y cómo busca posicionarse ante la opinión pública internacional, sentando las bases de un nuevo orden geopolítico.
Con los ojos puestos encima
Alrededor del origen del virus que dio lugar a la pandemia se ha especulado de más, lo cierto es que, pese al régimen restrictivo y opresor chino, esto no ha evitado que el mundo, la comunidad internacional y la opinión pública le estén responsabilizando a China por esta situación, sea cual sea su origen (provocado o accidental). Sin embargo, en el pragmatismo propio de su praxis política, este país, además de estar enfrentando la crisis derivada por la COVID-19; también ha sabido capitalizar sus posiciones de ventaja y ha afianzado sus relaciones diplomáticas en zonas de influencia y zonas de interés, como en Colombia, por ejemplo; pero, además, desde el comienzo de la carrera entre potencias por adjudicarse la vacuna contra la COVID-19, se ha mostrado como un competidor fuerte, máxime por su capacidad para mapear el genoma del virus.
Ha sido una sorpresa para la opinión pública, la noticia de hoy 17 de agosto, cuando la Oficina Estatal China de Propiedad Intelectual (SIPO, por sus siglas en inglés) le contó al mundo que aprobó la primera patente de la vacuna – aún en la tercera fase de pruebas – que está siendo desarrollada por CanSino Biologics y el Instituto Científico Militar, y que podrá “ser producida en masa en un breve periodo de tiempo”[4]. Digo sorpresa, porque a pesar que The Lancet agregó en su investigación esta vacuna, los medios de comunicación y la opinión pública (incluso los medios de comunicación colombianos) se han dedicado a hacerle “publicidad” a las vacunas que se están desarrollando por el Reino Unido y Estados Unidos, como si esto se tratara de una guerra ideológica y no de una lucha a favor de la humanidad. No obstante, las dos primeras patentes de vacuna no pertenecen al mundo Occidental.
Recordemos, como lo expuse en otro artículo que China, en una actitud casi contrita (por esto de que tiene la mirada del mundo encima), ha sostenido que su vacuna será considerada un “bien público global”, coincidiendo con predicamentos propios de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano; o del mismo Secretario General de la ONU, Antonio Guterres; pero es en esa forma como buscará establecer sus relaciones de influencia y geopolíticas-estratégicas en el mundo; y tendremos que ver si con ello logran “saldar cuentas” y asumir un rol protagónico en la escena internacional
¿Hacia dónde se mueve el tablero internacional?
Los momentos de convulsión política, económica y social, como el que vive hoy el mundo, son caldo de cultivo para la violencia, la inseguridad, la incertidumbre; pero también son la oportunidad para el restablecimiento de un nuevo orden, no me atrevería todavía a llamarlo mundial, pero sí en el sistema internacional. Por eso, aprovecho la ocasión para reiterar, como un leitmotiv, que estamos en una etapa muy temprana e incipiente para determinar cuál vaya a ser el rumbo internacional. Algunos estudiosos y expertos, como el Profesor Juan Pablo Gómez Azuero, sostienen que situaciones tales de inestabilidad pueden tomarle décadas al mundo para restablecer el orden e, incluso, pueden desembocar en otras crisis, empero, estas dos potencias (Rusia y China) han demostrado gran destreza y estar ávidas de poder; y que al contrario de un Occidente que se le ve trastabillando constantemente, van buscando la forma de ir abriendo sus tentáculos e irse expandiendo más allá de sus regiones y echando mano de las herramientas técnico-políticas, de sus capacidades, de sus recursos van moviendo el tablero a su favor en la geopolítica de la vacuna.
Continuará…
[1] https://www.dw.com/es/dos-vacunas-contra-coronavirus-producen-respuesta-inmunitaria-y-son-seguras/a-54245484?fbclid=IwAR1wvA2siXaggSCjdSdLAsKaV3F3kSBXgg4n8JbDpXahYxYkZyWOJGrotH0
[2] https://www.eleconomista.es/internacional/noticias/10716342/08/20/Putin-asegura-que-Rusia-ha-registrado-la-primera-vacuna-contra-la-covid19-en-el-mundo.html
[3] Ibidem.
[4] https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2020/08/17/5f3a664421efa0fd5a8b4622.html
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