En tiempos de Coronavirus se está forjando un nuevo ser humano, estando lejos de los afanes entre el tráfico, los horarios ajustados de trabajo y estudio, de las reuniones y compromisos sociales, las personas han encontrado espacios para auto reconocerse y para volver a ser eso que habíamos dejado atrás, ser humanos.
Sé que no todos se encuentran en lugares privilegiados, que la gran mayoría lo está pasando mal con la crisis mundial por no poder darles sustento a sus familias y eso es tarea que entre todos como sociedad debemos atender. Sin embargo, quiero enfocarme en aquellos hoy se encuentran en el plano privilegiado, estos mismos que antes de la pandemia eran el tipo de personas que vivían con afanes, hoy la vida les está permitiendo darse cuenta que aquella carrera por el éxito no es lo fundamental en la vida. Parafraseando a Mario Mendoza, diría que este es el momento propicio para dejarse morir, darse cuenta que aquel que habíamos sido ya no es más y que podemos retornar a ese caminar despacio con el que otras generaciones antiguas convivieron y les permitieron pensarse un mundo diferente.
Es momento de darle el espacio nuevamente a las cosas bellas de la vida, como la poesía, el teatro, las novelas, la música y el baile. Entender, nuevamente en palabras de Mario Mendoza, que lo verdaderamente importante es el sentido profundo de nuestra existencia y que a eso debemos aferrarnos. Ahora hemos entendido que de nada sirve tener mucho dinero si con él no podemos darle la significancia a nuestro transitar por la vida.
Hoy podemos terminar los libros que dejábamos a medio leer, escribir las canciones que nos susurraban al oído ese deseo ferviente de resistencia y revolución, podemos compartir y escuchar a nuestros seres queridos mirándolos a la cara, entendiendo cuáles son sus sentimientos, sus miedos y sus deseos. Ser humanos también nos implica aprender a ser más solidarios, a transformar las maneras de convivencia en sociedad, aprender a relacionarnos de maneras más sanas con el otro y con el entorno que nos rodea. Quizás ese debe ser nuestro compromiso como sociedad de ahora en adelante, dejar los individualismos atrás y tenderle la mano a aquellos que por condiciones históricas han estado relegados, un paso del capitalismo egoísta, a un modelo más comunitario.