Poeta, ensayista y promotor cultural son algunas de las facetas del cubano Roberto Fernández Retamar, quien desde sus primeros años de vida no ha parado un solo segundo en buscar un cambio social a través de la cultura. Por su labor honorífica ha obtenido múltiples condecoraciones y premios a nivel internacional; miembro del Consejo de Estado de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y actual presidente de la Casa de las Américas es quizá uno de los intelectuales (vivos) más importantes del habla hispana. Desde Al Poniente tuvimos la oportunidad de conversar con él sobre diferentes dimensiones de la cultura; poesía, arte y revolución fueron los más mencionados. Por eso desde Al Poniente queremos invitarlos a leer esta serie de ensayos que publicaremos sobre el poeta Retamar y a que conozcan un poco más de su obra ya que hace parte de la historia literaria de América Latina.
TERCER RELATO:
La poesía, incluso en los peores momentos de la vida, exige su lugar.
Creo que el ser humano es una animal poético, no estoy en contra de la idea de Aristóteles de que el ser humano es un animal político, pero en general todos los seres humanos tenemos más o menos de políticos y más o menos de políticos.
¿Qué le ha dejado el arte y la poesía?
Yo soy de los que cree que el ser humano no puede vivir sin poesía, Aristóteles en su famoso libro Política definió al ser humano como un animal político, pero yo creo que el ser humano es también un animal poético. Creo que la poesía existirá mientras exista la humanidad. No se puede vivir sin poesía realmente, incluso en momentos difíciles, arduos, la poesía reclama su lugar; tengo varias experiencias en ese sentido.
En el año 62, Cuba vivió una experiencia terrible, habíamos sido invadidos por los mercenarios enviados por los yankees y a esa invasión yo le llamo Bahías de cochinos y no Playa Girón. En ese entonces, Nikita Jrushchov que era el dirigente de la Unión Soviética, le ofreció a Cuba establecer cohetes atómicos y Fidel le dijo que sí, pero que ello debía anunciarse públicamente; Jrushchov no estuvo de acuerdo con anunciarlo. Así, en Cuba comenzaron a verse cohetes y Estados Unidos -que se mantiene sobrevolando Cuba-, se enteró de los cohetes y el 22 de octubre de 1962, Kennedy pronunció su crucial discurso. La poesía estuvo ahí para mí.
Después en el año 70, durante la Guerra de Vietnam, un grupo de cineastas cubanos y yo, fuimos a Vietnam a filmar la guerra, algo horrible, y curiosamente, ahí volví a escribir otra vez poesía, un libro que se llama Cuadernos de la vida; por ello, me atrevo a afirmar que la poesía, incluso en los peores momentos de la vida, exige su lugar.
Por supuesto, no es necesario que esté la poesía solo en esos momentos de la vida, también hay otros momentos muy gratos en los que la poesía tiene su lugar. Como lo decía, creo que el ser humano es un animal poético, no estoy en contra de la idea de Aristóteles de que el ser humano es un animal político, pero en general todos los seres humanos tenemos más o menos de políticos y más o menos de poéticos.
Martí fue un poeta maravilloso, ya también mencioné a Julián del Casal. Otro poeta cubano muy bueno fue Nicolás Guillén, y fue miembro del jurado del Premio Literario Casa de las Américas. Después, en el año 61 hubo un congreso de escritores y artistas y se creó la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Guillén fue el presidente y yo pude acompañarlo durante varios años. Incluso, cuando cumplió 70 años, le dediqué un soneto que voy a recitar, un poema extraordinario que se llama El apellido. Él decía, cuál fue el apellido de mis antepasados negros y empieza a conjeturar, inventa nombres, uno de ellos es Bakongo, y cuando él cumplió 70 años, yo le dediqué este poema:
Cuando yo era muchacho, <<Nicolás
Guillén>> me era una música asombrosa,
una voz algo pólvora, algo rosa,
un rostro dibujado – y mucho más.
Luego fui grande – es un decir-, y las
tareas de la historia, grave cosa,
me concedieron la labor honrosa
de trabajar unido a Nicolás.
-Libros, Crisis de Octubre, reuniones,
¡Tantas cosas vividas en común! -.
Hoy, tras setenta duras ilusiones,
el entrañable Nicolás Bakongo
-amigo fraternal, maestro- dejo un
soneto donde el alma entera pongo.
Yo quería mucho a Nicolás realmente.
Un poeta cubano que fue bastante bueno fue José Lezama Lima, él dirigió durante 12 años una gran revista de poesía llamada Orígenes, ahí empecé a escribir cuando tenía 20 años. Después de mucho tiempo, empecé a dirigir la Revista Casa de las Américas y le hicieron una entrevista a Lezama y Lezama decía, “Roberto Fernández Retamar, desde que tenía 20 años estuvo en Orígenes y ahí aprendió a ser revista”, y es cierto.
A Silvio Rodríguez, quien para mí es un poeta que canta, yo le inventé unas palabras. Este año, como todos los años, se inaugura el Premio Literario de la Casa de las Américas, el momento más estelar de la casa, y año tras año invitamos a un escritor constante que inaugure el evento, este año Silvio es nuestro invitado. Este año se cumplen 50 años de que él y otros cantantes cubanos como Pablito Milanés, cantaran por primera vez aquí en la Casa de las Américas y él, Silvio, mencionó en sus palabras que hay un tipo de poesía que se suele llamar lírica, porque se cantaba con una lira, y hoy, ha aparecido otro tipo de poesía y es el guitarrico.
Cuando la casa cumplía 50 años, invitamos a Silvio a cantar en la sala Ché Guevara y él me contactó para que yo recitara poesía y él cantara. Yo nunca había hecho un recital y gracias a él di mi primer y único recital, en la Casa de las Américas. A Silvio también lo quiero muchísimo, cada cierto tiempo él da un concierto en los barrios de Cuba y la gente lo recibe con mucha emoción.
Yo llevo casado más de 60 años y ella tiene en su cuarto una foto en la que Silvio me está levantando la mano y yo, tengo en mi cuarto una foto del programa que hicimos Silvio y yo, “Con las mismas manos”.