Mantener la guerra para el soft power
Si prestan atención, notarán que en la mayoría de películas que vemos a diario en Netflix, en cine o en televisión vemos a Estados Unidos como un héroe del mundo. Un cazador de villanos y tiranos por todo el globo. A esa idea que tenemos en la cabeza se le conoce como soft power (poder blando), y consiste en la capacidad de un país para tener mucho poder, no necesariamente por su capacidad militar o económica, sino por su inclusión en todos los asuntos, todas las culturas y todas las mentes de nosotros. Pero, al final, deberíamos preguntarnos: ¿cuál es realmente esa necesidad de entrar en conflicto con tantos países y meterse en sus asuntos?
De allí vendría algo que, espero, jamás se les olvide: la guerra no se hace para ganarla, la guerra se hace para mantenerla. Esa fuerte premisa, ya advertida por George Orwell en 1984, esconde el interés real de personajes como Trump para mantener un dominio marcado sobre el mundo: al Gobierno de EE.UU. no le interesa ganar la «guerra contra el narcotráfico», no le interesa ganar la «guerra en el medio oriente», no le interesa ganar la «guerra contra la dictadura de Maduro», no le interesa ganar la «guerra contra las tiranías». Así eso genere millones de víctimas (como en Syria), a Trump, en realidad, sólo le interesa estar en guerra contra lo que le sirva, porque manteniendo eso, puede vender más fácilmente a su público ideas contra la libertad, la autodeterminación y otros derechos internacionales de los países.
Precisamente, eso de que «es necesario intervenir la dictadura de Venezuela y ganarle la guerra al narcotráfico», esconde en realidad otra de las estrategias de manipulación, explicadas por personajes como Noam Chomsky, para mantener ese poderío en el mundo. ¿Nunca les pareció raro que Estados Unidos lleve casi cincuenta años contra el narcotráfico y no haya podido? Ahí está una de las grandes razones, realmente.
Trump en tiempos del Coronavirus: la estrategia de Venezuela
Por supuesto, parte de la estrategia es mantener conflictos de los cuales hablar y parecer un salvavidas ante situaciones complejas como las de Venezuela que, admitamos, no son fáciles de entender. El día de ayer, en la Casa Blanca, anunció Trump que iba a duplicar la fuerza militar alrededor del mar de Venezuela para «ganarle la guerra el narcotráfico». Eso, sumado la estrategia de ponerle 15 millones de dólares a la cabeza de Maduro, así como resaltar a un también cuestionado Juan Güaidó para que sea «presidente interino de Venezuela», sólo muestra otra urgencia más de Trump para mantener su poder. Hay que tener pensamiento crítico para darse cuenta que a Trump lo que menos le interesa es «liberar al pueblo Venezolano de la terrible tiranía comunista»: el interés es justamente mantener ese soft power; esa idea que tenemos de él de que es el patrullero del mundo. Claro, no olvidemos el petróleo.
Lo realmente interesante es cuando agregamos a este análisis el momento que vivimos actualmente con el Covid-19. Pensaría uno que un buen presidente debe dedicar su tiempo principalmente a buscar formas de mitigar esta pandemia en su país y proteger a su pueblo. Pero no. Nuevamente, encontramos un Trump concentrado en otras cosas, habiendo permitido que el pueblo de EE.UU. anduviese tranquilo por todo el territorio y, ahora, la naturaleza le cobra factura: 216.323 casos y contando (sin olvidar que EE.UU. tiene el sistema de salud más caro del planeta, lo que pronosticaría muchas más muertes). Claro, pensaría uno también que, con esas alarmantes cifras, habría que dedicarle más tiempo a controlar la pandemia.
Pero no. De nuevo, casi como un niño insistiendo en un tema secundario, sale a anunciar que la «guerra contra el narcotráfico» de Venezuela se ganará, con el gravísimo agravante de enviar tropas militares, casi como la invasión militar de Panamá en 1989, para mantener ese poder.
Las elecciones del 2020: el hallazgo
Si me preguntan, yo les diría que la razón por la cual Trump insiste en atacar a Maduro durante la crisis del coronavirus está más que cantada: se vienen elecciones presidenciales en EE.UU. este año. ¿Qué mejor momento para mostrarle «resultados» a mi pueblo que atacando un presidente rechazado de un país que no me interesa justo cuando está debilitado por una pandemia mundial? El momento perfecto. ¿Por qué no lo hicieron el día en que casi hubo golpe de estado en Venezuela? Clarísimo. Trump podría estar buscando reelegirse. O podría estarle buscando poder electoral al partido republicano, su partido. Sea una o la otra, es más que evidente su interés de atacar a Venezuela.
Es curioso porque a EE.UU. jamás le dimos la función de ser el patrullero del planeta. Realmente siempre me he preguntado con qué facultad se atreve Trump a presionar a Venezuela para que haga nuevas elecciones, y así Maduro se vaya. Eso es como si a ti, que estás leyendo esto, te dijera el papá de un conocido tuyo que no puedes estudiar eso que quieres, porque simplemente a él le incomoda. ¿No tiene sentido, cierto? Así es, tampoco tiene mucho sentido que EE.UU. esté literalmente metiéndose donde no lo llamaron, pero así son las cosas con Trump (y muchos otros).
Por supuesto, uno comprende que las cosas en Venezuela no están bien. Uno entiende que el Gobierno de Maduro ha manejado bastantes temas, principalmente la economía, de manera desastrosa. Uno también siente que en Venezuela no hay instituciones lo suficientemente respetables o transparentes, claro. Pero que eso jamás nos lleve a legitimar que llegue otro país, que nada tiene que ver en el rollo, a amenazar con una guerra que, además, nos va a costar muchísimo como colombianos. ¿O acaso no se dan cuenta que eso nos va a traer mucha más migración? ¿que eso va seguramente a crear guerrillas en Venezuela que nos van a atacar? ¿que, una vez más, hará eso que las personas más necesitadas corran un riesgo tremendo?
Jamás se les olvide que intervenir un país con violencia no sirve absolutamente de nada. Lo único que hace es agudizar la guerra interna, el conflicto. Así fue en el medio oriente y así sería acá. ¿Se imaginan acaso cómo habría sido si EE.UU. hubiese tenido que ver con la muerte de Gaitán en nuestro país? Imagínense las consecuen… ¡un momento!