Dice el Evangelio del apóstol Lucas, capítulo 8 versículo 17, que Jesús dijo: “… no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni nada escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz…”.
Y es lo que ha ocurrido con la trama urdida, poco a poco develada, de la izquierda procomunista de Colombia de tomarse por asalto electoral, no ya con balas, secuestros y cilindros, las principales ciudades y un Departamento.
Para el Departamento del Atlántico presentan al hijo de Gustavo Petro para Gobernador, saliéndoles desde el comienzo el tiro por la culata, y candidatos a las alcaldías de Bogotá, Cali y Medellín, intentona que está en veremos. Y ellos muertos de la risa porque creen fácil tomar por asalto las plazas fuertes de las principales ciudades del país.
En el caso de Medellín la filigrana tejida está emparentada con la que elaboran los finos orfebres de la bella ciudad de Mompox.
En Bogotá, Claudia López; en Cali, Jorge Iván Ospina; en Medellín, Daniel Quintero Calle son los filos de las navajas destinadas a hacer añicos a unas sociedades organizadas, tejidas con el esfuerzo común de ricos, clases medias y pobres, en la que subsisten desigualdad e inequidades que resultan de impostergable solución con voluntad política inquebrantable.
El caso de Quintero Calle es el más inquietante, ficha indiscutible de Juan Manuel Santos y Gustavo Petro. Con antecedentes de pasearse por varios partidos y movimientos en búsqueda de bienandanza, salta a la palestra del debate electoral bajo un ropaje de inofensivo floripondio local. Con el pasar del tiempo Quintero y Petro se ponen en evidencia lanzándose arrumacos y zalemas y piropos a través de la red social Twitter, pero creyéndose muy vivos pensaron que los demás somos pendejos de atar y que íbamos a creer en la candidatura independiente, y no hay tal: o todos somos vivos o todos somos pendejos. Quintero Calle, es una ficha de Gustavo Petro en Medellín y aquí no estamos para ensayos como los evidenciados en la capital de la República por una seguidilla de alcaldes indelicados que se llevaron en los cachos el erario y volviendo una faruca a Bogotá.
En Medellín la trama fue singular, al tiempo que Quintero Calle saltaba a la palestra, Colombia Humana avala a Jairo Herrán, un distractor para tapar las intenciones de tomarse a Medellín a través del figurín Quintero Calle.
En Barranquilla y el Atlántico a Petro y todos los comunistas les saltó rápido la liebre y están a salvo, no todavía y no se confíen: Bogotá, Cali y Medellín, donde los ciudadanos deberán defender sus territorios del asalto mortal a voto partido.
Tiro al aire: También el evangelista refiere que Jesús dijo en aquella ocasión, capitulo 8 versículo 16, que “…. Ninguno que enciende una vela la cubre con una vasija ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren vean la luz…”. El que entendió, entendió.