“Es así como la música pacífica y en especial, la que elaboran artistas como Herencia de Timbiquí, posicionan a la región como un territorio que, a pesar de sus vivencias y situaciones adversas, sobrevive y es feliz”.
Después de Brasil, Colombia ocupa el segundo lugar entre los países más biodiversos del mundo. En medio de su inmensa riqueza natural, también tiene una abundante riqueza en cuanto a costumbres y tradiciones. Sin embargo, no son muchos los famosos que buscan la visibilización de sus regiones. Si bien existen muchos artistas que a través de la música exponen al país, en ocasiones pocos son valorados y reconocidos así…como artistas que representan lo que somos.
Uno de esos exponentes que reconozco como muestra fidedigna de lo que somos es Herencia de Timbiquí, grupo oriundo de esta población, Timbiquí – Cauca, el cual a través de sus letras y fusiones musicales, busca exaltar su municipio y el inmenso Pacífico colombiano, que a pesar de sus riquezas naturales, vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema, las cuales naturalizamos. Solo los colombianos y los medios de comunicación hablan de aquellas poblaciones, cuando se presentan catástrofes ambientales o asesinatos de forma sistemática y frecuente.
Artistas y agrupaciones musicales como Herencia, se encargan de mantener viva nuestra memoria. Porque sí, lamentablemente, es poco el desarrollo que a estas comunidades llega a través de los gobiernos de turno. Ahí, el Estado es inoperante y ausente, por lo que las personas se las ‘arreglan para vivir’: cada cual en lo suyo, viviendo del ‘rebusque’ y la informalidad, como resultado de la falta de oportunidades educativas y de empleo.
Si la música se concibiera como un elemento que mantiene las costumbres y tradiciones en el tiempo, de seguro en Colombia, así como en otros países, habría una mayor inversión en espacios formativos para niños y jóvenes. En el año 2001, la pintora bogotana Ana Mercedes Hoyos, hacía un énfasis al decir que la cultura debe “concientizar al individuo de los valores fundamentales de su nacionalidad, tradición e historia”. Con esto, ella le hacía un llamado de atención al gobierno para que también, enfocara sus esfuerzos en establecer las políticas culturales del país y mejorar las ya existentes.
Si bien aún los artistas empíricos y autóctonos siguen luchando por la preservación de sus tradiciones en la música, desde el 2000 hasta la actualidad, el país ha tenido un avance en sus políticas culturales. Como caleña, reconozco al Festival de Música del Pacífico ‘Petronio Álvarez’, espacio cultural y diverso en donde año tras año, personas de diferentes regiones y países se reunen – durante casi una semana – para conocer y valer las tradiciones del Pacífico colombiano. Pacífico que deberíamos reconocer y sentir como nuestro, a pesar de todas las desigualdades existentes. Y Pacífico al que deberíamos de apostarle y aportar desde nuestras diversas posiciones sociales, para que en esta región el desarrollo sea mayor.
Porque no, no es justo que ningún ser humano, independiente de sus saberes u orígenes, viva en condiciones indignas, así como tampoco está bien que como colombianos, sigamos normalizando la pobreza en la que muchas personas viven. Es así como la música pacífica y en especial, la que elaboran artistas como Herencia de Timbiquí, posicionan a la región como un territorio que, a pesar de sus vivencias y situaciones adversas, sobrevive y es feliz.