No hay nada que hacer, ni las campañas ni los impuestos y menos la conciencia de muchas personas amantes de la ecología y el cuidado ambiental, lograron detener el pico del plástico.
Ya llegamos al mismo y no es pesimismo, es la dura realidad, la inconsciencia del hombre en su uso reflejada en los océanos del planeta llenos de este material asesino, así lo evidencian.
Un total de 5.700 millones de toneladas nunca pasan por un proceso de reciclaje. Esto nos indica que poco a poco nos estamos auto destruyendo. En el pasado creíamos que lo más inminente para acabar el ser humano serían las guerras o las enfermedades y no es así, es y será el plástico.
Lo que surgió como resultado de un concurso en 1860 y posteriormente un análisis de moléculas de fenol que revolucionó la tecnología moderna, es lo que hoy en día conocemos como plástico, el mismo que está acabando con el planeta.
Que contradictorio, el plástico nos salva la vida pero al mismo tiempo nos mata. Este material ha revolucionado la medicina, aligera los automóviles y los aviones, ahorrando combustible y reduciendo la contaminación.
Muchas personas se salvan o se han salvado por el plástico a través de un airbags, un casco o por un simple botellón de agua que llega de manera masiva donde no existe este elemento vital.
Sí, que contradictorio, nos salva pero nos mata y lo hace acabando millones de animales marinos, contaminando porque no se biodegrada hasta convertirse en molécula. Los expertos dicen que un plástico se demora entre 450 años o nunca en desaparecer.
Mientras tanto impuestos irrisorios que apuntan a cobrar $50 por una bolsa en un supermercado es una de las alternativas que ofrece nuestro gobierno para controlar el uso excesivo. ¿Ha servido de algo? Indudablemente no, porque ya llegamos al pico del plástico.
No tenemos conciencia de la llegada del pico del plástico y no hacemos nada porque no existe una asociación que proteste por su mala disposición final. Los animalistas lo harían cuando se maltrata un animal. Ecologistas con la tala masiva de un bosque y así sucesivamente.
¿Protestaríamos en un restaurante porque alguien usa un pitillo? ¿Le llamaríamos la atención a una persona al usar en cantidad, bolsas plásticas para empacar su mercado? ¿Cierto que no? Y no lo hacemos porque no creemos o no tenemos la real conciencia que ya llegamos al pico del plástico, la misma que nos está matando y no nos estamos dando cuenta.