El 27 de mayo, fuimos convocados a las urnas para elegir presidente de la República y definir el futuro de la Nación. El cansancio con la actual situación política del país, logró movilizar 19 millones de colombianos, hubo fervor por hacerse contar y elegir.
La jornada tuvo como ganadora unánime la democracia. Pero como en toda elección, hay algunos perdedores. Entre ellos Sergio Fajardo, quien alcanzó a ilusionar millones de jóvenes con su propuesta educativa, pero a quien le faltó una semana de campaña para estar en la segunda vuelta. En la calle quedan los discursos idílicos del doctor Humberto, desconectado de la Colombia real se quedó solo, defendiendo la impunidad para las FARC. Derrotado queda Vargas Lleras, el primer caído en la guerra que el voto de opinión le ha declarado a las maquinarias.
Decantadas las opciones, debemos elegir ahora entre Gustavo Petro y Ángela María Robledo o Iván Duque y Marta Lucía Ramírez.
Gustavo Petro de 58 años, con 4.8 millones de votos; es un ex militante del M-19, asesor de Chávez, discípulo de Castro. Ahora que se acerca la recta final por la presidencia, dice que lo que él quiere es el desarrollo del capitalismo. Quisiera pensar que está realmente convencido de que el socialismo, que defiende desde hace décadas, es un modelo con comprobado fracaso, pero no, me temo que es una estrategia para engañar. Ahora que Petro está en segunda vuelta, se siente más cerca el riesgo de que Colombia sea una segunda Venezuela.
Iván Duque con 41 años, 7.6 millones de votos, ha demostrado que es capaz de unir y ganar con argumentos, es el designado para desactivar la polarización. Unificó su partido frente a su aspiración, luego logró la Gran Alianza por Colombia de la cual salió vencedor en marzo; y ahora ha logrado congregar alrededor de su propuesta de país a empresarios, artistas, cantantes, actores, estudiantes y profesores, médicos, trabajadores, camioneros, futbolistas, jóvenes y mayores, militantes de base de los partidos políticos y ciudadanos independientes. Sin duda alguna, Iván, es el man.
Muchos tienen temor de un gobierno suyo, porque se han quedado con infundios de las redes sociales. Que va subir la edad de pensión y pondrá peaje a las motos, acabará “Familias en Acción” y las pensiones heredables, que va bajar el salario mínimo, aumentar la jornada laboral, eliminar la tutela y discriminar las minorías. ¡Puras mentiras!
Duque es un hombre que combina la firmeza con la decencia. Ha dicho con toda claridad que el presidente será él y no Álvaro Uribe, quien cumplirá sus funciones en el Senado; ni Duque es títere, ni Uribe es titiritero. Ha negado intervenciones militares en Venezuela para retirar la dictadura, porque esto conllevaría derramar sangre inocente, pero está dispuesto a restaurar la democracia en ese país sin contemplaciones. No será ningún dictador; ha propuesto una sola Corte en Colombia, no para acabar los procesos contra el expresidente Uribe, sino para devolverle la credibilidad a la justicia y permitir que los ciudadanos vigilemos las instituciones fácilmente, no quiere imponer esa propuesta, quiere el consenso de todos. No quiere comprar el Congreso con “mermelada” corrupta, quiere construir el futuro con la dialéctica.
Duque es garantía de un gobierno sin ánimo revanchista, mirando hacia el futuro. Frente a la paz, su máxima es “ni risas ni trizas”, no acabará con el acuerdo, pero sí le hará modificaciones, honrará el triunfo del No en el plebiscito. Quiere el medio ambiente, busca conservar produciendo y producir conservando, ha dicho que Colombia no necesita el “fracking”. No es favorable a la guerra, lo que busca es seguridad, está abierto a dialogar con el ELN, sólo si se pone límite de tiempo, se detienen las acciones criminales, se concentran y pagan sus crímenes con penas privativas de la libertad; de lo contrario serán sometidos por la fuerza legítima del Estado, como debe ser.
Votemos sin miedo por Iván Duque para ganar la guerra contra las drogas, bajar impuestos y subir salarios, con 6 días al año sin IVA. Votemos para impulsar el arte y la cultura como motores de progreso; por la defensa de la familia y los valores morales de nuestra sociedad. Vamos a las urnas para que todos los bachilleres tengan titulación técnica y formación para el empleo, para que los estratos bajos puedan acceder a la universidad, para fortalecer el SENA, articular la agroindustria y los pequeños productores, imponer cadena perpetua a violadores de niños.
En democracia, hay que rechazar la dictadura de Venezuela, la expropiación, el odio de clases, el populismo, el aumento de impuestos, el derroche, la burocracia y la corrupción. El 17 de junio los colombianos escribiremos el prólogo de la Colombia del futuro. ¡A votar sin miedo por el man! Porque el futuro es de TODOS.