El voto con miedo o por un tamal, evidencia nuestra capacidad para analizar y votar con argumentos; aunque esto se puede cambiar, debemos aprender desde diversas situaciones que la política siempre es y será anacrónica desde diversos sentidos.
Desde el plebiscito (2016) y las elecciones de este pasado 11 de marzo demostramos que el voto en Colombia se infiere en miedo y no por argumento o convicción. En momentos electorales se genera miedo y temor frente a temas como “seremos Venezuela” y no, no seremos Venezuela, sea quien sea el próximo presidente continuaremos siendo Colombia en todo sentido, la primordial razón para poder cambiar diversos puntos de vista es conociendo brevemente los candidatos y determinar sus propuestas de acuerdo a los temas que tratan.
Temas como educación, salud, economía y agricultura deben ser primordiales y convincentes en estas elecciones presidenciales y aquel que sea capaz de generar propuestas que combatan la delincuencia y puedan unir a un país polarizado, debe también garantizar cambios políticos y sociales frente al estado.
El tamal, el miedo y el clientelismo deben ser factores determinantes para que la sociedad sepa y pueda votar en contra de estos generadores de politiquería y corrupción, que hoy desde diversos puntos de vista afectan económica y políticamente al país.