Según el índice de ingresos per cápita, Alemania es uno de los países más ricos del mundo y uno de los más influyentes de la Unión Europea. En el primer semestre de 2017 registró un superávit económico de 18.300 millones de euros, según lo cita su propio departamento nacional de estadística conocido como Statistisches Bundesamt[1]. El país se mantiene como un gran exportador, por encima de Francia y del Reino Unido, a quienes ya les preocupan los coletazos del Brexit. Para Alemania quedaron atrás los tiempos de la hiperinflación y la guerra. En el país de Wagner y Goethe se vive una verdadera bonanza económica; lo que en realidad preocupa al gobierno y al pueblo alemán es la situación de los inmigrantes, el terrorismo yihadista y el inminente ascenso de la ultraderecha.
El 24 de septiembre de este año se celebraron las elecciones para elegir Canciller Federal, cargo que ostenta Angela Dorothea Merkel desde 2005 y que pretende seguir ejerciendo pese a no lograr hasta el momento la coalición necesaria. En estas elecciones, aunque ganó la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) quienes conforman la fusión partidista que la mantiene en el poder, las cifras advierten un descenso electoral con relación a los resultados del 2013 tal y como se verá a continuación:
Partidos |
Escaños | Votación | ||
2013
|
2017 | 2013 | 2017 | |
CDU/CSU | 311 | 246 | 18.165.446 | 15.317.344 |
Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) | 193 | 153 | 11.252.215 | 9.539.381 |
Alternativa para Alemania (AfD) | ———- | 94 | 2.083.533 | 5.878.115 |
Die Linke | 64 | 69 | 3.755.699 | 4.297.270 |
FDP | ———- | 80 | 2.083.533 | 4.999.449 |
*Construcción propia a partir de los datos oficiales |
Puede observarse en la gráfica que el partido bicéfalo de Merkel perdió entre 2013 y 2017 la no despreciable suma de 2’848.102 votantes, mientras que el SDP dejó de recibir 1’712.834 lo que equivale a perder nada menos que 40 escaños. El gran perdedor de esta jornada es sin duda el Partido de la Izquierda, Die linke, en cabeza de la licenciada Sahra Wagenknecht quienes perdieron 541.000 votos y quedan casi al margen de cualquier posibilidad de participación en el gobierno. Los grandes ganadores en su orden son el FDP y Alternative Für Deutschland (AfD) quienes venían de cero y han alcanzado 80 y 94 escaños respectivamente.
En este orden de ideas Merkel necesitaría más de 300 escaños para asegurarse una mayoría en el parlamento, que le brinde el respaldo necesario para formar gobierno y esto significa ceder, no solo en burocracia sino en políticas públicas internas y algunas que conciernen a la zona Euro. Tras el retiro de las conversaciones del Partido Democrático Liberal (FDP) en cabeza del joven político de Westfalia Christian Lindner, se ha creado un limbo político similar al que en su momento se presentó en España con Mariano Rajoy. Pero la crisis ya se advertía desde el mismo día de las elecciones, cuando Martin Schulz, líder del Partido Socialdemócrata Alemán (SDP) tras conocer los resultados adversos para su partido, anunció que se retiraría de la coalición de gobierno a la que había pertenecido por varios años y que le permitió en su momento ser presidente del Parlamento Europeo entre 2012 y 2017.
Las reacciones no se hicieron esperar y de inmediato comenzó el lobby no solo de Merkel sino del presidente Steinmeier en busca del tan anhelado consenso. A pesar de las posibles coaliciones (y el guiño que de nuevo hizo el SDP), Merkel no descartó la posibilidad de convocar nuevamente a elecciones, pero esto supondría una jugada riesgosa que podría traer más problemas que soluciones. Dado que, unas nuevas elecciones podrían acrecentar la brecha electoral entre los socialdemócratas y los conservadores, dándole un mayor margen de maniobrabilidad al partido de Alexander Gauland, que ya se consolidó como tercera fuerza, en un país que sobrevivió a su propia secesión pero que aún no termina de cerrar las heridas que dejó el Tercer Reich.
Europa no se enfrentaba con una crisis humanitaria tan severa desde la posguerra, caracterizada entre otras cosas por el alto flujo de inmigrantes provenientes de África y el oriente medio y la apatía de muchos estados miembros de la UE a recibir dichos inmigrantes, con el agravante además de que muchos yihadistas entran a Europa camuflados de refugiados y esto ha generado una situación de pánico que han aprovechado grupos de ultraderecha como bandera de campaña. Sebastian Kurz del Partido de la Libertad Austriaca (FPÖ) Geert Wilders en Holanda, o Paweł Kukiz en Polonia son solo algunos casos emergentes que preocupan a los defensores de derechos humanos, analistas y activistas de izquierda. De las agitadas masas, de este descontento coyuntural nace Alternativa para Alemania, partido que se consolidó como tercera fuerza en el Bundestag tras alcanzar una alta votación en dichas elecciones.
Alternativa para Alemania es un partido que se caracteriza por su oposición a la dependencia de Bruselas, su programa tiene una marcada ideología euroescéptica, xenófoba y anti islámica que pretende no solo la salida de Alemania de la Unión Europea sino del Euro como divisa para regresar a la moneda clásica: el Marco Alemán, promueven además la expulsión de los musulmanes y detener la asistencia económica a los países pobres dentro o fuera del viejo continente.
El 14 de abril de 2013, antes de las parlamentarias, se celebró el congreso fundacional de dicho partido en la capital del país. Con la asistencia de sus máximos dirigentes se selló el acuerdo partidista. A dicha reunión asistieron entre otros: Bernd Lucke quien se desempeña como Profesor de Economía de la Universidad de Hamburgo, el abogado, publicista y político ex militante del CDU Alexander Gauland y el periodista Konrad Adam del periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung con sede en Fráncfort del Meno. En diversas declaraciones los AfD en cabeza de Gauland han afirmado que: «Hay que cerrar el Mediterráneo. Los barcos del ejército alemán deberían patrullar esas aguas y ocuparse de que los ilegales que crucen sus aguas sean devueltos en el momento a las costas del norte de África[2]» para ellos no existe la ayuda humanitaria ni la mancomunidad de naciones. Su lema, parodiando a Trump, es el de “Alemania Primero”
Lo preocupante es que muchas personas en Europa piensan de forma agazapada como Gauland y el descontento hacia los inmigrantes crece con cada acción terrorista en territorio europeo, con cada violación o asalto callejero (mientras estos países del primer mundo ignoran con pasmoso desdén lo que ocurre en otras latitudes) esto sin duda otorga credibilidad a los argumentos de una extrema derecha que se organiza y se prepara para una eventual llegada al poder en el próximo lustro, ante una incompetente Europa que se resquebraja lentamente. Ojalá que la llegada de la ultraderecha al poder no signifique en un futuro cercano (ni lejano) el resurgimiento de los totalitarismos ni mucho menos un nuevo holocausto. La historia no puede soportar más sangre.
[1] https://www.destatis.de/DE/Startseite.html
[2] Tomado de: http://www.abc.es/internacional/abci-alexander-gauland-alemania-primero-201708241717_noticia.html Recuperado en: 28 de noviembre de 2017