¿Por qué buscas excusas rebuscadas que ya has usado? En 2004 dijiste exactamente lo mismo que dices hoy y además hiciste exactamente lo mismo que haces hoy: pataleas por un fraude que estaba claro desde mucho antes de las elecciones. En 2004 podías excusarte en el hecho de que las maquinitas eran nuevas y que de verdad no estabas preparado para el fraude. Pero todos los años después ya lo sabías todo.
¿Por qué sigues en esto entonces?
Ya sabemos cómo es la ruta post electoral: Hablar de carómetro, fingir caras. Veladamente hablar de resultados «tenemos 59% de razones para estar felices». Sacar tuits dando las gracias. Sale Tibisay a matar la copla. Quedarse en silencio por una hora. Salir y decir «Hay un fraude y lo vamos a demostrar».
Al día siguiente, sigue la ruta: «Hay fraude pero no hay actas para demostrarlo». Luego saldrá el matador de postín a decir: «Debemos entender que sin actas no podemos demostrar este gigantesco fraude que sabemos que existió. Pero demostramos una vez más que sin el fraude no pueden imponerse a la mayoría de venezolanos que los repudia y rechaza».
Y claro está: la lucha sigue. Vienen las municipales.
El problema es que tu te la calas y hasta validas todo eso. Esa dirigencia patética que está allí la pusiste tú. Permites que esté allí. No la criticas, no le reclamas. Más bien, le aplaudes cada estupidez que hace, a sabiendas de que están haciendo estupideces. Le aplaudes las estupideces a Capriles y te dices caprilista. O le aplaudes las ridiculeces a Leopoldo y hablas de fuerza y de fe. O les ríes los chistecitos al viejo zorro y defiendes su posición, porque según tú, Ramos Allup es un político experimentado.
¿Cómo se te puede respetar, si de verdad te sientes representado por Ramos Allup? ¿Qué consideración se te puede tener? Ninguna. Te mereces que te engañen, porque aplaudes a quien te estafa cada vez que lo hace.
Hablas de fraude hoy, pero le permitías a tus dirigentes que te pusieran a pelear con el que no quería votar. Insultaste a todo aquel que advertía del proceso fraudulento, de la denuncia de Smartmatic y del sistema electoral más fraudulento de la historia de la humanidad. Insultaste amigos, los llamaste chavistas por denunciar, vaya paradoja, al fraude cantado del chavismo que tu quieres denunciar hoy. ¿No te da pena todo lo que hiciste contra amigos y familiares, por defender la posición de los estafadores seriales que tienes de dirigentes, a los que eres capaz de defender en sus tropelías?
Te dices caprilista y denuncias un fraude hoy, cuando tienes de líder a un tipo que en 2013 denunció un fraude que después prefirió no seguir reclamando «para evitar un baño de sangre» que igual ocurrió. Es decir, aplaudes a un cobarde y andas por allí por la vida dando clases de ciudadanía.
Te dices leopoldista, pero sigues a un tipo que llama a la gente a la calle, le disparan a la gente, lo culpan de asesino y él va y se entrega. Dice que lo están torturando y maltratando en la cárcel, pero le da tiempo de preñar a la mujer. Llama a la desobediencia, a comer candela, a luchar hasta el final y le dan casa por cárcel, desde donde te manda a votar. Y tu lo defiendes, a pesar de todo eso.
Te dices opositor pero aplaudes a cuanto chavista asesino, narcotraficante y violador de los derechos humanos salta la talanquera. No solo los aplaudes, sino que te parece bien que los entrevisten, que los reciban en actos opositores y además te parece genial que sean candidatos opositores en Aragua, en Lara o donde toque. Has sido capaz hasta de aplaudir a tus propios verdugos, a los que te dispararon cuando marchabas o a los que te negaron justicia. Hasta a eso llegaste.
Sabías del fraude electoral, pero dices que hay que votar igual. «Hay que votar porque no tenemos fusiles». «Hay que votar porque debemos obligarlos a que nos hagan el fraude, debemos demostrarlo una vez más». «Con testigos no hay fraude». «Si participamos no habrá fraude». «No votar es entregarse». «Hay que perder jugando, no por forfeit». Todo eso y mucho más le escuchaste a los opinadores que te daban ideas para validar tu postura inmoral. Todo eso y mucho más repetiste.
Quería escribirte estas líneas a ti, porque de verdad estoy mamado de tu estupidez. De tu búsqueda de excusas para esconder tu miseria, tu bajeza. No busques culpables: tu eres el culpable. No intentes demostrar el fraude, solo mírate al espejo: tu eres el fraude. Has fracasado como ciudadano. No eres un ciudadano porque no tienes valores, no te respetas, no defiendes a la República sino a tus intereses magros.
Tus intereses mezquinos. Tu cupo de viajero antier, la banderita de tu partido ayer, la fotico de tu líder, tus ganas de tener la razón a pesar de las evidencias que te la quitan. Mandas por cadenas de whatsapp cuanta estupidez escriben los Leonardos Padrón, los Laureanos, los Carlos Raúl o los cincuenta estúpidos de lengua larga y bolsillo corto que te ayudan a validar tu posición.
Acuérdate de todas las veces que insultaste a amigos y familiares que decían que no se podía creer en ese CNE y que no se debía votar. Acuérdate de eso cada vez que hables de fraude.
Acuérdate de todo lo que has callado estos años y de todo lo que has permitido, con tu voto, con tu apoyo, con tu silencio, con tu anuencia.
Prepárate a ver a tus hijos yéndose y a tus nietos naciendo en el extranjero, los verás solo por fotos y por Skype. Prepárate para ver a tus padres y abuelos muriéndose por falta de medicinas. Y cuando los llores, llóralos sintiéndote culpable, porque lo eres.
Sigue defendiendo lo indefendible. Cobarde. Es lo único que te queda. Perdiste la República en la que naciste, simulas vivir en democracia y te sientes feliz con eso.
No se te ocurra irte del país. Llevas en tu frente la marca del que colaboró en la destrucción de tu propio país. Donde vayas, te repudiarán por eso, por haber sido parte. Por callar. Por aportar.
El fraude eres tú. Hay que salir de ti. Yo pensaba que había que salir de la MUD para salir del régimen. Pero ahora que lo veo bien, el problema eres tú. El problema de la falsa oposición es el falso ciudadano que la sustenta. Tú eres un falso ciudadano.
Cuando salgamos de los falsos ciudadanos, saldremos de la falsa oposición. Ojalá el proceso nos sea leve. Ojalá la sombra de la tragedia no nos arrope con su negro manto como le pasó a los alemanes, a los japoneses, a los yugoslavos. Ojalá no tengamos que esperar que toda tu generación se muera para poder ver la salida, porque será más largo que en Cuba, donde aún hay vejestorios validando al castrismo. Ojalá sean tus hijos y tus nietos los que logren desatar las cadenas. Porque tú, sinceramente falso ciudadano, no crees en eso. Tú estás feliz con tus cadenas.
Siento un gran dolor de Nación. Yo me quedé sin Nación, hace rato. Y tengo que compartir gentilicio contigo, porque el pasaporte no hace distingos entre los que entregaron la República y los que nos resistimos a entregarla. Debo vivir con la vergüenza de ser tu compatriota.
Y te das el tupé de buscar culpables, hoy.
Deja de buscar culpables. La culpa la tienes tú, que sabes lo que hiciste, aunque te hagas el héroe. El fraude eres tú.