Tenemos a un candidato de fe en la religión, la cual quizá le habrá hecho sentir el ser candidato a la presidencia de Colombia; un candidato que está dispuesto a mucho con tal de mantener su imagen positivamente en la opinión pública; una persona de ideas conservadoras y de pensamiento cerrado, en un país al que le urge inmediatamente una transformación radical. Tenemos a un ex procurador, que hizo dudosa su reelección y que fue destituido, que para 2014 ya tenía la popularidad por el suelo y no pudo elevarla más.
Por mucho tiempo hemos escuchado “Colombia necesita a alguien nuevo, a alguien que tenga rectitud de intención, que nos ayude a prosperar y a desarrollarnos como país, no a hundirnos más” y Alejandro Ordoñez nos ha mostrado que a pesar de ser una persona con amplia carrera política y experiencia, expresa muy vagamente intenciones de un eficaz plan de gobierno para Colombia. A pesar de que tiene mano dura para sus anuncios y para sus decisiones esto se ve opacado por la corrupción, hipocresía, y de sed de poder que hemos podido ir evidenciando conforme pasan las cosas.
Si bien, lanzó su candidatura con la intención de asemejar al presidente de los Estados Unidos y a su política, teniendo en cuenta su gran semejanza en cuanto a lo que confiere a lo conservador. Sin embargo la audacia en las decisiones y la firmeza en el discurso que tiene Donald Trump no la tiene todo el mundo, y no es un secreto que este no es un presidente muy popular, sin embargo es de admirar la dureza de su postura sea la que sea.
A pesar de que puede ser un gran padre, un gran esposo, o una gran persona según algunos, no es lo que se podría decir el gran líder. Puede tener muchas virtudes personales, pero políticamente la virtud la hace la transparencia, el respeto por el otro por encima de todo ideal que se tenga y es una construcción o una reconstrucción personal y pública que toma tiempo, y Alejandro Ordoñez ya tiene los años contados en la política colombiana de no cumplirse su propósito de llegar a la Casa de Nariño.
Queda en manos de cada uno de los colombianos la decisión y el voto bien evaluado anteriormente. Si lo que quieren es un giro de lo que hoy conocemos como Colombia tienen toda una baraja de candidatos para tener en cuenta téngase la postura que se tenga se debe ser estrictamente objetivo y calculador de muchos rumbos que podrá tomar el país en el 2018. Vengase lo que se venga en un futuro, no lo quiero bajo Ordoñez.