Politizar el Metro significa perder una de las pocas instituciones públicas que ha demostrado tener que lo público puede tener capacidad técnica y presentar alta percepción de favorabilidad entre los ciudadanos. Sin embargo, nos preocupa que los vientos suenan a jugadas políticas en la institución, que conllevarían a convertirla en un fortín burocrático y resquebrajar su vocación y fortaleza técnica.
La Gerente del Metro de Medellín, Claudia Restrepo fue elegida en el 2015, gracias al apoyo que tuvo del presidente Juan Manuel Santos y su cercanía con el ex alcalde Aníbal Gaviria y el ex gobernador Sergio Fajardo. Sin embargo, con el cambio de las administraciones las cosas no marcharon bien. Ya que, difíciles discusiones se presentaron en la Junta Directiva de esta importante institución, compuesta por representantes de los 3 niveles de gobierno.
Nuestro mensaje va más allá de si han existido diferencias entre la Gerente y la Gobernación -que las hay – y un caso concreto fue la orden del Área Metropolitana para que el Metro funcionara gratis-. Empero, el debate radica en la importancia de tener una empresa de transporte netamente técnica y no política. Cuando el gerente de una empresa no puede permanecer en el cargo, incluso, por más de un año, estamos ante un problema de estabilidad para ésta.
Hoy, por presiones de la Gobernación de Antioquia, renuncia la Gerente del Metro. Mañana, si no hay una articulación entre gobernación y alcaldía y si se continúa con luchas y conflictos políticos, serán otras las instituciones y proyectos que se vean amenazados. Extendemos un llamado de atención a los entes territoriales y el gobierno nacional: !No politicemos las empresas estatales!
Politizar las empresas del Estado lo único que garantiza es que se conviertan en fortines burocráticos, clientelares y potenciales centros de corrupción. Además, legítima los discursos que señalan que lo público no puede ser eficiente Los vaivenes políticos y electorales que tengan los políticos de turno tienen que estar alejados de la estructura administrativa del Metro. Lo que pasó esta semana es sólo la muestra del peligro que corren todas las empresas estatales: ser politizadas.
Comentar