Pet Sounds, 50 años de rock hecho arte

Al líder de los Beach Boys, Brian Wilson (Inglewood, California, 1942), le dio un ataque de pánico a bordo de un avión. Era 23 de diciembre de 1964 y Brian se dirigía de Los Ángeles a Houston. Allí su banda, integrada por sus hermanos Carl (Guitarra), Dennis (Batería), su primo Mike Love (voz) y un amigo de infancia llamado Al Jardine (Guitarra), daría un concierto como parte de la gira promocional de su sexto álbum, All Summer Long.

Al líder de los Beach Boys, Brian Wilson (Inglewood, California, 1942), le dio un ataque de pánico a bordo de un avión. Era 23 de diciembre de 1964 y Brian se dirigía de Los Ángeles a Houston. Allí su banda, integrada por sus hermanos Carl (Guitarra), Dennis (Batería), su primo Mike Love (voz) y un amigo de infancia llamado Al Jardine (Guitarra), daría un concierto como parte de la gira promocional de su sexto álbum, All Summer Long.

Mientras volaba, Brian comenzó a escuchar unas voces en la cabeza. De repente, se paró de su asiento y corrió desesperado por el pasillo. Pidió a gritos que el avión se detuviera e imploró estar al lado de su esposa, Marilyn Rovell, para silenciar ese coro infernal que lo tenía al borde del colapso.

No era la primera vez que escuchaba voces en su cabeza. Según la periodista Paulina Moreno, Brian sufría “principalmente de alucinaciones auditivas, los primeros reportes que se tienen de estos eventos son del año 1963”.

-El paciente escuchó voces indistintas y gritos mientras dormía, él creía que la única forma que tenía para no escuchar estas voces era seguir trabajando y produciendo música. Esta creencia es consistente a su llamada “compulsión” para escribir música y con la sensación de enfermedad y ansiedad que lo poseían cuando no lo hacía-, agrega Moreno en un artículo publicado el 4 de mayo de 2015 en el sitio web de la emisora mexicana NoFM.

Brian Wilson, vocalista y fundador de los Beach Boys.
Brian Wilson, vocalista y fundador de los Beach Boys.

Estas alucinaciones fueron causadas por las destructivas críticas que le hacía su padre, Murry Wilson. Murry era un compositor fracasado, que a pesar de no creer en el talento musical de Brian, se autoproclamó manager de los Beach Boys con el único objetivo de engordar su billetera.

A los conflictos con su padre, se sumó el estrés acarreado por las presentaciones, grabaciones y otros compromisos de la banda. Al respecto, los periodistas Helena Celdrán y José Ángel González en su artículo 50 años de los Beach Boys: el loco sigue siendo el objetivo, afirman lo siguiente:

-Entre diciembre de 1961 y octubre de 1966, cuando tenía entre 19 y 24 años, Brian Wilson dirigió, compuso, arregló, cantó, tocó y produjo 41 discos sencillos y 12 elepés para Los Beach Boys. Casi todos fueron grandes éxitos en ventas y consolidaron un sonido inequívoco basado en el ideal de California.

Por si fuera poco, la deteriorada salud mental de Brian se agravó con el consumo de LSD y marihuana. Aunque en un principio lo hizo para abrir la mente al momento de componer música, terminó consumiendo estas sustancias con el pretexto de evadir la penosa realidad que lo aquejaba. Brian no tuvo más opción que hacer un alto en el camino, no sin antes despedir a su padre y liberarse de sus abusos. Suspendió las presentaciones con los Beach Boys y por tiempo indefinido se encerró en su casa a descansar. Sin embargo, el descanso duró poco.

En 1965 los Beatles publicaron Rubber Soul, su sexto álbum de estudio. Hasta ese momento los álbumes de las bandas eran un embutido de éxitos radiales sin ton, ni son. Pero el cuarteto de Liverpool decidió salirse de esa fórmula y unir de forma coherente 14 canciones inspiradas en el folk de Bob Dylan como In My Life, Michelle o You Won’t See Me.  Todas ellas contaban una historia sólida, sin baches, y Brian quedó impresionado cuando las escuchó, al punto de que se propuso hacer un álbum que superara a Rubber Soul.

-Realmente no estaba preparado para algo así. Parecía como si todo el contenido del álbum formara un conjunto. Rubber Soul era una colección de canciones […] que de alguna manera se fueron conjuntando como en ningún álbum antes hecho, y quedé muy impresionado. Le dije a la banda: Eso es todo, realmente me siento desafiado a hacer un álbum mejor-, le comentó Brian al periodista Robert Stevens en una entrevista publicada el 24 de octubre de 2007 por el sitio web wsws.org.

Portada de Rubber Soul de los Beatles
Portada de Rubber Soul de los Beatles

Con semejante impulso, Brian, quien perdió la audición del oído derecho debido a los golpes que le daba Murry cuando era niño, dejó de prestarle atención a las voces que retumbaban en su cabeza y se animó a crear un nuevo disco. No quería hablar sobre la playa, el surf, las chicas y otros temas juveniles que hicieron célebres a los Beach Boys. Tampoco quería volver al sonido fiestero que tantos primeros lugares le dio a la banda. Brian estaba dispuesto a reinventarse y marcar un precedente en la historia del rock.

Primero contactó al poeta y publicista Tony Asher, a quien conoció en un estudio de grabación en Los Ángeles, para que lo ayudara a plasmar sus ideas. Ambos trabajaron de forma espontánea en su casa de Beverly Hills; mientras Brian tocaba en el piano cualquier melodía que se le ocurría, Asher lo escuchaba atento y escribía las letras. Sin embargo, los repentinos cambios de humor de Brian, quien dejaba de tocar el piano para ver televisión, tirarse un chapuzón en la piscina de su mansión o ponerse a llorar emocionado por la melodía que acaba de interpretar, tornaron las sesiones un tanto caóticas. Aun así, Asher siempre llegaba al otro día con un borrador de la canción y los dos le pulían algunos detalles.

Wilson y Asher componiendo las letras de las canciones.
Wilson y Asher componiendo las letras de las canciones.

A comienzos de 1966 Brian ya tenía listas las canciones y sus respectivos arreglos. También reunió a experimentados intérpretes, entre ellos el grupo de sesión The Wrecking Crew, para realizar las piezas instrumentales. Era exigente y por eso los músicos tuvieron que tocar varias veces sus instrumentos para lograr el sonido que él quería.

Guillermo Mittelbrunn, en su artículo The Beach Boys. Capítulo 8 (1965-1966). “Pet Sounds”, el disco, describe así las sesiones con los músicos:

– Brian sabía lo que quería y era capaz de hacer repetir a un prestigioso percusionista un ritmo de maraca hasta la extenuación, tenía toda la música en su cabeza y quería que sonase tal cual. “Quiero que esa maraca suene como si fuesen las joyas de una pulsera en el brazo de tu chica”. Frank Capp, el prestigioso percusionista, cerró los ojos y esa toma, la enésima, fue perfecta.

Era el tipo de instrucciones –continúa Mittelbrunn– que Brian les daba a los músicos, les pedía “colores”, “llantos”, “amor”, “pasión”, “rabia”, “ternura”. Empezaba dándoles instrucciones musicales precisas, pero luego necesitaba que hicieran realidad lo que él tenía en la cabeza y no tenía otra forma de expresarlo. Chuck Britz recuerda como “era curioso ver a ese muchacho imberbe hablar con los mejores músicos de sesión de Los Ángeles y les pedía que un violín llorara”. Como dijo George Martin, productor de los Beatles, “lo que hizo Wilson está al nivel de Mozart o Bach, o superior, porque ellos trabajaban la música, pero Brian consiguió meter colores en ella, llevó el color a los sonidos”. Quería que todos los músicos (hasta 40) estuvieran presentes en todas las sesiones, quería fomentar el grupo y la mística de la grabación. Cada toma buena acababa con una ovación general. “No sé cómo lo hacía, es como una fusión de Bach con Beethoven”, decía el guitarrista Jerry Cole. “Nosotros sólo escuchábamos la base, pero él era capaz de imaginar todo, cuerdas, voces. Lo escuchaba todo desde dentro”, recuerda el acordeonista Carl Fortina.

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Cuando el resto de la banda llegó de una gira por Asia y Hawái, Brian ya tenía listas seis canciones. Carl, Dennis, Mike y Al no estaban muy convencidos con este nuevo proyecto, ya que era diferente a lo que estaban acostumbrados. Le preguntaron cómo interpretarían los complejos temas en vivo y sentenciaron que no serían exitosos. Brian los convenció y al final todos accedieron a terminar lo que faltaba del disco.

Las sesiones de grabación duraron cuatro meses y se realizaron en los estudios Gold Star Studios, United Western Recorders y Sunset Sound de Los Ángeles. Brian decidió ponerle a su obra el nombre de Pet Sounds en homenaje al productor Phil Spector, creador del muro de sonido (Wall of sound), una técnica de producción que consiste en superponer varias pistas de acompañamiento para crear un sonido denso.

El álbum fue llevado al sello Capitol Records, que lo presentó oficialmente el 16 de mayo de 1966. Pese a las expectativas de Brian, Pet Sounds fue un completo fracaso en ventas. En las listas de Estados Unidos ocupó el puesto diez, mientras que en el Reino Unido obtuvo el modesto número dos. Por esos caprichos musicales e históricos que a veces son difíciles de explicar, Pet Sounds fue reconocido muchos años después como un capítulo esencial de la música hecha en el vertiginoso siglo XX.

Los Beach Boys en el zoológico de San Diego durante la sesión fotográfica para la carátula de Pet Sounds.
Los Beach Boys en el zoológico de San Diego durante la sesión fotográfica para la carátula de Pet Sounds.

¿Por qué hacer toda esta introducción para decir que Pet Sounds es una obra maestra? Bueno, porque gracias a la delirante genialidad de Brian hoy, cincuenta años después, seguimos escuchando esta joya del rock y celebrando su belleza.

A nivel musical Pet Sounds es sumamente rico. Tiene un sonido arriesgado y diverso que supera a los monótonos riffs de guitarra, los predecibles golpes de batería y otras fórmulas antes concebidas. Este sonido fue hecho con varios instrumentos impensables para una banda de rock: banjo, bongos, clarinetes, clavicordio, clavicémbalo, contrabajos, flautas, instrumentos árabes, órgano Hammond, timbales, vibráfonos, violines y otros más. Además, se utilizaron botellas de gaseosa, timbres de bicicleta, ladridos de perro y sonidos de un tren que pasa. Las complejas armonías vocales de Brian y sus compañeros, así como los constantes cambios de tonalidades, complementan este paisaje sonoro que tiene reminiscencias a la música barroca, el jazz y la psicodelia.

Brian dando indicaciones en una sesión de Pet Sounds.
Brian dando indicaciones en una sesión de Pet Sounds.

En cuanto a las letras de las canciones, 14 en total, hay que destacar que estas son más elaboradas y reflexivas. Por ejemplo, Wouldn’t It Be Nice, tema con que inicia el disco, habla de lo maravilloso que sería casarse a una edad más adulta. God Only Knows, el momento más espiritual de Pet Sounds, deja a la imaginación qué pasaría si esa persona amada nos dejara. Una respuesta que al parecer solo conoce el Ser Supremo. Hay un dato curioso y es que los Beach Boys no estaban seguros de utilizar la palabra Dios en la canción, ya que en el rock nadie lo había hecho y temían generar disgustos y malinterpretaciones. Sin embargo, la dejaron y los censores no se les vinieron encima.

Por su parte, I Just Wasn’t Made for These Times trata sin tapujos el incómodo tema de la depresión y habla de alguien que se siente triste al no encontrar un lugar donde pueda encajar. Caroline, No es un lamento dirigido a los amores que pierden su brillo, mientras que Hang On To Your Ego ataca a quienes se refugian en su zona de confort y creen que pueden medir a los demás con la misma vara. Muchas de estas canciones están inspiradas en las accidentadas experiencias personales de Brian, aunque quien las escuche también ha sentido el amor, la alegría, la tristeza y otras emociones latentes en ellas.

La riqueza de Pet Sounds no sólo está en su sonido experimental o en sus letras introspectivas. Este álbum demostró que el rock puede ser un arte con letra mayúscula y que a la hora de hacer música no hay límites. Además, abrió el camino para que otras agrupaciones como Genesis, Pink Floyd o Depeche Mode trascendieran sus búsquedas sonoras.

Brian Wilson durante la gira de aniversario de Pet Sounds que arrancó en Nueva Zelanda y pasará por Estados Unidos, Inglaterra, Australia, España, Japón, Israel y otros países.
Brian Wilson durante la gira de aniversario de Pet Sounds que arrancó en Nueva Zelanda y pasará por Estados Unidos, Inglaterra, Australia, España, Japón, Israel y otros países.

Hoy conmemoramos el cincuenta aniversario de este disco y por los extensos artículos que se han escrito sobre él puede concluirse que seguirá vigente por mucho tiempo. Razones de sobra tiene para serlo, es un disco luminoso y sombrío, bello e incómodo a la vez. Mejor dicho, enaltece los sentidos, pero también los pone a prueba.

Hasta el mismo Paul McCartney, el genio creativo de la banda inglesa que Brian se propuso superar, reconoce sus méritos:

– Pet Sounds fue realmente impresionante. Me encanta este álbum. Le he comprado a cada uno de mis hijos una copia de este disco. Creo que nadie puede tener una educación musical si no ha escuchado este álbum. Me gusta la orquesta, los arreglos y tal vez parece exagerado si digo que este disco es el clásico del siglo, pero para mí es sin duda un disco clásico que es inmejorable en muchos sentidos. Creo que fue realmente la gran influencia que me hizo grabar el Sgt. Pepper’s-, concluye el ex Beatle.

Felipe Sánchez Hincapié

Medellín, 1989. Artista plástico, periodista, melómano y fumador empedernido. Ha participado en diferentes exposiciones realizadas en Medellín como Castilla pintoso, organizada por el colectivo venezolano Oficina # 1, en marco del Encuentro Internacional Medellín 07 (MDE07). Hizo su práctica en el periódico El Mundo de Medellín y ha publicado sus textos en publicaciones como Cronopio, Revista Prometeo, Cartel Urbano y Noisey.

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