Me encuentro en medio de algo parecido a una selva, un mundo distinto o cualquier cloaca oscura y tenebrosa que algún ciudadano como yo podría imaginarse, mi ubicación, incluso, a los oídos de cualquier ciudadano de a pie suena peligrosa al saber que son las 11:00pm aproximadamente, es ese lugar, lleno de historias que solo producen miedo, en medio de seres humanos tan visibles pero aquella visibilidad tan efímera que con un parpadeo desaparece.
Podrían decir que en ese lugar solo se cultiva la criminalidad y la drogadicción, el mugre y la falta de valores morales. El frio se apodera del lugar, algunas fogatas alumbran el gris de las columnas, jugando ‘’cajita’’ se ameniza el rato y se deja a la suerte el dinero para ajustar para comprar la papeleta, algunos arman el ‘’zuco’’ recogiendo en él, las cenizas del anterior cigarrillo, el cambuche ya está armado y así, la dormida asegurada, si es que el ‘’zuco’’ los deja dormir, pocas amistades, pero mucho amor, poco gamín y mucho trabajador, caras cansadas, pero alegres cuando saludan, viviendo el día a día, sin saber qué traerá el mañana. Recorro el lugar, tan solo observando en silencio, aprendiendo y saludando en el camino a los ya conocidos, un moreno de rastas me mira de reojo, el saludo no dio espera, Franklin, un ser humano con capacidades grandiosas y respetado por sus compañeros, rasgos marcados, nariz redonda, sonrisa constante y un sabor propio del color, comenzamos a hablar sobre su vida, el amor al baile, hablamos de la situación sociopolítica del país y aproveché para conversar de la situación de ellos y lo que la sociedad pensaba, entre risa y risa el tema concluye con grandes ánimos por un mejor futuro , abrazos y apretones de mano marcan la despedida.
En el camino me encuentro con Martha (Le encantan las fotos y conversar), se asoma el cambuche de la ‘’mamita’’ y con alegría nos acercamos para entregarle el segundo bastón que le regalábamos, quizás usted le compró verdura cuando ella trabajaba en La Minorista; ‘’La machis’’ caminando con sus chiclets para “recoger pa’ la pieza” como diría, con una alegría inmensa cuando nos veía y motivada para abandonar las calles, ella quien la ve, levanta manes por montones, a donde llega consigue, mejor dicho. ‘’Escaparate’’ con su pelo color pibe Valderrama y su mal genio constante, estaba cuidando una retroexcavadora de una obra que arreglaban al lado, “¡ey!, tráeme la aguapanela” – decía, yo le hacía caso y regresaba por el medio de los invisibles para cumplir el mandado, una despedida simple era común con ella.
El viejo Óscar alias ‘’libro’’ salió de su casa a los 11 años, no terminó sus estudios, vivió mas de 30 años en la calle y es escritor, “El Libro De La Calle” viene de esa barba canosa y larga, mucha alegría y sabiduría, nos despedimos con una promesa, enseñarle a manejar el computador para continuar con la redacción de su próximo libro.
Francacheli, un ciudadano paraguayo con 5 idiomas en su cabeza y varios títulos universitarios, muy concreto, silencioso, y claro, había que pedirle que hablara en otro idioma, a lo que accedía, en ocasiones le pedíamos que hablara en arábigo pero no teníamos como comprobar si lo hacía bien o no.
Doña Olga, mi viejita, una abuela que vende tinto, cigarrillos y dulces en su carrito de ruedas rotas; morena, bajita, con cabello color ceniza, un lunar con unos cuantos pelitos que sobresalen y un amor típico de una madre, hermosa, ancestral, fui a saludarla ese día como de costumbre, con un tarro repleto de aguapanela y varios panes, conversamos sobre sus achaques propios de su edad, sus hijos que poco se preocupan por ella, indagaba sobre su trabajo y como le estaba yendo, ella, como mi abuela, averiguaba cómo iba mi vida, el trabajo y la labor social, nos despedimos y ella le cambió el rumbo a la despedida, me dice en medio de un abrazo ‘’te quiero’’ y me lleno de energía, yo más, le respondí, no pude evitar abrazarla de nuevo, me fui sorprendido, con un profundo amor hacia ella; en el camino nos encontramos al mueco, a la morena de la sonrisa hermosa, a ‘’Cindy’’, a ‘’Daniel’’, a el ‘’Apá’’, nos encontramos hasta al ‘’diablo’’ que tenía la capacidad de pasar su cigarrillo encendido de afuera a dentro de la boca sin usar las manos, siempre muy loco, siempre en movimiento, siempre cuidándonos.
Médicos(‘’ladrones’’), deportistas(‘’Sucios’’), Madres(‘’Mal olientes’’), artistas(‘’adictos’’), abuelos(‘’inmorales’’), negros(‘’inservibles’’), escritores(‘’asesinos’’), intelectuales(‘’Violadores’’), hijas(‘’peligrosas’’), amas de casa(‘’desechables’’), habitantes de calle, al fin y al cabo (sarcasmo)
Finaliza una noche mas, en la selva gris y oscura, en el mundo nuevo, en la cloaca ya penetrada, en el mundo de los invisibles, en medio de historias, risas, amores, miedos, agradecimientos y miradas, de ‘’mi Dios le pague’’ y ‘’¿me regala otro pan?’’ .
Claro, como lo dije, allá hay médicos, deportistas, madres, padres, artistas, hay negros o blancos, intelectuales, amas de casa, hay escritores, allá hay mal olientes, sucios, inmorales, peligrosas, adictos, sucios, y obvio, uno que otro ladrón y con demás antecedentes, como los hay en la ‘’sociedad de bien’’.
Diversidad en su máxima expresión, pero hay en algo en que no son tan diversos y ese día pude descubrirlo, no pueden serlo porque ya lo son, no deben reclamarlo porque ya lo tienen, ¿pero porque será algo tan ignorado? ¿Por qué tendremos que reclamarlo como nuestro? ¿Por qué si está ahí? Porque ante el prejuicio arrebatamos la dignidad, y nos olvidamos que antes de ser médicos o adictos son PERSONAS, sucias personas, inmorales personas, mal olientes personas pero, personas, personas, personas.
Allí me encontraba, en medio de los invisibles, rodeado de oscuridad, allá donde las personas.
Ubicación: Bajos del puente Horacio Toro. Medellin- Colombia ‘’Allá donde las personas’’
@Aguapaneleros_medellin
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