“Que a mi patria la fundaron a golpes y cachetazos, cuántas voces se callaron a machete y a balazos, cuántas voces se callaron país a machete y a balazos…ay país, país, país” Piero
Esta es la segunda democracia más vieja de América Latina, es también la democracia más burlada y la mas violada por las expresiones, movimientos e ideologías políticas que se han glorificado y se han diosificado por encima de la misma Constitución Política, la cual sustenta tal espejismo llamado “democracia”.
Este país ha asistido a la decadencia de una política sin principios, sin decencia, sin ética y sin coherencia. Colombia ha tenido que padecer en diferentes momentos históricos los caprichos y odios personificados entre mandatarios y ex mandatarios, militancias bipartidistas, promesas políticas y realidades adversas convertidas en demagogia política.
Esperemos pues, que este país no tenga que ver el naufragio de un intento más para superar una de las guerras internas más longevas del mundo.
¡El Uribismo, un peligro inminente para el proceso de paz! Y es que no queda nada difícil comprender que cada paso que dan los diálogos, lo da en medio del inminente riesgo que le representa el Uribismo como máxima oposición en el Congreso y en la opinión pública, es claro que este sector político que a gritos pide “Paz Sin Impunidad”, lo hace de manera cínica, pretendiendo negar que su gobierno de 8 años otorgó impunidad al paramilitarismo en la “desmovilización” de este durante el proceso de “Justicia y Paz”.
Este mismo gobierno dejó impunes a empresarios y empresas firmemente comprometidas con el sustento económico de las grandes estructuras paramilitares ubicadas en las zonas de inversión productiva de interés comercial y de desarrollo empresarial, le dio plena impunidad a los militares y agentes de seguridad del Estado involucrados en prácticas de desplazamiento, detenciones y desapariciones forzadas. También le dio impunidad a los más de 3.000 “Falsos Positivos” responsabilidad de la connivencia entre las Fuerzas Armadas del Estado y el paramilitarismo.
No puedo evitar mencionar que el actual mandatario, Juan Manuel Santos, fungió como Ministro de Defensa en los dos periodos presidenciales de Álvaro Uribe.
Cada uno de los alaridos que sale a dar Álvaro Uribe Vélez, su círculo político y su fanaticada, dejan claro su resentimiento a causa de la derrota en las urnas y que aún no aceptan que una propuesta de paz de la Unidad Nacional -donde no quieren mucho al Uribismo- gane ante los gritos de guerra de la ultraderecha de esencia paramilitar. El Uribismo como doctrina política no ha hecho más que sustentar prácticas y discursos guerreristas, posan de democráticos y, PATRIOTERAS aún cuando fue ese gobierno de dos períodos en que la bandera de desarrollo y gestión fue la privatización de los recursos públicos, la negociación y la entrega de privilegios a las grandes multinacionales mineras y extractivistas.
Fuel el gobierno Uribista el que sacrificó en los altares del TLC las dignidades obreras, el que dejó como resultado de su gestión de seguridad los crímenes de lesa humanidad y de Estado más aberrantes de la historia colombiana. También fue el que condenó a la miseria y a la muerte a La Guajira y al resto del país.
El gobierno Uribista se caracterizó por su sistemática persecución y criminalización a la oposición política, al periodismo detractor, a los sectores sociales, campesinos e indígenas disidentes a este gobierno. De eso dan cuenta los informes de diferentes organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos
El Uribismo dice a gritos que se le entregará el país al terrorismo de las FARC y al comunismo «Castrochavista», tesis y/o corriente política inventada en los delirios de odio de María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, José Obdulio y el mismísimo Uribe. Me pregunto, ¿cuál país se va a entregar? Si 8 años de un gobierno Parapolítico dejó en ruinas a esta vieja democracia latinoamericana. Con la infamia y la nada fundamentada idea de que a los guerrilleros desmovilizados se les pagará $1´800.000 han querido acrecentar la desconfianza del pueblo colombiano en el proceso. ¡Claro, es que el que las hace se las imagina! O ¿Ya olvidó Paloma Valencia y toda la colectividad Uribista que en el gobierno Uribe a los paramilitares les pagaron en programas como “Fuerza Joven” en ciudades como Medellín, y que además en el resto del país recibieron grandes beneficios económicos y subsidiarios por su supuesta desmovilización?
Esto no es más que un mínimo recuento de las situaciones que convierten al Uribismo en un riesgo no solo para el proceso de paz, si no para cualquier idea de construir una democracia, una paz con justicia social y dignidad territorial, y es que ahora amparados en las nocivas políticas administrativas, económicas y sociales del gobierno Santos quieren posar de “Santos y Santas” pasando al paredón al gobierno y a su gabinete. ¡Va, como si esta forma de gobierno no fuera la heredada de ellos!
Ahora, invocando derechos que en su gobierno fueron delitos como el de la rebeldía, la movilización social y la oposición política, han convocando una marcha para el próximo 2 de abril, como ya en otras ocasiones lo han hecho (4 de febrero de 2008, 13 de diciembre de 2014, 7 de Agosto de 2015), para expresar su ferviente desprecio por cualquier intento de lograr lo que ellos y ellas no pudieron lograr: la superación de esta antiquísima guerra por medio de las vías políticas en vez de las vías armadas, como bien lo ha querido y pretendido Uribe.
Reconozco que un paso para el fortalecimiento de la democracia, es permitir la expresión de la oposición, pero aun así no se puede pasar por alto que quienes antes se tomaban pueblos y dinamitaban carreteras con cilindros bombas, hoy quieren desde la política construir país. Y que quienes han auspiciado la creación y el sustento del proyecto paramilitar hoy quieran hacer marchas pacíficas para expresar opiniones, son responsables de más del 70% de situaciones y hechos de violencia política en el país.
Esta convocatoria Uribista para una vez más demostrar en la calle que no aceptan otra propuesta que no sea la de la guerra, servirá también para dejar claro que junto con las fuerzas militares, el fantasma del paramilitarismo y los medios de comunicación Caracol y RCN son los enemigos más peligrosos que tiene no solo el proceso de paz, sino el país y la soberanía.
¡Y sí, que marche el Uribismo, que se cumpla la procesión de los apóstoles del paramilitarismo! ¡Que salgan con monumentos de Castaño, Santos y Santiagos, de Palomas, Don Bernas y Obdulios! ¡Qué arenguen sus responsabilidades en crímenes de Estado! ¡Que marchen porque las cadenas, aunque no marchen los esperan, que el 2 de abril suenen las motosierras para recordarle a este país que el Uribismo da cátedra en cómo ser impunes posando de democráticos! ¡Qué marche el Uribismo en pleno el 2 de abril rumbo a los estrados judiciales!
Declaro mi oposición al uribismo y al santismo, y a riesgo de integrar la lista de líderes sociales asesinados en lo que va corrido del año. Reitero que si el uribismo no es juzgado por sus responsabilidades políticas en esta guerra, la paz seguirá siendo un anhelo y no un hecho.
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